Guerra de los Siete Años

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1. Introducción.

  La Guerra de los Siete Años fue la contienda del siglo XVIII que decidió el imperio de ultramar entre las dos potencias europeas del momento: Francia e Inglaterra. La guerra se extendió por el centro de Europa, Norteamérica y la India, principalmente, entre 1756 y 1763, afectando a otros territorios como España y Portugal.

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  A continuación desarrollaremos el trabajo a partir de una serie de puntos que nos ayudaran a comprender mejor las actuaciones de los personajes importantes de este período y el transcurso de la guerra a partir del análisis con el desarrollo de un tema transversal al esquema de trabajo: las principales batallas y sus repercusiones.

 

2. Aliados.

  Las alianzas establecidas en esta guerra tienen su antecedente en la firma del Tratado de Aquisgrán en 1748, que ponía fin a la guerra de sucesión austriaca. En este tratado, la Prusia de Federico II el Grande se había convertido en un peligroso rival en Europa para las potencias de Francia y Austria; por ello, los recelos que levantó en estas zonas, hicieron que Francia y Austria tuviesen un agravio común que las haría formar causa.

  Fue el canciller de Estado de Mª Teresa I, el príncipe von Kaunitz, quien consiguió convencer a la reina de una alianza con Francia para que ésta le ayudase recuperar Silesia a cambio de cederle los Países Bajos austriacos. Pero además, aparte de convencer a la reina de que Federico sería el más beneficiado si Austria seguía enemistada con Francia, indicó que la zarina Isabel sentía deseos de conseguir Prusia oriental, y como podía ganarse el apoyo de Sajonia mediante la oferta de cederle Magdeburgo y el de Suecia con la promesa de Pomerania. Podía firmarse una coalición de setenta millones de personas contra Prusia, cuya población no llegaba a los cinco millones.

  Sin embargo, antes de llegarse a un acuerdo final, Inglaterra dio un paso que precipitaría la crisis. Preocupado el Parlamento por la seguridad de Hannover, se trató de conseguir, gracias a un elevado pago, la garantía de la zarina de proteger a dicho país.

  Pero Federico II sospechó algo y, al enterarse de las negociaciones de Austria, estableció relación con Inglaterra, ofreciendo proteger Hannover. El acuerdo fue aceptado, y el convenio con la zarina Isabel cancelado. Así, en 1756 firman la Convención de Westminster por la que se establecía una alianza de carácter defensivo entre Prusia e Inglaterra, y así no perjudicaba las obligaciones contraídas por Federico con Francia en Aquisgrán.  Mientras, meses después, Austria y Francia sellaban el Tratado de Versalles por el cual se establecía una alianza defensiva entre las dos potencias, apoyadas por Rusia, Sajonia y Suecia.

  De este modo, Europa quedó divida en dos bloques, que a lo largo de la guerra irían acogiendo a más aliados para la causa.

                                             

                                            BLOQUES DE ALIANZAS EN LA CONTIENDA

Reino de Inglaterra y sus colonias

 

Reino de Prusia

 

Electorado de Hannover

 

Reino de Portugal

 

Electorado de Brunswick

 

Electorado de Hesse-Kassel

Imperio Austro-Húngaro

 

Reino de Francia y sus colonias

 

Imperio Ruso

 

Reino de Suecia

 

Electorado de Sajonia

 

Reino de España

 

Reino de Nápoles y Sicilia

 

Reino de Cerdeña

 

3. Personajes importantes de la contienda.

3.1. Federico II de Prusia.

  Federico II fue un nuevo tipo de monarca, más parecido a los tiranos clásicos y a los príncipes del Renacimiento italiano, que a los reyes del absolutismo declinante y del constitucionalismo en auge, típicos de su época.

  Ascendió al trono tras la muerte de su padre Federico Guillermo II en 1740; y desde su papel como rey absoluto inició una reforma liberal en su reino, demostrando su carácter ilustrado que le hizo relacionarse con filósofos ilustrados como Voltaire. Toleraba todas las fiestas religiosas porque pensaba que “cada uno se ganaba el cielo a su manera”, otorgó libertad de prensa, abolió los suplicios, impulsó los estudios científicos, distribuyó alimentos gratuitos a los pobres y abrió asilos para millares de ancianos. Pero todas estas concesiones no ocultaban su carácter militar y brutal, que a veces rallaba lo inhumano.

