Insuficiencia Renal Aguda

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INSUFICIENCIA RENAL AGUDA (IRA)

Reduccion funcional aguda del riñon que se pone de manifiesto en 48hs y desde el punto de vista diagnostico se caracteriza por:

- Aumento absoluto de Creatinina de 0,3g o del 50% respecto del nivel previo +

- Oliguria < 0,5ml/kg/h="" durante="" 6="">

Se caracteriza por una OLIGURIA EXTREMA* (<300ml dia)="" que="" condiciona="" la="">300ml>RETENCIÓN DE SUSTANCIAS:

- Urea (Hiperazoemia)

- Creatitina (Hipercreatininemia)

- Iones hidrogeno (Acidosis metabólica)

- Potasio (Hiperpotasemia)

- Ac. Urico (Hiperuricemia)

* La presencia de anuria señala como principales causas:

 1) Obstruccion ureteral bilateral; 2) Papilitis necrotizante (DBT); 3) Obstruccion bilateral de Arteria Renal; 4) Fibrosis retroperitoneal; 5) Ca. Vejiga, Prostata, Cervix.

Causas de IRA

En base al distinto pronóstico y parámetros diagnósticos se dividen las causas en:

IRA PRE-RENAL...60-70%

IRA RENAL...25-40%

IRA POS-RENAL...5-10%

IRA PRE-RENAL

- Es precipitada por hipoperfusion renal secundaria a ↓ volumen LEC o del volumen arterial efectivo (ICC, cirrosis avanzada, sepsis) ó fármacos que reducen la perfusion glomerular como AINEs, IECAs, ARAII, etc.

- Inicialmente el parenquima es normal y funcional debido a que los mecanismos de autorregulación mantienen el VFG y FSR mediante cambios en el tono vascular de las arteriolas aferente y eferente (la hipoperfusion inicia fenómenos neurohumorales que dilatan la A. aferente y contraen la A. eferente con lo cual se mantiene el VFG). Si continua la hipoperfusion, la compensacion pierde eficacia y la vasoconstriccion se generaliza, de modo que cae el FG. Las celulas tubulares hipoperfundidas mueren y se desarrollan lesiones tipicas de NTA.

- Es facilmente reversible y con baja mortalidad si la intervencion es rápida.

CAUSAS de ISQUEMIA RENAL:

       - Disminución del Volumen circulante efectivo:

                                       - Pérdidas reales: Hemorragias, Diarrea, Vómitos, Quemaduras, Diureticos

                                       - Por redistribucion:  Insuficiencia Hepatica, Sme Nefrótico, Pancreatitis, Peritonitis, Obstruccion intestinal

      - Disminución del gasto cardiaco:

                                       - Shock cardiogénico, ICC, valvulopatías, miocarditis, IAM, arritmias, TEP, taponamiento cardíaco

      - Vasodilatación periférica:

                                       - Hipotensores, Sepsis, Hipoxemia, Shock anafiláctico

      - Vasodilatación de A. eferente:

                                       - IECAs, ARAII

       - Vasoconstricción renal:

                                       - Inhibición de síntesis de PGs, sustancias α-adrenérgicas, sepsis, síndrome hepatorrenal, hipercalcemia

- La deshidratación es la causa más frecuente de FRA prerrenal en ancianos, especialmente predispuestos a este tipo de FRA. La redistribución interna del espacio intravascular al intersticial o a un "tercer espacio" por hipoalbuminemia o vasodilatación sistémica (síndrome nefrótico, malnutrición, cirrosis) o en cuadros de destrucción tisular (quemaduras, pancreatitis, rabdomiólisis), así como el gasto cardíaco disminuido por disfunciones miocárdicas o pericárdicas, también son causas frecuentes de FRA prerrenal.

- Se refleja en la bioquímica urinaria con un Na+ bajo, una osmolalidad aumentada y una EFNa baja, con un sedimento urinario normal. El mecanismo de contracorriente permanece intacto, por lo que la concentración de urea es desproporcionadamente alta (parte se reabsorbe) respecto de la de creatinina (se filtra y no se reabsorbe).

IRA RENAL (Parenquimatosa)

- Puede afectarse el glomérulo, nefrona (túbulos), intersticio o vasos.

- La NTA (causa + frecuente de IRA) se produce en condiciones de isquemia prolongada (FSR reducido) o tóxicas. Es la via final comun de múltiples agresiones renales.

- Las células tubulares se vacuolizan, pierden su polaridad y la integridad de las uniones estrechas. Las células necróticas se despegan, ingresan a la luz y forman cilindros en el túbulo distal que obstruyen el flujo urinario.

MECANISMOS de DISMINUCION BRUSCA del FG en NTA

- Disminucion del FSR: vasoconstriccion renal generalizada.

