Identidad, crisis y autonomía en la adolescencia
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Identidad:
Es el resultado de un proceso en el que se van combinando aprendizajes, tradiciones y recuerdos para ir conformando un núcleo estable y permanente que permite decir "este soy yo" y que los otros lo reconozcan. Es estable pero también dinámica porque cambiamos a través del tiempo, nos relacionamos con distintas personas, tomamos distintos roles. La construcción de esta tiene que ver con identificarse con algunos elementos y también diferenciarse de otros.
La identidad es el resultado de procesos de aprendizaje que tienen lugar en:
- El hogar, en la familia y en la escuela
- Grupo de amigos
- Con influencia de los medios de comunicación
- A medida que frecuentamos y conocemos distintos lugares
- En relación con las instituciones públicas y privadas que conducen la sociedad en la que vivimos.
Crisis:
Entraron en crisis en el siglo XX y XXI. Las familias están cambiando su forma y su funcionamiento. Dejó de estar en manos de los ancianos, hoy el liderazgo no es solo del padre sino también de la madre. Los partidos políticos que fueron importantes en la definición ideológica de los jóvenes atraviesan una crisis de credibilidad y representación y sus idearios se volvieron difusos y cambiantes. Las agencias privilegiadas para la socialización de los niños y jóvenes eran la familia y la escuela, mientras que hoy son los medios de comunicación.
La familia pierde centralidad en el adolescente y provoca algunas discusiones con los padres. Por eso, en el entorno familiar se deben resolver algunos conflictos:
- Requiere compatibilizar lo nuevo con las pautas y reglas de convivencia con el resto de los miembros del hogar y genera actitudes y criterios impulsivos como "vuelvo cuando quiero" "voy a donde quiero"
- Del adolescente consigo mismo. Es común que en el proceso de crecimiento y formación de la identidad haya avances y retrocesos y ensayos y errores. Estos conflictos pueden ser violentos o pacíficos o productivos según cada familia.
Autonomía:
El proceso de la autonomía requiere de la diferenciación, de reconocerse diferentes de otros. Ocurre en relación a la familia, el referente más fuerte en la infancia. Durante los primeros años de la adolescencia comienzan a tener mayor autonomía, por ejemplo, al ingresar en la secundaria. En la segunda parte se establecen proyectos como adultos en formación, cuando comienzan a pensar de manera realista a qué se van a dedicar, etc.
En la escuela: adoptan más responsabilidad. Al ingresar al secundario, aprenden otras normas y costumbres y forman nuevas amistades. Comienzan a viajar solos. Las tareas escolares se vuelven más complejas y exigentes sin ayuda de los mayores. Comienzan a plantearse sus estudios y sus posibles trabajos.
Amigos:
Los chicos se identifican con sus amigos. Comienzan a definir sus gustos y preferencias en común como música, dónde salir, equipos de fútbol, etc. Se construye a través de las conversaciones. Por otra parte, se define la identidad del grupo como tal, diferenciándose de otro grupo. También se incluyen en colectivos grupos más amplios que contienen a los grupos menores, aunque no de modo visible sino imaginario.
Espacio:
Los adolescentes comienzan a salir solos y encontrarse en lugares que ellos perciben como propios y donde pueden relacionarse con más comodidad de acuerdo a sus gustos o preferencias.
Primera etapa:
Los cambios corporales producen vergüenza e inhibiciones y los adolescentes suelen recluirse en sus cuartos y pasar muchas horas en soledad. No salen mucho y son supervisados por sus padres.
Segunda etapa:
Esta está marcada por el uso de tiempo libre para encontrarse, salir, vestirse, etc. Comienzan las salidas nocturnas. Etapa de discusión con los padres acerca de horarios y lugares.
Tercera etapa:
Madurez adolescente: los lugares de encuentro son más alejados del hogar o del circuito familiar y las salidas nocturnas son autónomas. Realizan vacaciones durante varios días en general.