Historiografía y Oratoria en la literatura romana

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La Historiografía

El texto (A/B) pertenece al género de la Historiografía y su autor es C. Julio César / C. Salustio Crispo. Es el género literario en prosa más antiguo y se encarga del estudio y narración de hechos del pasado. Este género presenta, entre otras, las siguientes características:

  • Eran narraciones embellecidas en las que se mezclaban hechos reales y legendarios y se transmitían sin el menor sentido crítico. Con el tiempo se intentó separar lo real de la leyenda, pero seguían transmitiendo la opinión del autor, por lo que carecían de objetividad.
  • Los autores se basan en su conocimiento personal de los hechos como partícipes o testigos y además en fuentes orales (testigos presenciales) y escritas, que residen en textos públicos (archivos sacerdotales, actas del senado) y privados (archivos familiares, laudationes fúnebres).
  • Tiene una doble finalidad estética y ejemplarizante: por una parte debe gustar al lector y por otra debe estimularlo a seguir los buenos ejemplos y a evitar los errores (historia magistra vitae).
  • En la Historiografía tienen cabida otros géneros en prosa como la epistolografía, la biografía y la oratoria, debido al gusto de los autores por incluir cartas, apuntes biográficos y discursos, reales o inventados, en sus relatos.

La Oratoria

La Oratoria pertenece al género de la Oratoria y su autor es M. Tulio Cicerón. La oratoria es el arte de persuadir y en Roma se concebía como un importante instrumento político. La oratoria se convierte en género literario cuando empiezan a publicarse los discursos; se consideró que estos debían cumplir unas normas, que aprendieron de los griegos y adaptaron a sus necesidades romanas: la retórica. Este género presenta, entre otras, las siguientes características:

  • Tipos de discursos. Se distinguían tres clases: el deliberativo (para persuadir a un auditorio sobre una cuestión política, académica); el judicial, que consistía en un alegato de defensa o de acusación en un proceso ante un tribunal, y el epidíctico, acerca de una persona, ya fuera en su alabanza (panegírico, elogio fúnebre) o en su vituperio.
  • Partes de un discurso. Se establecían cuatro partes: exordio: introducción dirigida a captar la benevolencia del auditorio; narración: exposición de los hechos de la manera más favorable a la causa; confirmación: defensa de los argumentos a favor y refutación de los argumentos en contra; epílogo: recapitulación y apelación a los sentimientos de los oyentes.

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