- Disminucion del FG

                 Reduccion de la Pr hidrostática intraglomerular

                 Reduccion de la superficie de filtracion

- Retrodifusion del filtrado por el epitelio tubular dañado

- Obstruccion mecánica intratubular

                 Por cilindros celulares

                 Por precipitacion de sustancias:  cristales de Ac. úrico, cadenas ligeras de Ig, fármacos.

Por hiperpresion intersticial por el edema

CAUSAS de NTA:

         - Hemodinámica: causas de IRA pre-renal.

         - Nefritis TúbuloIntersticial Aguda (NTIA) 

                 - Inmunologica: LES, Sme Sjogren, Sme Goodpasture

                 - Infecciosa: Bacterias, virus

                 - Fármacos: AINEs, penicilinas, Sulfamidas

         - GNF rápidamente progresiva (lesion inflamatoria glomerular directa)

                - LES, PAN, Goodpasture, Schonlein-Henoch, Wegenner, SUH

         - Depósito intratubular

                - Nefropatia gotosa, Mieloma, Hipercalcemia grave

         - Nefrotoxinas endógenas

- Mioglobina (Rabdomiolisis), Hemoglobina

         - Vascular

                - Microscópica (Microangiopatia trombótica): PTT (Púrpura Trombocitopénica Trombótica), Sepsis, SUH, Sme HELLP, Vasculitis. HTA maligna.

                - Macroscópica (Trombosis o Embolia de art. renal): Aterosclerosis, Embolismo.

         - Fármacos

                 - Lesion tubular directa: Aminoglucósidos (AG), Vancomicina, Anfotericina, Cisplatino, Contraste IV.

                 - Lesion tubular indirecta: AINEs, Ciclosporina, Estatinas*, Cocaína* (*Rabdomiólisis: el Hem es toxina tubular)

IRA POS-RENAL

- Se produce transmision retrógrada de presión hacia la cápsula de Bowman (La TFG desciende por dilatación de la A. aferente). La vasodilatación es transitoria y la TFG comienza su descenso en 12-24Hs provocando hipoperfusion glomerular.

Causas de OBSTRUCCION URETERAL BILATERAL:

                                - Hipertrofia Prostática

                                - Litiasis Ureteral

                                - Papilitis Necrotizante (DBT)

                                - Fibrosis Retroperitoneal: Ca. colon, Linfoma

                                - Ca. vejiga, Ca cervix, Mieloma múltiple (precipitacion de cadenas ligeras)

                                - Fármacos: Sulfamidas, MTX, Aciclovir.

PRESENTACION CLINICA:

- En IRA PRE-RENAL: Depende de la causa de hipoperfusion.---> Deshidratacion!

- En IRA POS-RENAL: Depende de la altura de la obstruccion.

- IRA RENAL o PARENQUIMATOSA:

Por ↓ Filtrado Glomerular (FG):     - OLIGURIA (60% Oligúrica - 40% No oligúrica)

Por Sobrehidratación (Sobrecarga de volumen debida a excresión reducida de Na+, H2O y K+): --->  ATENCIÓN a las PÉRDIDAS CONCURRENTES!!!

- EDEMAS PERIFERICOS: Aumento de peso.                                                          (Diarreas, Vómitos, Fiebre)

                                              - EDEMA PULMONAR

                                              - HTA

                                              - HIPONATREMIA DILUCIONAL: Obnubilación, Convulsiones.

Por Acidosis Metabólica Normoclorémica con GAP↑:

- Respiración de Kussmaul

Por HiperKalemia: Músculo esquelético: Debilidad, parestesias, parálisis.

                             Músculo gastrointestinal: Ileo, Dolor abdominal.

                             Músculo cardíaco: Arritmia ventricular.---> ECG: T acuminada (alta, picuda, de base estrecha), P aplanada, QRS ancho.

 

TARDAN 2 o 3 DIAS EN INSTALARSE...

Hipocalcemia: (sin tetania: la acidosis metabólica aumenta el Ca++ iónico)---> ECG: QT prolongado, Cambios inespecificos de Onda T.

      - Espasmos, calambres, PARESTESIAS PERIBUCALES, Confusion, Convulsiones.

Hiperfosfatemia (>6mg/dl): debido a disminución de la excresión de P.

Anemia: se hace evidente luego de 1 semana del inicio de IRA por ↓EPO.

Coagulopatia: Por disfuncion plaquetaria ---> Los parámetros de coagulación son normales.

 

OTRAS MANIFESTACIONES...

Hemato y Coagulacion: se afectan rápidamente provocando anemia NyN y Hemorragias (petequias, epistaxis, gingivorragias, enterorragia, melena, hemoptisis).

Cardiovascular: Insuficiencia Cardiaca, EAP, Pericarditis urémica.

Digestivo. Gastritis urémica (nauseas, vómitos, diarrea, hemorragia digestiva), ulceras orales, Pancreatitis (de muy mal pronóstico).

Nervioso: Delirio, Confusion, estupor, coma.

