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 2.-CARACTERÍSTICAS DEL ENVASE QUE INFLUYEN EN EL CRECIMIENTO DEL BRINZAL

-Potencial de regeneración radicular: para una planta de repoblación, el cepellón es el factor más importante para su supervivencia en el monte. Y dicha supervivencia y posterior crecimiento, están directamente relacionados con la capacidad que tenga el sistema radical para regenerar rápidamente nuevas raíces, parámetro que usaremos muy a menudo y que se denomina, potencial de regeneración de raíces.
Por este motivo, la mayoría de los envases o contenedores, están diseñados (con mayor o menor acierto), para formar un buen sistema radicular en vivero y con ello, tener protegidas debidamente las raíces durante el transporte y hasta su plantación definitiva.
-Tamaño del envase: es el parámetro que influye más directamente sobre la formación del sistema radical,, y por tanto, el contenedor óptimo para un cultivo de plántulas, dependerá principalmente de dos factores:
- el biológico: tamaño de la semilla, esqueje, tamaño y tipo de raíz de la especie a cultivar, el tamaño definitivo del lote de brinzales y las condiciones del entorno donde se vallan a cultivar. y el económico.
-el económico: el coste inicial de los envases, la disponibilidad de los mismos y el espacio de que se disponga para su apilado y almacenamiento.
-Volumen: normalmente en España se usan para planta forestal de una savia, envases entre 150cc y 350cc. En general, los brinzales de frondosas necesitan mayor volumen de sustrato que las plantitas de las coníferas. Debe calcularse de tal manera que sea el óptimo vital mínimo para la raíz, y no excederse en la cantidad, dado que además de aumentar el coste, transportaríamos al monte volúmenes innecesarios.
-Altura: muy importante, dada su influencia en la retención de agua del sustrato, y como espacio vital para el crecimiento de las raíces. Si la altura es reducida, ésta puede ser letal para la planta.
A mayor altura del envase, mejor drenaje del medio de cultivo.
-Forma o configuración: La mayoría de los envase han sido diseñados circulares, rectangulares, hexagonales o cuadrados, teniendo la mayoría de ellos una configuración, de boca a fondo, cilíndrica o troncocónica. Esta forma, contribuye a una extracción fácil y rápida del cepellón.
-Distancia entre alveolos: afecta sobre todo a la densidad de las plántulas, y por tanto al crecimiento del meristemo principal en busca de la luz. Un exceso de densidad suele producir brinzales de porte alto, de tallo fino, sin ramificaciones y débiles en general, se dice entonces que las plantas están ahiladas.Cada brinzal necesita un mínimo espacio para su cultivo, que suele variar con la especie y la edad. Este factor no sólo incide sobre el crecimiento, sino económicamente sobre el viverista, ya que su interés principal radica en producir el máximo número de plantas por unidad de superficie.En general, el incremento en calidad del brinzal, se corresponde con un descenso en la densidad de cultivo.
-Espiralización radicular: Es uno de los problemas más serios del cultivo de plántulas en envase., que es la tendencia que tienen las raíces a girar en el interior del contenedor. Esta espiralización no tiene efectos adversos en el crecimiento dentro del vivero, pero si puede incidir seriamente en el desarrollo normal del brinzal, después de la plantación. Las raíces con marcada y viciada inclinación en espiral, al establecerse en el suelo, pueden continuar con dicha forma de crecimiento y, al no profundizar y anclarse al terreno, pueden estar por consiguiente, expuestas a que el brinzal se vuelque por el viento, a los fuertes hielos o a que haya un estrangulamiento entre ellas mismas que afecte al cuello de la raíz.
El problema de la espiralización de las raíces, ha sido en parte resuelto, por un diseño en el interior del contenedor, en forma de nervio o reborde vertical de 1,5 a 2mm de ancho. Dichos nervios interceptan las raíces que comienzan a espiralizarse y las fuerzan a creces hacia abajo, en dirección al orificio de drenaje, donde encuentran más humedad y donde paran su crecimiento (se repican), al entrar en contacto con el aire o con la luz.
-Contenido de humedad del sustrato: está afectado por la altura del envase, la permeabilidad de las paredes y por la presencia de un orificio de drenaje. Todos los envases crean una banda de agua en su parte inferior, al no drenar fácilmente desde poco más de la mitad hasta el fondo, creando continuamente una capa de sustrato saturado. La profundidad de esta capa húmeda, es función de la altura del envase y de las propiedades físicas del sustrato.
