La Idea del Bien en Platón: Ontología, Epistemología y Ética

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LA IDEA DE BIEN

Según Platón

La Idea de Bien, según Platón, desempeña varias funciones cruciales:

a) FUNCIÓN ONTOLÓGICA

Platón identifica la perfección con la realidad. Por lo tanto, cuanto más perfecto es algo, más real es. La Idea de Bien representa la máxima perfección, siendo así lo más real. Además, es la causa del ser, de la perfección y de la existencia de las demás Ideas, y por ende, de las cosas sensibles que participan de estas Ideas.

b) FUNCIÓN EPISTEMOLÓGICA

La Idea de Bien es la causa de la inteligibilidad de las demás Ideas. Son racionales y cognoscibles para nuestra inteligencia puesto que participan de la Idea de Bien.

c) FUNCIÓN ÉTICA Y MORAL (función práctica)

El conocimiento del Bien en sí es necesario para encauzar sabia y rectamente la vida privada. En la política, el buen gobernante necesita haber visto el Bien en sí para tener una visión clara del bien del Estado y gobernar conforme a ello. Alcanzar ese conocimiento es la meta de la filosofía.

d) PRINCIPIO UNIFICADOR

Así como cada Idea unifica una multiplicidad de cosas sensibles (la Idea de Belleza en sí unifica todas las cosas bellas), la Idea de Bien unifica las Ideas en un principio supremo: el Bien en sí. Todo cae bajo él.

e) CAUSA FINAL Y CAUSA DEL ORDEN DEL MUNDO

Es el modelo último al que tienden a asemejarse todas las realidades, tanto sensibles como inteligibles. El conocimiento del Bien en sí parece algo inefable (inexplicable). Sócrates se niega a hablar sobre ello y cuando decide hacerlo, echa mano de analogías.

ÉTICA PLATÓNICA, orden moral y orden político

Platón considera demasiado simple la dualidad y propone una división tripartita del alma:

a) La parte racional

Es la sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina. La virtud propia de esta parte es la sabiduría (práctica) o prudencia. Su sede está en la cabeza. (Supuestamente propia del gobernante ideal)

b) La parte irascible

Es la fuente de las pasiones y emociones humanas. Su virtud propia es la valentía. Su sede está en el pecho.

c) La parte apetitiva

Es la fuente de los apetitos y deseos materiales del ser humano. Su virtud es la moderación o templanza. Su sede está en el bajo vientre.

La justicia en el alma consiste en respetar esta jerarquía natural: que la razón gobierne o rija las pasiones fogosas de la parte irascible y las utilice además para gobernar los deseos y apetitos de la parte apetitiva. Las tres partes son elementos de una unidad.

La moral individual tiene una traducción casi literal en el orden político y en el Estado. La ciudad puede considerarse también como un todo compuesto de tres partes: los productores, los guardianes (militares) y los gobernantes. De acuerdo con esta división, Platón establece además un principio de especialización por el que a cada individuo y grupo social ha de dedicarse a la función o tarea que le es propia. Platón no justifica este principio en razones de carácter práctico sino que también en consideraciones teóricas: la justicia no es sólo la unidad del Estado en sí mismo y del individuo en sí mismo; es, además, la unidad del individuo y del Estado, y, por tanto, el acuerdo del individuo con la comunidad.

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