    - Por edema cerebral (Hiponatremia)

    - Por repercusion nerviosa de la acidosis

    - Por Encefalopatía Hipertensiva: agrega convulsiones tónico-clónicas.

La oliguria de causa renal corresponde al verdadero cuadro clinico de IRA, que se desarrolla en 3 etapas:

   - OLIGÚRICA: Ante una OLIGURIA AGUDA es muy importante determinar si su causa es principalmente pre-renal (Shock), renal (injuria parenquimatosa) o posrenal (obstruccion via urinaria), para orientar respecto de si el riñon ya ha sufrido las consecuencias o se encuentra indemne, siendo la oliguria una respuesta homeostática (Ej. en el Shock, mediante oliguria se busca normalizar la volemia).

                  - Es necesario DESCARTAR: la posibilidad de Retencion vesical aguda (presencia de Globo Vesical) y de un episodio terminal de IRC.

   - POLIÚRICA: Superada la fase oligúrica y luego de un periodo variable (e/ 3 dias y 3 semanas) se produce un aumento de la diuresis (progresivo: 100-300 ml/dia o en forma de Crisis Poliúrica > 1500 ml/dia).

            ----> Debe controlarse al paciente a fin de evitar que las pérdidas lleven a: HipoKalemia, Hiponatremia, Deshidratación.

   - CONVALESCENCIA: Se produce una recuperacion renal total o se estabiliza en un nivel funcional inferior llevando a la IRC.

DIAGNÓSTICO

INDICES URINARIOS en el FRA

Pre-Renal

Renal (NTA)

Glomerular

Obstructivo

Arterial

Na+ u

<20meq>20meq>

>40

<>

variable

>100

EF Na

<>

>1%

<>

>1%

 >80

Osm

>500mOsm/Kg

<>

>400

<>

Densidad U.

>1015

<>

U/Cr

>20:1

<>

>20:1

>20:1

Uu/Up

>10

<>

>10

<>

 1

Cru/Crp

>20

<>

>20

<>

 <>

Sedimento

NORMAL

cilindros granulosos

Hematuria

cilindros hematicos

Ecuacion

Brecha Osmolar: Osm medida - Osm esperada--> Amplia: ↑Osmol no medido (Metanol, etilenglicol) 

DETERMINACIONES IMPRESCINDIBLES

EX. de ORINA: Creatinina, Urea. Ionograma urinario (Na, Cl, K). Osmolaridad. Sedimento urinario.

ANALITICA SANGUINEA: Creatinina,Urea, Ionograma plasmatico, Osmolaridad, Ac. Urico.

            HEMOGRAMA: Anemia profunda en ausencia de hemorragia: hemolisis, MM, PTT

                                       Eosinofilia: PAN

MEDIO INTERNO: Ionograma plasmatico. EAB.

ECG: signos de HiperK, HipoCa,etc

RX TX:  busqueda signos hipervolemia (cardiomegalia, hiperflujo pulmonar)

ECOGRAFIA RENAL y Vias Urinarias:  tamaño renal, litiasis, riñon unico, malformacion.

        Riñon grande        → Renal?

   (edema intersticial)    → Obstructivo?→ Dilatacion de pelvis y calices → No → Aun no dilatados: repetir en 48 hs.

                                                                                                                          → No → fibrosis retroperitoneal?

                                                                                                                          → Si   → Parenquima conservado → SI (distancia corticomedular ≈ 2cm): OBSTRUCCION AGUDA.

                                                                                                                                                                                   → NO (distancia corticomedular < 2cm):="" obstruccion="">

DETERMINACIONES ELECTIVAS  

    - ANA, ANCA, Complemento, Crioglobulinas                             

    - Colagenograma

    - Urocultivo

Las determinaciones en sangre y orina, de Na, K, osmolalidad, urea y creatinina, con los que se pueden establecer diferentes índices, son importantes en el Dx diferencial del FRA, especialmente, en 3 situaciones: FRA prerrenal, la NTA y oclusión total de arterias renales. En las otras circunstancias, su valor es más limitado. Hay que tener en cuenta que la presencia de fenómenos inflamatorios intrarrenales en patologías glomerulares y en NTIA hace que sus patrones bioquímicos e índices urinarios se parezcan más a los del FRA prerrenal. En cualquier caso, el valor de los datos citados es relativo y siempre deben considerarse en función de la clínica a la que avalan, pero sobre la que nunca deben predominar. De los índices propuestos, la EFNa es el que tiene mayor sensibilidad y especificidad. En general, valores de EFNa inferiores a 1 sugieren un origen prerrenal, mientras que los superiores a 2 se verían en NTA. Hay excepciones a esta regla general, la presencia de IRC, bicarbonaturia, glucosuria, sme de Addison y empleo de diuréticos podrían dar EFNa superior a 2 en situaciones de fallo prerrenal. Por el contrario, en las NTA secundarias a mioglobina, hemoglobina o uso de contrastes yodados pueden encontrarse EFNa inferiores a 1. Por lo dicho antes, no deben administrarse diuréticos hasta que no se haya analizado la composición de la orina. En ocasiones, valores intermedios de EFNa, entre 1 y 3, aunque más sugestivos de NTA, pueden verse en enfermos que comparten criterios clínicos tanto de prerrenal (responden con diuresis a la hidratación), como de NTA (persisten valores elevados de productos nitrogenados pese a la reanudación de la diuresis). Probablemente, estos valores intermedios representan la heterogeneidad nefronal ante una misma lesión, donde unas nefronas tienen un comportamiento prerrenal y otras sufren ya una NTA.