  Si estudiamos sus campañas militares nos daremos cuenta que Federico II fue un ilustre general en su época que le ha hecho entrar en la lista de los grandes generales de la Historia. Siempre prefería atacar, nunca dejaba que alguno de sus oficiales se dejase ser atacado y sus planteamiento de la guerra fue innovador e ingenioso, pues cambió las formas tácticas de pesadas y lentas a ligeras y móviles, consiguiendo hacer de las emboscadas tras una colina generalmente y de los ataques por los flancos de la tropa enemiga el nuevo sistema táctico a partir de 1759. Además, los soldados prusianos notaron un importante cambio en su instrucción con Federico II, ya que se convirtieron en los ejércitos más profesionales y temibles tras la

 

guerra en Europa, debido a una instrucción que ralló la brutalidad. Y es que Federico II tenía una curiosa opinión de lo que era un soldado prusiano: “Un general siempre tiene que estar encima de sus soldados, porque son hombres ociosos,  a los que si les dejamos pensar, acabarán abandonado las filas de su regimiento”. (1)

  Por último,  en Sanssouci, Federico tenía su corte, mantenida austeramente, donde recibía a  personajes como Voltaire o Johann Sebastian Bach. Además, rechazó la cultura alemana, hablaba francés en la corte, era flautista y escribió obras para este instrumento. También fue escritor y uno de sus escritos más relevantes fue Historia de mi tiempo, uno de los mejores trabajos en su género.

 

3.2. María Teresa I de Habsburgo.

  Nacida en Viena en 1717, consiguió mediante el Tratado de Aquisgrán, tras la finalización de la Guerra de Sucesión Austriaca en la que se enfrentó a Carlos Alberto de Baviera por la disputa de la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico, que esa corona recayese en su marido Francisco de Lorena. Mª Teresa se convirtió desde ese año en reina de Bohemia, Hungría, archiduquesa de Austria y emperatriz consorte del Sacro Imperio.

  A través del canciller de Estado von Kaunitz, aceptó establecer una alianza con Francia para intentar recuperar el territorio de Silesia, ahora en poder de Prusia, que explotaba sus ricas minas de carbón y hierro. Mª Teresa no intervino en gran medida en la Guerra de los Siete Años, dejando la mayoría de las operaciones en manos de sus generales y de von Kaunitz. Perdió la guerra y Silesia, pero consiguió la adquisición del territorio de Galitzia en el noreste del Imperio.

  En el gobierno interior aplicó medidas propios de un despotismo ilustrado, modernizando el ejército tras la guerra, consiguiendo la centralización del poder frente a las autoridades locales e interesando por el arte y la cultura.

 

3.3. Luis XV de Francia.

  Luis XV representó en Francia el declive del Absolutismo. Ocupó el trono con 5 años, siendo regente Felipe de Orleans; y a la muerte del cardenal Fleury en 1743, cogió las riendas del Estado personalmente.

  Levó a cabo una política exterior incesante, consiguiendo alianzas con España, mediante la firma de tres Pactos de Familia, en 1733, 1748 y 1761, por los cuales España garantizaba ayuda militar a Francia a cambio de la concesión de territorios europeos en manos de Francia, como el  Reino de Nápoles y Sicilia, los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla y, por último, Luisiana.

  En su política interior tuvo serios problemas para mantener la estabilidad de Francia debido a la escasez de recursos del país, que intentó solucionar con proyecto fiscales ambiciosos pero que eran rechazados por los nobles de los Parlamentos. Además, se enfrentó a los jesuitas, a quienes expulsó del país en 1746.

  Murió en 1774, sucediéndole su nieto Luis XVI, quien sufrirá en su propia carne las consecuencias de la inestabilidad del país provocada por el reinado de Luis XV.

 

3.4. William Pitt.

  William Pitt nació en 1708, y con 27 años consiguió entrar en la Cámara del Parlamento inglés, sorprendiendo por su elocuencia e ironía. Pronto empezó a hacer propaganda sobre el problema que le rondaba la cabeza: la formación de un Imperio más allá de los océanos.

  Tras un tiempo, consiguió su primer puesto importante: el de pagador general del ejército. Su honradez sorprendió a todos, ya que los pagadores se caracterizaban por su corrupción, mientras que Pitt entregó todo el dinero a los intereses del estado. Pero la llegada de Pitt al poder fue posible gracias a causa de grandes reveses de la nación inglesa.