El contenido de humedad del medio también resulta afectado por las características de las paredes del envase. Bandejas o contenedores con los alveolos unidos, que estén confeccionados con materiales permeables, como el papel (celulosa) o las mallas de plástico, admiten bien el agua y las sales disueltas se mueven lateralmente a través de las paredes de los envases y dentro del sustrato de los contenedores adyacentes.
La tasa de humedad en un bloque de contenedores de papel, tales como una bandeja tipo “paper-pot”, será similar a una bandeja con un sustrato continuo, porque el agua y las sales disueltas pueden moverse libremente de una celda a la siguiente. Envases con paredes permeables, en consecuencia, pueden requerir un sustrato con una textura más gruesa para incrementar la porosidad y por tanto prevenir la saturación.
Otro problema de menor importancia, pero muy significativo, que podemos encontrar en el crecimiento del sistema radicular es el reviramiento o crecimiento anómalo de las raíces hacia la parte superior del contenedor. No es muy frecuente, pero se suele dar en viveros con un mal sistema de riego, llevado a cabo en horas de calor y con escasez de agua. Las raíces más profundas del contenedor al no disponer de la suficiente humedad a su nivel, viran hacia arriba en busca del agua que no ha llegado a infiltrarse a lo largo de todo él.
-Orificio: todos los envases suelen tener uno o varios orificios en el fondo, para eliminar el exceso de agua de riego y ayudar a lixiviar el exceso de sales fertilizantes. Estos orificios de drenaje deben ser tan grandes como sea posible, pero procurando que no se pueda perder sustrato por ellos. Si es pequeño, puede ser taponado con las puntas de las raíces y presentar problemas de drenaje.
Para que el orificio del fondo cumpla perfectamente con sus fines, debe estar separado del suelo como mínimo 5cm, de forma que el drenaje sea efectivo y que si hay encharcamientos frecuentes, las raíces no estén sumergidas en el agua que pueda haber en la era de cultivo. Por este motivo, todas las bandejas se colocan elevadas sobre unas patas, patas de cultivo, que en muchas ocasiones son las mismas que se utilizan posteriormente para el transporte.
La otra función del orificio es forzar al sistema radicular a que se repique naturalmente (autorrepicado), como consecuencia del aire y de la luz, que circunda el envase por la parte inferior de las eras.
-Color y propiedades aislantes del envase: afectan a la temperatura del sustrato, por tanto al crecimiento de la raíz. La absorción el calor y las propiedades conductivas del material del envase, pueden significar una inhibición del crecimiento radicular y pueden dar resultados de mortalidad en los brinzales. Brown (1982) experimentó el efecto del color del envase en tres especies ornamentales, encontrando que el cambio de negro a blanco, reducía las temperaturas del sustrato en 7ºC y producía plantas sensiblemente de mejor calidad.
3.-CARACTERÍSTICAS DEL ENVASE QUE INFLUYEN EN LA MANIPULACIÓN Y EN LOS COSTES DEL VIVERO
-El volumen de los envases es la característica más significativa, ya que es necesario disponer de un espacio importante para su almacenamiento. No es aconsejable dejarlos al aire libre expuestos al sol y a los calores fuertes o a los hielos del invierno, ya que sufren deterioros que van a acortar su vida útil. Se diseñan de tal forma que pueden superponerse unos dentro de otros, para reducir el volumen inicial de almacenamiento y tener menos infraestructuras de almacenamiento.
-El coste y la disponibilidad de los mismos, son, a menudo, factores a tener en cuenta a la hora de seleccionar los diferentes contenedores.
-El transporte y almacenamiento deben ser considerados también como sumas del precio de la compra.
Debe hacerse la provisión de envases con el tiempo suficiente. En ocasiones, largas esperas para dispones de los envases, pueden afectar a la producción, al no llegar a tiempo el material requerido.
-La duración y reutilización son otros dos factores a tener en cuenta a la hora de seleccionar el tipo de envase para el cultivo. Los contenedores deben ser duraderos a lo largo de todo el cultivo, manteniendo sus propiedades y su integridad estructural. El intenso calor y los rayos ultravioletas del sol en el vivero o los fuertes hielos en el monte, pueden ser la causa de volver quebradizos a alguno de los materiales plásticos, y en consecuencia, originar una menor duración de su uso. Normalmente los plásticos modernos tienen sustancias inhibidores de los rayos ultravioletas, con lo que su duración suele ser bastante mayor.
