Grandes Conflictos del Sexenio Democrático en España

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Identifica los grandes Conflictos del Sexenio Democrático en España

El Sexenio Democrático, etapa comprendida entre el destronamiento de Isabel II y la Restauración Borbónica, constituye, pese a su brevedad, uno de los más conflictivos períodos de la Historia Contemporánea Española. La impresión que el Sexenio nos ofrece es de complejidad y desorden: una monarquía, dos formas de gobierno.

En un primer momento el gobierno tiene que hacer frente a la guerra de Cuba. En principio solo aspiraban a una mayor autonomía de la isla que les permitiera adoptar decisiones acordes con sus intereses.

En 1868 estalló la sublevación y se extendió hasta desembocar en una guerra que duraría 10 años. La política del gobierno se limitó a una estrategia de guerra sin cuartel, de muy pobres resultados por dos razones: la insuficiencia de recursos que España podía dedicar a Cuba y el apoyo encubierto de EEUU. El conflicto permaneció hasta 1878.

Tercera Guerra Carlista: con la llegada a España de un rey extranjero, Amadeo de Saboya, el nuevo pretendiente, Carlos VII, levanta a sus partidarios en armas. Los principales escenarios de la guerra fueron el medio rural de las Vascongadas, Navarra y Cataluña.

Durante la primera república, siendo presidente Pi y Margall, el rechazo en las Cortes del modelo propuesto por los republicanos intransigentes lleva al inicio de la revolución cantonalista. El cantonalismo fue un movimiento insurreccional que tuvo lugar en la zona levantina y en el sur. Pretendía la creación de un estado federal a partir de pequeñas unidades, cantones. A estos conflictos habría que sumar la agitación social ligada al desarrollo del movimiento obrero, que alcanzó en estos años un alto nivel de organización al amparo de la libertad de asociación.

El problema cubano agotó la hacienda española, haciendo difícil aplicar las reformas prometidas como la eliminación de las quintas y los consumos, y provocando descontento popular. A esta guerra se sumó la guerra carlista y el cantonalismo, aumentando la inestabilidad y el progresivo giro de los gobiernos republicanos hacia posturas más autoritarias, pero sin que consiguieran acabar con los conflictos que disolvieron las Cortes, poniendo fin a la República.

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