El franquismo: cambios políticos y tensiones sociales

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El gobierno de Franco en 1945

El 18 de julio de 1945, Franco procedió a la formación de un nuevo gobierno. Las líneas generales fueron las mismas que el cambio del 42: pérdida cualitativa y cuantitativa de la Falange, mantenimiento de los militares y avance de los católicos, pretendiendo el apoyo del Vaticano y reducir la hostilidad de las democracias occidentales. A su vez se aprueban otras leyes fundamentales destinadas a lavar la cara al régimen, suavizando sus rasgos fascistas. En julio de 1945 se promulgó la tercera ley fundamental: el Fuero de los Españoles. En ella se pretendía imitar las constituciones democráticas, lavándole la cara al régimen para conseguir la aceptación internacional, definiendo al franquismo como una democracia orgánica. Aunque recogía una serie de derechos, no se articulaba un sistema que los garantizase y además se contemplaba la posibilidad de que el gobierno suspendiera temporalmente esos derechos. La cuarta ley fundamental, de octubre de 1945, fue la Ley de Referéndum Nacional, de contenido plebiscitario, es decir, se consultaría al pueblo sobre cuestiones importantes. La quinta fue una de las más importantes; la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947; España se definía como un Estado católico, social y representativo, declarándose constituido como Reino. En esta ley, Franco quedaba como Jefe del Estado vitalicio y podía proponer a las Cortes su sucesor. Don Juan rechazó esta ley, pero en 1948 llegó con Franco al acuerdo de que don Juan Carlos se educara en España.

Los cambios políticos y tensiones sociales

A mediados de los años cincuenta la política autárquica había llevado a una difícil situación económica y la política de los católicos presentaba síntomas de agotamiento, al mismo tiempo que aparecían otros grupos dentro de la Iglesia católica. El detonante político de los grandes cambios que se avecinaban fueron los sucesos de febrero de 1956 en donde hubo enfrentamientos callejeros entre estudiantes contrarios al régimen y falangistas. A finales de la década de los cincuenta la Iglesia no era la institución monolítica que apoya sin fisuras el régimen. Había intelectuales católicos que defendían el desarrollo de las libertades; otros grupos mantenían una lucha obrerista; también estaban los tecnócratas del Opus Dei. En 1957 accedían a un nuevo gobierno con cuatro figuras claves: Navarro Rubio, Alberto Ullastres, Fernando María Castiella y López Rodó (tecnócratas). De la mano de Carrero Blanco, se iniciaba la poderosa influencia del Opus en la España del franquismo.

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