Se han propuesto nuevos índices basados en la EF de otras sustancias para el Dx diferencial entre el fallo prerrenal y la NTA. Unos emplean la EFK, que tendría valores alrededor del 40-50% en FRA prerrenal y superior al 100% para la NTA. Sin embargo, este índice también se modifica con el uso de diuréticos. Otros índices de mayor eficacia tras el empleo de diureticos, pues no se modificarían con su administración, serían la EFurea, menor a 35% en fallo prerrenal, y la EF ácido úrico, que estaría próxima al 6% en el prerrenal y al 30% en las NTA. Aunque son raros los FRA por oclusión total de las arterias renales y, pese a que acaban cursando de forma natural con anuria absoluta, si el paciente acude precozmente al médico es posible obtener una muestra urinaria de escasos centímetros cúbicos que, si se analiza, evidencia unas concentraciones similares a las plasmáticas. En el caso de necrosis cortical total pueden obtenerse valores bioquímicos urinarios semejantes a los de la oclusión arterial total. Estos hallazgos, que pueden ser vitales para la recuperación del enfermo y/o de su función renal, plantean la necesidad de realizar una arteriografía renal urgente.

La presencia de proteinuria moderada o importante es más frecuente en el FRA parenquimatoso secundario a GNF, vasculitis, enfermedades sistémicas, como el LE diseminado y la NTIA. La NTA suele cursar sin proteinuria, aunque una proteinuria leve o moderada no excluye el Dx. En las NTA, el sedimento suele mostrar sólo cilindruria granulosa y/o hialina de coloración parduzca, debido a detritus celulares del epitelio tubular y la presencia de proteína de Tamm-Horsfall. Pueden verse también células tubulares descamadas susceptibles de confundirse con leucocituria y ninguna o escasa hematuria. En los FRA prerrenales, el sedimento es normal. Un sedimento abigarrado con cilindros diversos, hematuria y, a veces, leucocituria favorece, así mismo, el Dx de otras formas de FRA parenquimatoso. Es preciso emplear una tinción de Wright u otras similares para valorar una leucocituria eosinofílica, que indicaría la existencia probable de una NTIA. Sin embargo, las NTIA por AINE suelen cursar sin eosinofiluria. La observación de cristaluria en el sedimento puede tener significación Dx. La presencia excesiva de cristales de oxalato cálcico se ve en FRA ocasionados por MTX o etilenglicol. Los de ácido úrico en los causados por lisis tumorales, mientras que los de sulfamidas se observan tras el consumo de estos fármacos.

La realización de pruebas analíticas específicas (complemento, crioglobulinas, inmunoelectroforesis, anticuerpos antinucleares, ANCA), sólo debe hacerse si hay criterios clínicos sugestivos, o cuando las causas arriba citadas no parecen ser el origen del FRA.

Técnicas de imagen

Desempeñan un papel fundamental en el Dx diferencial del FRA. Su uso razonado permite conocer el nro de riñones del paciente, su tamaño y contorno, las características del árbol vascular y de su patrón de perfusión, así como valorar posibles problemas obstructivos de las vías urinarias.

Ecografía

La ecografía convencional del aparato GU y, en general, del abdomen es mandatoria en todo enfermo con FRA. El tamaño renal ecográfico normal, unos 10 cm de diámetro longitudinal, está reducido en la IRC (es posible ver riñones grandes en IRC por poliquistosis, mieloma, amiloidosis, hidronefrosis terminales; o riñones de tamaño normal en enfermos glomerulares). En el FRA parenquimatoso hay un aumento de la ecogenicidad renal, pero este dato es inespecífico. En ocasiones, se observan riñones grandes por edema del intersticio renal, como ocurre casi siempre en NTIA y en procesos infiltrativos renales tipo linfoma, y con frecuencia en NTA y en formas agudas de vasculitis y GNF. También pueden apreciarse riñones aumentados de tamaño en obstrucciones de las vías urinarias. En estos casos, lo que predomina es la dilatación de cálices y pelvis renal; ocasionalmente también uréter dilatado. Cuando la obstrucción es aguda, la vía puede tardar 24-48 horas en mostrarse dilatada. Por ello, la ecografía debe repetirse si sospecha de obstrucción. En caso de dilatación de vías urinarias, la existencia de un parénquima conservado, con distancia córtico-medular alrededor de 2 cm, implica un origen agudo de la obstrucción; al contrario, un parénquima disminuido supone cronicidad y escasa reversibilidad. En raras ocasiones asociadas con fibrosis retroperitoneal puede haber obstrucción de la vía sin dilatación evidente. Lo mismo puede ocurrir si el paciente tiene más de una causa para su fracaso renal, por ejemplo, si tiene NTA por sepsis de origen urinario. Esta circunstancia no infrecuente explica que la oliguria condicionada por la NTA dificulte la evidencia de dilatación de la vía urinaria. Con frecuencia, la ecografía convencional permite diagnosticar el origen de la obstrucción: adenoma/carcinoma de próstata, tumores o litiasis a cualquier nivel de la vía o pelvis. Así mismo, la ecografía permite discernir si el paciente es monorreno anatómico (agenesia, cirugía) o funcional (riñón pequeño unilateral hipoplásico o vascular). La confirmación de un solo riñón funcionante obliga a acelerar las medidas terapéuticas específicas. Esta exploración también puede informar sobre la presencia de calcificaciones o aneurismas a nivel aórtico o de las arterias renales, que hagan sospechar un origen vascular del FRA.