La duración del envase es especialmente importante cuando el material usado en su confección, es bio o fotodegradable, debiendo tenerse siempre en cuenta que su estructura permanezca íntegra, por lo menos hasta el momento de la plantación. Algunos contenedores están diseñados para ser usados durante 5 o más cultivos. Esta reutilización es interesante y debe tenerse en cuenta a la hora de analizar los costes y la amortización, no olvidando añadir los gastos de limpieza y esterilización del envase entre cada año de cultivo.
-La posibilidad de poder monitorizar u observar directamente las condiciones del sustrato en todo momento (estado de humedad, presencia de pagas o enfermedades, estado de micorrización, etc.) así como seguir el crecimiento y la disposición del sistema radical, ayuda enormemente al viverista durante el cultivo de sus plantas. El diseño de algunos envases se lleva a cabo, como si fueran las páginas de un libro (que se pueden abrir y cerrar), pudiendo observar detenidamente el cepellón, incluso manipularlo, sin producirle daño alguno.
-También hay que tener en cuenta otros factores: posibilidad de mecanizar su llenado y siembra, así como el modelo más adecuado para el envío, el almacenaje y la distribución de los mismos en el monte.
4.-TIPOS DE ENVASES
Envases que se utilizaban antiguamente:
-Envases de barro cocido: de diferentes dimensiones y formas (troncocónicos, prismáticos) que se han desechado tanto por su peso y fragilidad, como por su precio, por ser de difícil colocación en las eras o albitanas, y por tener que romperlos normalmente para sacar el cepellón dejando en el monte innumerables restos. En muchos casos se originaba también espiralización de la raíz principal. Estas macetas de alfarería, tenían normalmente en el fondo, un pequeño orificio de drenaje y debían hidratarse antes de ser llenados de sustrato.
-Envases de madera laminada (CML): se confeccionaban con una lámina de madera de chopo, enrollada en forma cilíndrica o troncocónica, y grapada en el momento de su uso en ambos extremos. Tenía poca duración al pudrirse con el agua de riego, así como un elevado coste por el precio del material y al confección. Normalmente se plantaban directamente en el monte con el envase, sin extraer el cepellón, lo que facilitaba considerablemente la labor sin la aireación y deterioro de las raíces.
-Envases metálicos: reciclados de los usados en las conservas alimenticias, con diferentes formas y capacidades. Principalmente se cultivaba la planta de eucalipto. La dificultad para extraer el cepellón y la peligrosa manipulación de los botes de hojalata, unidos a la espiralización de la raíz, motivaron su desaparición. Era necesario en el vivero que se horadara el fondo para el drenaje del agua, así como al plantar en el monte cortar los anillos superior e inferior de refuerzo, con objeto de no ahogar la raíz en su crecimiento, ya que su degradación por oxidación era lenta, principalmente en ambientes mediterráneos muy secos.
Los envases que existen en el mercado actual, difícilmente podemos describirlos todos, por el gran número de existente y porque varían en cortos períodos de tiempo. Los clasificaremos en dos grandes grupos: envases no recuperables o de un solo uso y envases recuperables o de varios usos.
ENVASES NO RECUPERABLES
Son aquellos que se destruyen o se retiran en el propio proceso de cultivo y de plantación y que por deteriorarse fácilmente el material con que están confeccionados, no se pueden volver a utilizar, o bien no vale la pena hacerlo.
En este grupo se encuentran los que son potencialmente los más interesantes para el futuro, son aquellos que están fabricados con material biodegradable y que se colocan conjuntamente con el brinzal en el monte.
Entre otros podemos destacar:
-Las bandejas Arnabat y bandejas Multipots: de plástico termoconformado de un solo uso, con diferentes aplicaciones para forestales, ornamentales y agrícolas. Las Arnabat no tienen patas para el cultivo, por lo que tiene que suspenderse sobre rejilla para el autorrepicado adecuado, o colocarlas sobre soportes confeccionados a medida. Es una de las gamas más surtidas y amplias del mercado.
-La bolsa de polietileno: de color transparente u opaco, con 4 taladros en la parte inferior para facilitar el drenaje. La galga o grueso del polietileno suele ser de 100 o 200 y las mediadas variables. Normalmente son llanadas a mano. También se han diseñado varios modelos de máquinas para su llenado. El precio de la bolsa es muy bajo, tendiendo a disminuir, pues últimamente se han optado por confeccionarlas con plásticos reciclados con objeto de que se degraden lo antes posible. El cultivo con bolsas de polietileno se hace actualmente para brinzales de una savia, al aire libre y en albitanas abiertas en el suelo. Durante la plantación se corta o desgarra el fondo de la bolsa con la mano, o con un útil de corte, para liberar la raíz pivotante. Algunas veces se suelen dar dos cortes longitudinales a la protección del polietileno lateral con herramienta bien afilada.