  En mayo de 1756 estallaba la guerra contra Francia y Austria, empezando muy mal para los ingleses: se perdió la isla de Menorca, Calcuta, en Europa la alianza antiprusiana obligó a Hannover a firmar la capitulación de Closterseven y en América del Norte, los indígenas se unían a los franceses. En este contexto, el pueblo inglés empezó a exigir que gobernase Pitt, y finalmente, el rey Jorge II, le cedió el

 

 

(1) Instrucción Militar, Federico II el Grande. Edición inglesa, 1818. Pág. 6


cargo de primer ministro.

  Su método se basó en elevar la moral de la nación, emplear hombres y dinero sin control para conseguir el objetivo final: la victoria de Inglaterra y la formación del Imperio. Con él, Inglaterra dio un vuelco en sus logros militares, consiguiendo eliminar el Imperio colonial francés en América del Norte gracias a la toma de plazas como Québec, Luisburg y Fort-Duquesne (posteriormente llamado Pittsburg); y en Europa dio su apoyo a Prusia económicamente, logrando que los ejércitos prusianos alcanzasen la victoria final frente a rusos, suecos, austriacos y franceses.

  Sin embargo, tras la finalización de la guerra a finales de 1762, Pitt discrepó con el resto del Parlamento inglés respecto a las condiciones de paz que debía expresar Inglaterra contra Francia y España principalmente, a quienes quería quitar sus colonias de ultramar y obtener el monopolio del comercio con las Indias.

  Pero sus exigencias no fueron escuchadas, y decidió dimitir de su puesto, pero no sin antes proclamar en el Parlamento la reclamación del monopolio mundial para su país,                              

el odio a la Casa de Borbón y anunciando

la futura grandeza de la Casa de Brandeburgo en Prusia.

 

4. Adquisiciones territoriales tras el Tratado de París y de Hubertusburg (1763).

  La guerra se prolongó durante siete años en tres frentes distintos: América del norte, Centroeuropa y la India.

  En América, los ingleses, al mando del general James Wolfe, consiguieron destrozar a los franceses del Canadá, debido a la gran superioridad numérica de los ingleses. Sin embargo, el batalla más importante de la guerra en aquel frente, la batalla de las llanuras de Abraham, cerca de Québec, en 1759, los ejércitos franceses e ingleses llevaron a cabo tácticas militares de gran astucia y diligencia que hicieron que la batalla se prolongase tres meses, hasta que el general francés ocupado de la defensa de Québec, llamado Montcalm, cometió el error de atacar y, en ese momento, los ingleses destrozaron a las tropas francesas.

  En Europa, tras las importantísimas victorias de Federico II en las batallas de Rossbach y Leuthen en 1757, donde el ejército prusiano era bastante más inferior que las tropas austriacas, el intercambio de golpes entre Prusia y el resto de contendientes fue continuo, con victorias para cada bando. Pero fue en 1762, cuando Prusia se quedó sola frente al peligro de la alianza antiprusiana, ya que Inglaterra firmó una paz unilateral con Francia, que veía como su Imperio de ultramar había desaparecido. No obstante, Prusia no se echó para atrás y siguió con la atrevida táctica de Federico II de atacar y no defenderse. De este modo Prusia consiguió frenar las ofensivas austriacas y francesas sobre sus territorios, que llegaron a su fin cuando se vieron solas frente al ejército prusiano, ya que Rusia y Suecia firmaron un tratado de paz con Federico II para abandonar la guerra y los territorios ocupados por éstos en el transcurso de ella.

  En la India, la victoria inglesa en la batalla de Plassey en 1757 le abrió las puertas a Inglaterra para el crecimiento de su economía, debido a que la India era “una gran reserva y depósito de metales preciosos que enseguida fueron trasladados a Inglaterra para ayudar a la tarea de engrasar la Era Industrial” (1).

(1) Batallas decisivas del mundo occidental, J.F.C. Fuller. Tomo II. Editorial Luis de Caralt, 1961. Pág. 272.

 

  Tras la finalización de la guerra en los distintos frentes, se pudo firmar el Tratado de París y el de Hubertusburg en 1763.