Ecografía doppler

Es una técnica incruenta que permite obtener información de las arterias y venas renales. Además de su empleo en el Dx de estenosis de la arteria renal y de trombosis de la vena, podría llegar a ser de utilidad en el Dx del FRA por NTA. En estos casos, a nivel de las arterias interlobares renales se aprecia un aumento de la resistencia y una disminución del flujo arterial. Estas alteraciones evidentes en las fases de instauración y mantenimiento del FRA revierten en la de resolución, cuando reaparece la diuresis en los FRA oligúricos o comienzan a descender los productos nitrogenados en los FRA no oligúricos. Pese a su valor Dx, en casos con sospecha de oclusión arterial aguda o de trombosis renal, los estudios angiográficos convencionales siguen siendo la técnica de elección, siempre que el estado del enfermo lo permita.

Radiografía simple de abdomen

Proporciona información de la morfología renal, posibles litiasis (sólo las radio-opacas), y de calcificaciones vasculares. Es de escasa utilidad para sospechar dilatación de las vías urinarias. La presencia de gas intestinal en enfermos habitualmente no preparados le resta utilidad.

Tomografía computarizada (TC)

Es útil para poner en evidencia cuadros obstructivos y sus causas en ocasiones. Es más fácil detectar un uréter dilatado en sus tramos distales que con la ecografía. Las litiasis se identifican en ausencia de contraste, sean radioopacas o no. Si se usa contraste, valorando siempre su posible efecto nefrotóxico, se logra una definición mejor del parénquima y de la irrigación renales, pero pueden dejar de visualizarse las litiasis radio-opacas. Lo adecuado sería hacer dos series, sin contraste la primera.

Estudios angiográficos

La arteriografía es la técnica de elección cuando se sospecha una oclusión de las arterias renales. La arteriografía convencional, con aortografía desde un nivel suprarrenal y después arteriografías renales selectivas, sería el procedimiento aconsejable por su gran definición y porque, con frecuencia, es el primer paso terapéutico si se deja colocado un catéter intraarterial en los casos que se traten con fibrinólisis.

La cavografía/venografía renal es, así mismo, la técnica de elección cuando se sospechan trombosis en el territorio cavo renal.

Otras exploraciones

La ecocardiografía convencional, o esofágica, es útil en casos seleccionados, pues permite valorar el estado valvular, signos de endocarditis o de trombos auriculares, la existencia de derrame pericárdico y la medición incruenta del gasto cardíaco, circunstancias todas ellas asociadas con diferentes formas de FRA.

Biopsia renal

La realización de una biopsia renal no es una práctica habitual en el FRA. El Dx de NTA es de exclusión y no precisa una biopsia renal. Además, el carácter parcelar de la necrosis tubular no contradice su Dx si en la muestra obtenida no se observan datos compatibles con la misma. Obviamente, el FRA prerrenal, un trastorno funcional, no debe biopsiarse. Esta técnica debe realizarse precozmente cuando se sospeche un FRA parenquimatoso de otra índole, pues con frecuencia podría ser beneficioso un tratamiento específico. Aunque inicialmente hayamos sospechado una NTA, la biopsia también está indicada si el FRA dura más de tres semanas, pues, para entonces, la mayoría de las NTA están resueltas y podríamos estar retrasando el tratamiento de otras formas de FRA. El Dx de certeza de las NTIA exige biopsia renal. En el caso de las necrosis corticales parcelarias, esta característica hace que la lesión pueda existir sin que se confirme histológicamente. Por otro lado, la situación clínica de los pacientes con necrosis cortical hace difícil utilizar la biopsia en estos enfermos. La biopsia cutánea o en otros territorios puede bastar en enfermedades sistémicas.

