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El Realismo es un movimiento literario que se caracteriza por la búsqueda de la realidad exacta a través de una observación minuciosa de la misma. Se desarrolló a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, y el género más cultivado fue la novela.
El Naturalismo es un movimiento literario que lleva a sus máximas consecuencias el Realismo, fue creado por Zola. Se representan a personajes y ambientes marginales, defendiendo el determinismo del hombre y el materialismo. Sin embargo en España no tuvo mucho éxito porque limitaba la capacidad creadora del individuo, y porque no era compatible con el catolicismo imperante. A pesar de ello encontramos rasgos naturalistas en las obras de Galdós (Fortunata y Jacinta) y Pardo Bazán (La madre naturaleza).
Las principales características del Realismo son: el reflejo de la exactitud y la objetividad, la propia documentación de los autores, la intención social de sus obras y la eliminación de la grandilocuencia romántica.
Así pues nos encontramos con el género más desarrollado del momento, la novela, que surge motivada por diversos autores extranjeros como Tolstoi y Dostoiewski, y gira en torno a la picaresca. Sus principales características son su verosimilitud y carácter descriptivo, la presencia de un narrador omnisciente, el empleo de un estilo indirecto y la gran elaboración de ambientes tanto de paisajes como de personas.
Los principales temas a tratar en las novelas son: el amoroso, el religioso (como oposición al clericalismo), el político, la ciudad y el campo, y la realidad regional.
Aunque los personajes son de todas las clases sociales, predominan los burgueses.
Los autores realistas emplearán un estilo caracterizado por su gran riqueza léxica, en la cual incluirán diversas variedades regionales de la lengua española, así como tecnicismos y diversas expresiones de la lengua oral, a través de un tono enunciativo y lenguaje sencillo.
En el desarrollo de la novela podemos distinguir dos etapas fundamentales: el Costumbrismo (Fernán Caballero y Alarcón) y el Realismo (Pereda, Palacio Valdés, Pardo Bazán, Valera, Galdós y Clarín)
Valera: las principales características de sus obras son: la postura esteticista marcada por la elaboración de ambientes precisos y contemporáneos, pero con una eliminación de los aspectos penosos y crudos, el tema más tratado es el conflicto entre los impulsos humanos y los sentimientos religiosos, en su ideología triunfan las fuerzas vitales, el amor y la felicidad sobre seudomisticismos, y emplea un estilo muy elegante y cuidado. Sus obras más importantes fueron Pepita Jiménez, Juanita la Larga y Doña Luz.
Galdós: Las principales características de sus novelas fueron: la recreación de ambientes y caracteres y el empleo de un estilo espontáneo, expresivo, ágil y sugerente. Tuvo una gran producción literaria, en la cual podemos distinguir dos líneas paralelas: los Episodios Nacionales y sus novelas, y una tercera línea teatral.
Dentro de su producción de novelas destacamos tres etapas fundamentales: Una primera etapa en la que elabora novelas de tesis en las que un personaje moderno se enfrenta a uno tradicionalista (Doña Perfecta y Gloria), una segunda etapa donde elabora novelas realistas en las que muestra un enfoque crítico y progresista del Madrid de su tiempo (La desheredada, Tormento, Fortunata y Jacinta), y una tercera etapa en la que Galdós se inclina por los problemas espirituales (Nazarín y Misericordia).
Por último destacamos sus Episodios nacionales, un nuevo tipo de novela histórica que responde a una documentación previa y a un propósito de objetividad. Ofrece una visión novelada desde la Guerra de Independencia hasta la Restauración.
Leopoldo Alas, Clarín: destaca por su labor de crítico y por su extensa obra narrativa, dentro de la cual sobresale La Regenta, una de las tres o cuatro novelas españolas mejores de toda la historia. En ella se encierra tanto los más graves problemas humanos como un vastísimo panorama de la sociedad de su tiempo. Aunque ésta haya sido considerada como una novela naturalista sólo lo es en la medida que expone la influencia de la presión social en el comportamiento de los personajes. Unifica en ella la perfección constructiva, la seguridad técnica, la precisión del lenguaje, descripciones magistrales y la impresión de objetividad.