Aunque es cierto que en algún caso ha existido espiralización de la raíz con estrangulamiento posterior en campo (sobre todo por uso de planta de 2-3 savias, cuando deberían haberse eliminado), que se ha hecho visible a los 4-5 años después de la plantación, con la muerte del pimpollo, hay que decir que más de 1.000.000 ha de repoblación, principalmente de coníferas, ya están en estado bravo, latizal o fustal, para atestiguar su uso y bondad efectiva.
-El sistema de contenedor Coneplast: fabricado en polipropileno degradable. Permite su plantación directamente en monte, con una rigidez que facilítale que la planta quede en posición vertical. Abierto en toda sus superficie con costillas internas, formando un cestillo, lo que le permite el repicado aéreo de las raíces en toda la superficie del contenedor, facilitando una mayor cantidad de raíces secundarias. Es unitario, con lo que se pueden seleccionar las plantas y suministrar el número exacto. Para el cultivo es necesario usar una bandeja de poliestireno expandido, que regula la temperatura y la humedad, elevada del suelo para que pueda darse el autorrepicado. En ocasiones y según el tipo de sustrato que se formula, puede extraerse el cepellón del contenedor trococónico, pudiendo usarse otro año más.
-Envase Fácil-pot: es un envase cilíndrico, protegido por una capa fina de celulosa que se degrada fácilmente después de la plantación. Se pueden fabricar in situ, mediante una curiosa máquina, con características similares a las de hacer embutidos, donde se echa en la tolva la mezcla o sustrato elaborado, y con el útil correspondiente, una banda continua de papel-celulosa, se enrolla y pega longitudinalmente, recogiendo y prensando en su interior el sustrato. Una cuchilla muy cortante trocea el cilindro a la longitud requerida.
Se cultiva sobre rejillas de malla metálica o de plástico, elevados del suelo para su autorrepicado. Al tener la cubierta exterior hecha de un material muy permeable, las raíces secundarias suelen atravesarla e introducirse en el envase contiguo. Éstas se desprenden y repican fácilmente al prepararlos para el transporte.
-Bandejas forestales Fértil-pot: están fabricadas con fibras vegetales (80% fibra de madera y 20% turba rubia), por lo que son biodegradables. Tienen volumen troncopiramidal o troncocilíndrico y las paredes permeables, por lo que fácilmente son perforadas por las raíces, con el consiguiente autorrepicado e imposibilidad de espiralización de las raíces. Se plantan directamente en el monte, dado que el propio envase forma parte del cepellón.
-Cepellón Melfert: es una bolsa cilíndrica constituida por una tela no tejida, rellena de un sustrato no controlado, que los fabricantes denominan inerte y semi-inerte.
-Cultivo forestal Full-pot: fabricado en poliestireno termoconformado, reciclable, de color negro y con pared de 0,45mm de galga. Es un contenedor de doble hoja unidas con cierres de presión. Normalmente se suministra desplegado, por lo que ocupa poco espacio en el transporte, debiendo de montarse antes de su llenado, que puede hacerse a mano o mecánicamente. Es necesario, al no tener patas, colocar los envases sobre una estructura de rejilla metálica o plástica, separado del suelo.
-Envases o pellets Jiffi-pot: son de turba prensada no fertilizada, en forma de pastilla o disco envuelta con una fina malla biodegradable. Las pastillas con 4-5cm de diámetro y un agujero superior para la colocación de la semilla, es necesario hidratarlas, previamente a su uso, con lo que aumentan de volumen en altura. Son usadas ampliamente en cultivos agrícolas y forestales en el norte de Europa. En nuestra zona es necesario el cultivo en túnel o invernadero, pues al aire libre se consume mucha agua.
-Envase Paper-pot: Los alveolos son prismas hexagonales sin fondo, confeccionados con un papel especial de fibras artificiales, impregnados de sustancias químicas que le impiden descomponerse durante todo el cultivo y pegados unos a otros formando un apnal de abejas, que puede plegarse o abrirse como un acordeón. La cola de unión de los alveolos se despega con el tiempo y el agua de riego, y la plantita por separado puede plantarse con los restos de la cubierta de papel. Las raíces atraviesan sin ningún problema dichas paredes, una vez las sustancias químicas (principalmente el Cu) se han disuelto con el tiempo.