Elevacion de Productos Nitrogenados

FRA o IRC? → FRA

                    ↓

                 Tiene uropatia Obstructiva?

Existen factores pre-renales?

Hay datos de enfermedad glomerular?

Hay enf. vascular renal? de gran vaso? de pequeño vaso?

Hay enfermedad intersticial?

Existe deposito de cristales intrarrenales?

NTA

FRA vs IRC

La distinción, a veces, es difícil. El 1er punto a investigar es si existen analisis previos de la fx renal, para conocer si el deterioro actual es agudo o crónico. Antecedentes de enfermedad renal anterior sugerirá evolución del proceso hacia la IRC. No obstante, hay que tener en cuenta que la IRC puede tener un deterioro agudo de origen similar al de un sujeto sano, o debido a un brote de su enfermedad de base (exacerbaciones de enfermedades glomerulares, de vasculitis, crisis lúpicas, de HTA maligna, etc.). Los controles analíticos después de detectar una elevación de los productos nitrogenados son muy orientativos: en la IRC, los valores permanecen constantes, mientras que en el FRA se aprecian incrementos diarios no inferiores a 0,5 mg/dl en la Cr sérica.

En ausencia de datos previos de la fx renal, la presencia de astenia, anorexia, somnolencia, calambres, náuseas o vómitos matutinos, poliuria o polidipsia de larga evolución apuntan a un proceso crónico, pues estos síntomas, característicos del síndrome urémico, son excepcionales en el FRA. El tinte urocromo, prácticamente, descarta el FRA. El hallazgo de una anemia bien tolerada, de hipocalcemia e hiperfosforemia o de acidosis hiperclorémica, no justificada por otros motivos, señalan también a una IRC, aunque no excluyen el FRA, si bien suelen transcurrir al menos 2 a 3 días desde su instauración hasta que se observan. La existencia de hiperK bien tolerada clínica y ECGmente es más frecuente en la IRC. La evidencia de riñones pequeños es característica de la IRC. Por contra, la presencia de riñones normales e incluso grandes no excluyen un origen crónico del deterioro funcional.

UROPATIA OBSTRUCTIVA

El siguiente paso del proceso Dx es descartar la obstrucción de vías urinarias. La historia clínica puede apuntar en ese sentido si hay datos de cólicos nefríticos, traumatismos, expulsión de coágulos, cálculos o arenillas, gota, prostatismo, o antecedentes de neoplasia urinaria, intestinal o ginecológica. La obstrucción debe sospecharse también si oliguria de instauración brusca o si refiere episodios alternativos de anuria/poliuria. La presencia de un globo vesical y, a veces, de puño-percusión renal positiva son muy sugerentes del Dx.

La ecografía abdominal dirigida sobre todo a valorar el tamaño y morfología renal y de la próstata y signos de dilatación de las vías urinarias y/o litiasis, es la 1er exploración que debe realizarse en todo enfermo con elevación de los productos nitrogenados. En su defecto, está indicada una Rx simple de abdomen con tomografía renal. El análisis urinario es poco específico en este tipo de FRA, los índices urinarios pueden parecerse a los del FRA prerrenal en las fases precoces de instauración del cuadro, y al de la NTA, cuando se reinstaura la diuresis.

FRA PRE-RENAL frente a FRA PARENQUIMATOSO

El paso siguiente es discernir entre un FRA prerrenal o parenquimatoso. Una historia compatible con disminución del volumen circulante, por pérdidas extracorporales (hemorragia, diarreas, diuréticos, calor, etc.), o por redistribución del líquido extracelular (atrapamiento gastrointestinal, pancreatitis, rabdomiólisis y estados edematosos, fundamentalmente), o clínica de hipoperfusión renal (shock e insuficiencia cardíaca son las causas más frecuentes) sugerirán un origen prerrenal. En estas situaciones suele apreciarse:

       - Hipotensión arterial y taquicardia, en ocasiones, no apreciables en decúbito, pero sí con el enfermo sentado o de pie.

       - Hipotonía ocular, signo del pliegue y sequedad de mucosas son frecuentes; sin embargo, su ausencia no descarta totalmente una disminución del líquido extracelular, a veces, sólo apreciable con la medida de la PVC o de la PCP, que estarán bajas, o valorando la respuesta diurética a la expansión de volumen con líquidos intravenosos.

       - Diversas combinaciones de ascitis, ictericia, estigmas hepáticos y edema sugieren origen hepático o renal del descenso del volumen circulante y del fallo renal.

       - La existencia de valvulopatías graves fundamentalmente izquierdas, IAM y, otras causas de IC, hablará a favor de hipoperfusión de origen cardíaco. De forma similar, todas las situaciones que pueden originar shock (sepsis, disección aórtica, déficit endocrinos suprarrenales o hipofisarios y algunas cardiopatías agudas) ocasionan de forma sistemática un fallo prerrenal.