El Naturalismo es un movimiento literario que lleva a sus máximas consecuencias el Realismo, fue creado por Zola. Se representan a personajes y ambientes marginales, defendiendo el determinismo del hombre y el materialismo. Sin embargo en España no tuvo mucho éxito porque limitaba la capacidad creadora del individuo, y porque no era compatible con el catolicismo imperante. A pesar de ello encontramos rasgos naturalistas en las obras de Galdós (Fortunata y Jacinta) y Pardo Bazán (La madre naturaleza).
Las principales características del Realismo son: el reflejo de la exactitud y la objetividad, la propia documentación de los autores, la intención social de sus obras y la eliminación de la grandilocuencia romántica.
Así pues nos encontramos con el género más desarrollado del momento, la novela, que surge motivada por diversos autores extranjeros como Tolstoi y Dostoiewski, y gira en torno a la picaresca. Sus principales características son su verosimilitud y carácter descriptivo, la presencia de un narrador omnisciente, el empleo de un estilo indirecto y la gran elaboración de ambientes tanto de paisajes como de personas.
Los principales temas a tratar en las novelas son: el amoroso, el religioso (como oposición al clericalismo), el político, la ciudad y el campo, y la realidad regional.
Aunque los personajes son de todas las clases sociales, predominan los burgueses.
Los autores realistas emplearán un estilo caracterizado por su gran riqueza léxica, en la cual incluirán diversas variedades regionales de la lengua española, así como tecnicismos y diversas expresiones de la lengua oral, a través de un tono enunciativo y lenguaje sencillo.
En el desarrollo de la novela podemos distinguir dos etapas fundamentales: el Costumbrismo (Fernán Caballero y Alarcón) y el Realismo (Pereda, Palacio Valdés, Pardo Bazán, Valera, Galdós y Clarín)
Valera: las principales características de sus obras son: la postura esteticista marcada por la elaboración de ambientes precisos y contemporáneos, pero con una eliminación de los aspectos penosos y crudos, el tema más tratado es el conflicto entre los impulsos humanos y los sentimientos religiosos, en su ideología triunfan las fuerzas vitales, el amor y la felicidad sobre seudomisticismos, y emplea un estilo muy elegante y cuidado. Sus obras más importantes fueron Pepita Jiménez, Juanita la Larga y Doña Luz.
Galdós: Las principales características de sus novelas fueron: la recreación de ambientes y caracteres y el empleo de un estilo espontáneo, expresivo, ágil y sugerente. Tuvo una gran producción literaria, en la cual podemos distinguir dos líneas paralelas: los Episodios Nacionales y sus novelas, y una tercera línea teatral.
Dentro de su producción de novelas destacamos tres etapas fundamentales: Una primera etapa en la que elabora novelas de tesis en las que un personaje moderno se enfrenta a uno tradicionalista (Doña Perfecta y Gloria), una segunda etapa donde elabora novelas realistas en las que muestra un enfoque crítico y progresista del Madrid de su tiempo (La desheredada, Tormento, Fortunata y Jacinta), y una tercera etapa en la que Galdós se inclina por los problemas espirituales (Nazarín y Misericordia).
Por último destacamos sus Episodios nacionales, un nuevo tipo de novela histórica que responde a una documentación previa y a un propósito de objetividad. Ofrece una visión novelada desde la Guerra de Independencia hasta la Restauración.
Leopoldo Alas, Clarín: destaca por su labor de crítico y por su extensa obra narrativa, dentro de la cual sobresale La Regenta, una de las tres o cuatro novelas españolas mejores de toda la historia. En ella se encierra tanto los más graves problemas humanos como un vastísimo panorama de la sociedad de su tiempo. Aunque ésta haya sido considerada como una novela naturalista sólo lo es en la medida que expone la influencia de la presión social en el comportamiento de los personajes. Unifica en ella la perfección constructiva, la seguridad técnica, la precisión del lenguaje, descripciones magistrales y la impresión de objetividad.