Los envases biodegradables tipo Fácil-pot, Jiffi-pot, Paper-pot, ect., fueron diseñados para su cultivo bajo cubierta protectora, por lo que en nuestras latitudes (alta insolación), si se cultivan al aire libre, pueden presentar problemas al adolecer de una necesidad y atención mayor que en otros tipos de envase, en cuanto al equilibrio hídrico se refiere, por tener mayor drenaje y evaporación.
ENVASES RECUPERABLES
Se denominan así a aquellos tipos de envases, normalmente de plástico rígido, que no se destruyen con el cultivo y que pueden ser reutilizados durante varias campañas previa limpieza y desinfección, con las mismas garantías que en el primer cultivo.
-Las bandejas Arnabat: para uso forestal, ornamental y hortícola, fabricadas en polietileno para poder usarlas durante 5 años. Alveolos troncocónicos, que poseen cuatro nervios para evitar la espiralización de la raíz. Se pueden acoplar pasa de soporte para cultivo.
-Las bandejas forestales Cetap-Óptima: de plástico rígido negro, que pueden esterilizarse. Con patas de cultivo.
-Los conos semilleros: o bandejas germinadoras. Están fabricados en color negro con polietileno virgen de alta densidad y con un aditivo resistente a la luz ultravioleta. Elo le proporciona una vida media de diez años.
-Los envases Forest-pot: fabricados con polipropileno de gran calidad, lo que garantiza su resistencia a golpes y a la intemperie. Se pueden reutilizar durante 5-6 campañas. Las costillas internas del alveolo dirigen correctamente la raíz y las ventanas de la parte inferior consiguen un pre-repicado, así como un autorrepicado aéreo al colocar las patas de cultivo.
-Las bandejas alveolares Plantek: hechas con polietileno de alta densidad, reciclable de larga duración y de fácil limpieza.
-Las bandejas de cultivo Poli-forest: hechas de poliestireno expandido de alta densidad. Tienen gran poder aislante, peso ligero, son resistentes a los agentes atmosféricos y se pueden reciclar. Los alveolos son de forma troncopiramidal, incorporan estrías verticales. Unas hendiduras o ventanas laterales junto al orifico del fondo paralizan el crecimiento de la raíz pivotante. El poliestireno de estas bandejas ha presentado problemas en el momento de la extracción del cepellón, tanto por su gran superficie rugosa como por haber raicillas introducidas en los intersticios del material. Los fabricantes han resuelto este problema mediante fundas interiores de polietileno de un solo uso, que salen juntamente con el cepellón.
-Bandejas Quick-pot: hechas de poliestireno duro, reciclable, para durar 10 años de vida. La perforación del fondo de los alveolos permite acoplar una placa sacacepellones, que facilita la extracción de las plantas. La limpieza, tanto química como térmica (hasta 75ºC) se hace fácilmente, al presentar la bandeja una superficie lisa sin poros.
-Los envases Rootrainers: producidos con plástico reciclado inyectado, biodegradables, son reutilizados con una vida superior a los seis años. Agrupados en cuatro alveolos unidos por una charnela tiene el sistema de libro abierto, lo que supone una ventaja especial al poder inspeccionar el crecimiento de las raíces, el grado de humedad del riego, fácil extracción, se puede micorrizar directamente sobre las raíces, ect. Para el cultivo en las eras del vivero se agrupan mediante un sistema de flejes de plástico, que les confiere la forma de una bandeja.
-El Super-leach: fabricados con polietileno de alta y baja densidad semirrígido de color verde, envase individual, con forma troncocónica y con ondulaciones longitudinales en el interior. La ventaja que proporciona el manejo unitario del alveolo, es que permite realizar en el vivero la selección de plantas con eliminación de marras y tener el conocimiento exacto del número de ellas que se envían al monte, al poder completar bandejas sin elevados costes.
5.- AUTORREPICADO QUÍMICO
Los viveristas y forestales repobladores se han interesado en algún tratamiento cultural que genere un mejor sistema radicular en el contenedor.
La opción más usada ha sido la de proceder al tratamiento de las paredes interiores del envase con productos químicos que inhiban el crecimiento de la raices secundarias, tales como el carbonaato de cobre (CuCo3) o el ácido indolbutírico, aplicados con una pintura de látex.
Algunos envases como el “paper-pot”, llevan incorporado al papel la sal de cobre, de ahí su coloración verdosa.

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