Por su carácter funcional, el FRA prerrenal mejora cuando lo hace la causa que lo condiciona. Por este motivo, cuando se sospeche una pérdida hidrosalina pura, hay que intentar mejorar la perfusión renal con expansión de volumen, administrando de 1 a 2 litros de líquido intravenoso, a un ritmo rápido, pero adecuado a la situación cardiológica y edad, para evitar IC aguda. En las otras situaciones habrá que combinar, según los casos, el uso de aminas presoras con grados variables de expansión de volumen. En cardiopatías, situaciones de shock y ancianos es aconsejable hacer la valoración inicial y la evolución posterior del estado hemodinámico mediante el empleo de un catéter de Swan-Ganz. La reanudación de la diuresis tras aplicar las medidas citadas apunta a un origen prerrenal. Su ausencia indica que nos encontramos ante una NTA de origen hemodinámico.

Un punto clave en el Dx de estas dos entidades radica en la determinación de pruebas analíticas en sangre y orina, que de forma directa, o aplicando diferentes índices, nos apuntan hacia un origen prerrenal cuando el Na urinario sea inferior a 20 mEq/l, la osmolalidad urinaria superior a 500 mOsm/l, la EFNa inferior a 1% y el cociente urinario/plasmático de la urea superior a 20. Por el contrario, en presencia de una NTA el Na urinario es habitualmente superior a 40 mEq/l, la osmolalidad plasmática inferior a 350 mOsm/l, la EFNa superior a 2% y el cociente urinario/plasmático de la urea inferior a 10. Estas diferencias se deben a la integridad tubular y a los mecanismos de concentración en el caso del FRA prerrenal, lo que permite al riñón reabsorber, especialmente a nivel del túbulo proximal, el escaso Na que le llega y concentrar la orina. La lesión de las células tubulares y la pérdida de la tonicidad medular explican a su vez los hallazgos observados en la mayoría de las NTA. Valores intermedios deben determinarse en función de los datos clínicos del enfermo. Su presencia probablemente representa formas "menos graves" de NTA o la existencia de un "síndrome intermedio", donde, por la heterogeneidad nefronal y, por tanto, por su diferente respuesta a un mismo estímulo nocivo, unas nefronas están en situación prerrenal, mientras que otras están en NTA. El mantenimiento de la tonicidad medular facilita la reabsorción de urea, lo que explica que en el FRA prerrenal suela existir una disociación entre las concentraciones de urea y creatinina plasmáticas, siendo desproporcionadamente más elevada la urea que la creatinina que no se reabsorbe.

Cuando se haya descartado razonablemente el origen hemodinámico puro del FRA, la atención del médico debe dirigirse hacia una etiología medicamentosa y/o tóxica del mismo. Esto exige que la anamnesis se centre en la realización reciente de pruebas diagnósticas (radiografías con contraste yodado), la administración de medicamentos, los intentos de autólisis y la adicción a drogas, sin dejar cerrada la puerta a posibilidades insospechadas. Los antecedentes de edad avanzada, la presencia de amiloidosis, la disminución del volumen circulante, la diabetes o la insuficiencia renal favorecen la aparición de FRA nefrotóxicos, fundamentalmente secundarios al uso de antibióticos y contrastes yodados.

Los FRA nefrotóxicos por fármacos dependen de la dosis y suelen aparecer 2 a 7 días después de la administración del fármaco, con frecuencia, no tienen oliguria y sus patrones bioquímicos son similares a los de las NTA de origen hemodinámico. Las necrosis tubulares condicionadas por contrastes yodados aparecen 24-48 horas después de su uso. Su patrón bioquímico es similar al observado en los fracasos prerrenales.

El FRA por rabdomiólisis causado fundamentalmente por aplastamientos, exceso de actividad física, hipertermia, consumo de fármacos y trastornos enzimáticos musculares cursa con edema muscular, que condiciona, en todos los casos, una reducción del volumen circulante. Hay que valorar las extremidades del paciente, especialmente en los casos originados por síndrome de aplastamiento, para prevenir y/o tratar lesiones neuronales e isquémicas secundarias a un síndrome compartimental producido por el edema local. Sus claves diagnósticas son el aspecto rojizo de la orina en la fase inicial, una reacción positiva a hemoglobina, producida por la mioglobina, en la tira reactiva de análisis urinario en ausencia de hematuria en el sedimento y valores elevados de creatincinasa (CK), generalmente superiores a 20.000 U/ml, y láctico deshidrogenasa (LDH). Aquí, a diferencia con otras NTA, el Na urinario y la EFNa son bajos. Otros datos característicos son hipercaliemia, hiperuricemia y elevación desproporcionada de la creatinina sérica, como expresión del daño muscular. Puede existir hipocalcemia en la fase inicial del FRA por atrapamiento de calcio en el tejido muscular necrótico. En ausencia de elevación de la CK, la observación de una reacción positiva para hemoglobina en orina en ausencia de hematuria, debe movernos hacia un diagnóstico de NTA secundaria a hemólisis: reacción trasfusional, muy rara en el momento actual o a intoxicaciones por metales. Datos clínicos y analíticos de hemólisis son la regla en estos casos.

