Informe del expediente sobre la ley Agraria

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El texto que se nos propone para comentar es un Informe del Expediente sobre la Ley Agraria de Gaspar Melchor de Jovellanos. Es un texto de tipo económico. El autor del texto es un escritor y político ilustrado. Se doctoró en leyes y ocupó diversos cargos judiciales. Participó junto a otros ilustrado en las actividades de las sociedades Económicas de Amigos del País. En 1797 fue nombrado Secretario de Gracia y justicia. Pero pronto cayó en desgracia y fue desterrado a Mallorca, donde permaneció hasta 1808. José I le ofreció el Ministerio de Interior, que rechazó. En Septiembre de aquel año entró a formar parte de la Junta Central como representante de Asturias. Sus ideas chocaron con las de los liberales más avanzados. Como escritor fue autor de obras de teatro y poesía, pero sobre todo destacó por sus ensayos sobre reformas políticas y educativas. Obra destacada fue el Informe de la Ley agraria que es el texto que estamos comentando. Jovellanos dice que la agricultura es una de las actividades más atrasadas debido a que los instrumentos utilizados para su práctica son muy antiguos y tienen que mejorarlos, a que existen tierras que no están cultivadas de los cuales se podría sacar mucho beneficio, como por ejemplo las tierras de algunos monasterios o debido a la propiedad vinculada… Por lo que Jovellanos surgiere que se supriman los mayorazgos, que se recuperen esas tierras improductivas en manos muertas, el cercamiento de terrenos… Los grandes pensadores ilustrados se ocuparon de mejorar las condiciones de vida de los campesinos y mejorar la producción agraria. Estas preocupaciones culminaron en el Informe sobre la Ley Agraria de Jovellanos, que plantea todos los problemas que tenía esta rama de la economía para seguir adelante. Para llevar a cabo su programa de reformas, Carlos III contó con una serie de colaboradores, entre ellos podemos destacar a Pedro Rodríguez Campomanes, Conde de Floridablanca, y al conde de Aranda. Uno de los mayores campos de dedicación de los gobiernos de Carlos III fue el económico. Adoptaron una serie de medidas de carácter económico para acabar con las trabas que inmovilizaban la propiedad, estas fueron: limitar los privilegios de la Mesta, apoyar la propuesta de olavide de la colonización de nuevas tierras e impulsar los proyectos de reforma agraria para aumentar el número de propietarios y arrendatarios, crear mercados de bienes y de capitales, fomentando la infraestructura de transporte y la libre circulación de mercancías, en el comercio colonial establecer una cierta liberalización, apoyar la actividad industrial, se firmaron tratados comerciales para defender la industria nacional de la competencia exterior. Una de las cosas más importantes fue el apoyo dado a la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del país. La primera fue fundada por un noble vasco, y rápidamente se fueron creando Sociedades en muchas provincias, con el objetivo de estudiar cada una de ellas, fomentando la agricultura, el comercio y la industria. Las Sociedades Económicas estaban de acuerdo en considerar la agricultura como el mayor problema de la economía española. Influenciados por las nuevas ideas fisiocráticas de que la tierra y la agricultura eran la principal fuente de riqueza de un país. Criticaron el régimen señorial, las formas de propiedad de la Iglesia, los mayorazgos o la propiedad comunal. Jovellanos fue el encargado de informar sobre el Expediente de la Ley agraria formado por el consejo de Catilla. El expediente recoge una certera visión de los problemas de la agricultura española del siglo XVIII y una propuesta de soluciones pero que no se pusieron en práctica. El peso de la nobleza y de la iglesia hizo imposible la reforma. A las reformas se opusieron los grupos privilegiados(nobleza y clero) y algunos de ellos, como la abolición de la tasa de grano, acabó siendo un instrumento en manos de los escaparadores y provocó los graves motines en 1766 en buena parte de España. La ganadería y la pesca fueron dos actividades importantes en la época, vivieron un momento de auge. Los ganaderos Ilustrados, como Campomanes, mostraron un gran interés por el fomento de la actividad manufacturera. La industria artesanal era dominante, estaba en manos de los talleres, sobre todo textiles. El panorama lo completaban las Reales Fábricas, dirigidas a satisfacer la demanda del ejército(armas, naval), la nobleza(tapices, cristales) o la hacienda pública(tabaco). Su fracaso se debió al no poder competir con los productos extranjeros. También hubo fábricas mixtas, con la protección de la Corona, aunque la mayor parte de la producción industrial estuvo en manos de capital privado. El comercio interior era poco importante. Los intercambios apenas superaban el ámbito local o comarcal. Las aduanas interiores fueron suprimidas y sólo se mantuvieron en las provincias vascas, pero no desaparecieron los peajes interiores. El comercio exterior español se centraba en dos áreas: Europa y América. El comercio para la monarquía española de América era esencial. Los decretos de libertad de comercio abrieron América a otros puertos españoles y, en el marco de las guerras de la revolución francesa, un acuerdo convirtió a América en territorio libre para comerciar con todas las potencias europeas. En Extremadura dentro de las corrientes económicas del siglo XVIII, el apoyo a la agricultura en detrimento de la ganadería fue una de las medidas seguidas por el Despotismo Ilustrado, en especial durante el reinado de Carlos III. El aumento de la población propició que desde 1750 los municipios repartieran tierras para nuevas roturaciones a cambio de una pequeña renta a los campesinos. Ésta a su vez servía a los ayuntamientos para financiar las contribuciones que el Estado les exigía. Fue el momento de los informes y memoriales como el presentado ante el Consejo de Castilla por Vicente Paíno, diputado en Cortes en representación de Extremadura. Este tipo de informes incidían en algo ya conocido: no se podría mejorar la situación del campesinado de la región sin limitar los privilegios de los ganados trashumantes. Las Reales Provisiones favorecieron la extensión de cultivos entre grupos desfavorecidos, especialmente en Extremadura, a costa de los baldíos y tierras no cultivadas, permitiendo un aumento sustancial de las dehesas boyales de cada localidad. La culminación a esta legislación fue el Real Decreto de 28 de abril de 1793, apenas cinco meses después de que Godoy fuera nombrado primer ministro por parte de Carlos IV. Este Real Decreto pretendía aumentar las cosechas con el cultivo de terrenos que hasta entonces sólo habían sido utilizadas por los ganados mesteños y riberiegos. El efecto de la legislación de Godoy fue doble: en primer lugar, se movilizó un elevado número de tierras en los pueblos extremeños justo cuando una gran crisis de subsistencia asolaba la región y, en segundo lugar, se consiguió inquietar a las oligarquías que controlaban la Extremadura de finales del Antiguo Régimen. En conclusión, podemos decir que este Informe sobre la Ley Agraria era adecuado para poder mejorar la economía y la agricultura, pero no se llevó cabo porque Jovellanos fue cogido por la inquisición, debido a que cuestionaba los dogmas, porque este quería cultivar tierras que estaban en desuso y que pertenecían a conventos o monasterios. Todo esto trajo consigo levantamientos y motines, debido a que la población se quejaba de la crisis agraria y de que no había alimentos suficientes. Algunos habitantes viajaban a otras ciudades para conseguir alimentos, pero cuando volvían traían alimentos y enfermedades como por ejemplo la peste, que afectó a muchos pueblos de Extremadura. Todo esto influyó tanto que causó motines, como por ejemplo el de Esquilache, este motín consistía en cortar las capas y en convertir los sombreros gachos en sombreros de tres picos.

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