  Con el tratado de París, se confirmaba la pérdida del dominio de ultramar por parte de Francia, y el nacimiento de un nuevo líder económico mundial como Inglaterra. Los cambios territoriales del tratado fueron los siguientes:

-          Francia: renunciaba a todas sus reclamaciones sobre Nueva Escocia y conservaba las islas de San Pedro y Miquelon, junto con los derechos pesqueros de Terranova. Recuperó la isla senegalesa de Gorea, las islas antillanas de Guadalupe, Martinica y Santa Lucía y cinco factorías en la India, las poseídas en 1748, con la condición de no fortificarlas, situadas en Bengala, Costa de Coromandel y Costa Malabar. En Europa le fue devuelta Belle-Isle, prometió la desmantelación de Dunkerque y se retiró de Hesse, Brunswick y Hannover, aliados de Gran Bretaña.

-          Inglaterra: conseguía en América toda la zona del Canadá, las islas y costa en el golfo y río San Lorenzo, el territorio al este del Mississippi, Florida, la bahía de Pensacola y las islas antillanas de Dominica, Granada, Las Granadillas, San Vicente y Tobago. En África obtenía el río Senegal, con los fuertes y factorías de San Luis de Podor y Galam. En la India no había precisiones territoriales, pero se reconocía a los protegidos británicos como soberanos del Dekan y Carnatic, con lo que se ponían las bases de su futura expansión. En Europa recuperó la isla de Menorca.

-          Portugal: conservó la colonia de Sacramento ocupada por España en el transcurso de la guerra.

-          España: recobró Cuba y Filipinas y obtenía la Luisiana occidental, como compensación francesa por la pérdida de Florida.

 

 

  Cinco días más tarde se firmaba el Tratado de Hubertusburg entre Prusia, Sajonia y Austria, por el que el marco territorial centroeuropeo quedaba de la siguiente manera:

-          Prusia: retenía Silesia y Glatz frente a las pretensiones austriacas; y Federico II prometía el voto a José II de Austria en la elección imperial y, además, reconocía a Augusto III como príncipe elector de Sajonia.

-          Sajonia: Augusto III recuperaba el Electorado de Sajonia.

-          Austria: María Teresa admitía la evacuación francesa de Cleves, Gerder y Mörs, territorios renanos de Federico II.

 

 Con la firma de este tratado, Prusia se convertía en la gran potencia militar del continente; Austria comenzó la decadencia que en el siglo XIX la llevaría a dejar de ser la principal potencia política en el continente; Francia perdía su papel como superpotencia europea en detrimento de Prusia e Inglaterra; mientras España reafirmó su papel en política exterior con el Pacto de Familia con Francia, que a partir de entonces le llevó a causar conflictos con los ingleses.

 

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5. Personajes contemporáneos a la Guerra de los Siete Años.

5.1. Voltaire.

  Escritor y filósofo francés nacido en 1694 en París. Fue le máximo representante de la Ilustración.

  Su popularidad comenzó a desarrollarse con la escritura de unos versos irrespetuosos hacia el regente Felipe de Orleans que le costaron su entrada en la Bastilla en 1717. A su salida se le impuso un exilio en Gran Bretaña, donde tomó contacto con la filosofía inglesa.

  La publicación en 1734 de las Cartas filosóficas o Cartas inglesas, dio lugar a otra orden de arresto que Voltaire eludió refugiándose en Lorena durante quince años. Su trabajo fue reconocido en 1746, cuando se le nombró historiador real e ingresó en la Academia Francesa; pero, la tensión entre Voltaire y Luis XV, llevaron al primero a trasladarse a la Corte prusiana de Federico II el Grande.

  En su estancia en Postdam, escribió El siglo de Luis XV y Anales del Imperio. Tras su ruptura con Federico II se estableció en Suiza, donde pasaría los últimos años de su vida

  Voltaire se caracterizó por su deísmo y por ser partidario

de una religión natural; defendió la política del despotismo                                                                                          

ilustrado frente al Absolutismo representado por Luis XV y Francia, a quienes criticó en diversas obras como Historia de Carlos XII.                                                                                           

 El Racionalismo defendido por Voltaire, en filosofía, es un sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

5.2. Jean Jacques Rousseau.

  Nacido en 1712 en Ginebra, Rousseau se convirtió en uno de los filósofos más importantes del siglo XVIII. Cursando sus estudios en París, coincidió con Voltaire, quien le encargó estudios sobre música y economía política para La Enciclopedia. Sin embargo, sus pensamientos contrarios a los enciclopedistas, fue perseguido a causa de la publicación de la novela pedagógica Emilio en 1762, en la que definía la bondad natural del hombre frente a una sociedad corrupta. Por culpa de esta obra tuvo que refugiarse en Suiza y en Inglaterra, bajo la protección de David Hume.

  Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la iglesia católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas y de su yo dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo.

  Sus principales obras son Emilio, El contrato social o Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres.

 

Jean

 

5.3. David Hume.

  Fue un filósofo británico nacido en 1711 en Edimburgo. Hume es el principal representante del empirismo inglés, una teoría del conocimiento, la cual enfatiza el rol de la experiencia, especialmente la percepción sensorial, en la formación de ideas. Con empirismo señalamos al conocimiento que se basa en la experiencia para validarse como tal, que significa que la experiencia es la base de todos los conocimientos. Esta filosofía conducía al escepticismo, es decir, a no creer en una verdad objetiva, puesto que para los empiristas todo era subjetivo, la verdad no depende del objeto sino del sujeto.

  Las obras de David Hume tuvieron muchísima influencia en Europa, llegando a considerar su obra Historia de Gran Bretaña como la obra más vendida del siglo XVIII. Sus

pensamientos embaucaron a filósofos como Voltaire,                    

Rousseau y Kant.

 

5.4. Immanuel Kant.

  Filósofo alemán prusiano más importante del siglo XVIII. Fue profesor de lógica y metafísica de la ciudad de Könisberg (actualmente Kaliningrado), y allí, estableció su modelo de pensamiento que influyó en las futuras interpretaciones filosóficas.

  Representa un intento de superar, mediante el idealismo trascendental, las dos corrientes filosóficas fundamentales de la modernidad: el racionalismo y el empirismo. En la primera de sus grandes obras, Crítica de la razón pura (1781), establece cuáles son los principios y límites del conocimiento científico. Posteriormente, en Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785) y en Crítica de la razón práctica (1788), propone una ética formal, racional, universal y necesaria, que no estableciera ningún fin ajeno a sí misma, sino que tuviera como objetivo actuar conforme al deber.

 

5.5. Adam Smith.

  Economista y filósofo político británico cuyas ideas constituyeron el fundamento doctrinal del liberalismo económico.

  Consideró como puntos clave del proceso económico la división del trabajo como fuente de riqueza que dará en consecuencia la especialización, el libre comercio y el valor como consecuencia de la oferta y la demanda. Además, defendió que la intervención del Estado ha de ser mínima, y máxima la iniciativa individual, consiguiendo de esta manera la división económica y social entre el egoísmo de los dueños de las fábricas con los empobrecidos trabajadores de éstas.

  Su teoría sobre Economía política la desarrolla en su obra principal: Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776), por la que se le considera el padre de la Economía política.

 

5.6. Wolfgang Amadeus Mozart

  Mozart es considerado uno de los mayores virtuosos e importantes compositores de la música clásica en el mundo occidental.

  Con la edad de cuatro años sabía tocar el clavicordio y con seis años realizó su primera composición para tal instrumento, lo que le llevó un año más tarde a realizar su primera gira europea con su padre. Su popularidad en Europa creció como la espuma, llevándole a tocar en las principales cortes europeas, como la de los Habsburgo de Austria.

  En 1779 se instaló en Salzburgo, donde fue nombrado compositor de cámara del emperador José II de Austria. Desde entonces residió en Viena.

  Mozart era un gran virtuoso con el piano y el violín, utilizando formas y estructuras ya establecidas, pero con gran perfección y equilibrio formal. Su originalidad radica en el valor cualitativo de sus composiciones melódicas y en lo avanzado de su armonía.

  Mozart moría en 1791 a la edad de 35 años, pero dejando una gran lista de composiciones y obras teatrales, destacando en sus composiciones las sinfonías nº 39 en mi bemol mayo, nº 40 en sol menor y nº 41 en do mayor "Júpiter"; y entre sus obras teatrales Las bodas de Fígaro, Don Giovanni, La flauta mágica y El rapto en el serrallo.

 


 

6. Bibliografía.

· Historia de Inglaterra, André Maurois. Editorial Ariel, Barcelona 2007.

· Historia de Francia, Pierre Goubert. Editorial Crítica, Barcelona 1987.

· Batallas decisivas del mundo occidental. Tomo II, J.F.C. Fuller. Editorial Luis de Caralt, Barcelona 1961.

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