RABDOMIOLISIS:

Clinica: edema muscular, orina roja (en ausencia de hematuria).

Laboratorio: HiperK - HiperP - HiperCa - HiperU - CK MM - LDH. Na urinario y EFNa bajos. Elevacion desproporcionada de Cr serica (daño muscular).

Nefritis tubulointersticiales agudas (NTIA)

El conocimiento de que casi todos los fármacos, con independencia de la dosis a la que se administren, pueden ocasionar reacciones de HS, hará que el Dx de NTIA por fármacos aumente en el futuro. La clínica comienza, por lo general, horas después de su uso y consiste en fiebre, artralgias y exantema morbiliforme. En ocasiones se observan manifestaciones de HS a otros niveles, fundamentalmente, hepático (aumento de transaminasas y bilirrubina) y hematológico (anemia hemolítica). Analíticamente, cursan con eosinofilia, a veces plaquetopenia, y leucocituria (eosinofiluria si se utilizan tinciones adecuadas), microhematuria y proteinuria moderada. Las NTIA secundarias a AINEs aparecen después de meses de estar ingiriendo el fármaco y, con frecuencia, se asocian con proteinuria en rango nefrótico. El diagnóstico de NTIA sólo es de sospecha si no se realiza una biopsia renal. En las NTIA secundarias a enfermedades sistémicas e infecciosas predomina el cuadro de la enfermedad de base.

Otros tipos de fracaso renal agudo parenquimatoso

Necrosis cortical. Es un cuadro clínico raro. Hay que sospechar su existencia en enfermos graves, fundamentalmente, en lactantes con pérdidas hidrosalinas importantes, en FRA obstétricos, especialmente, en abortos sépticos y placentas previas y en toda sepsis grave. Cursan siempre con síndrome de CID. Si la necrosis cortical es total, el patrón urinario es similar al de la oclusión arterial renal total. Si es parcelaria, se asemeja al de una NTA grave. El diagnóstico es histológico, sin embargo, muchas veces no puede hacerse una biopsia por las alteraciones hematológicas concomitantes. La ausencia de irrigación cortical en la arteriografía es diagnóstica.

Enfermedad tromboembólica. Debe sospecharse en personas mayores, especialmente, si hay antecedentes de arterioesclerosis o enfermedad cardíaca potencialmente embolígena. La existencia de cólicos renales sin evidencia de obstrucción urinaria y/o de náuseas y dolor abdominal, generalmente periumbilical, son característicos. La orina, escasa si cursa con FRA, suele ser hematúrica y la puño-percusión renal, positiva. Pueden verse con frecuencia datos sugerentes de isquemia intestinal o de embolismo en otros territorios. En sangre, la elevacion de LDH y GOT deben hacer sospechar el proceso. Si la oclusión arterial renal es total, el patrón urinario es característico. El diagnóstico es arteriográfico.

Enfermedad ateroembólica. Cursa con sintomatología sistémica. Aunque puede ocurrir de forma espontánea, suele aparecer entre 15 y 90 días después de una manipulación instrumental, arteriografía y/o cirugía cardiovascular, de un árbol arterial aterosclerótico. Puede asociarse con clínica a cualquier nivel, amaurosis, hemorragia intestinal, pancreatitis, etc., como expresión de pequeños infartos secundarios a la suelta de microémbolos de colesterol. Destacan los signos cutáneos, los más accesibles al explorador: livedo reticularis y microinfartos en partes acras, cuya manifestación más característica es el síndrome del dedo azul. Analíticamente, puede observarse, en algún momento de la evolución, hipocomplementemia, eosinofilia y plaquetopenia. El diagnóstico es histológico, por evidencia a nivel renal o en cualquier otro territorio de la imagen en negativo de cristales de colesterol. La biopsia cutánea de zonas afectas, por su sencillez, debe ser el primer tejido a estudiar.

Trombosis venosa renal. Es un proceso generalmente crónico, asociado habitualmente con síndrome nefrótico. En su forma aguda se presenta asociado a deshidratacion muy grave, siendo más frecuente en niños que han recibido alimentación hipertónica. Cursa con dolor en el flanco y hematuria. El diagnóstico se hace con cavografía/venografía renal o con ecografía doppler con ultrasonidos.

Síndrome urémico hemolítico (SUH) y púrpura trombótica trombocitopénica. Con frecuencia es posible poner de manifiesto, sobre todo en el SUH, un factor desencadenante como una diarrea causada por la verotoxina de la cepa de E. coli 0157 o una Shigella, el uso de ciclosporina A o un estado postparto. La presencia de petequias, equimosis, hemorragias intestinales y, con frecuencia, alteraciones del SNC, es la clínica más frecuente. Analíticamente, se aprecia anemia, plaquetopenia, aumento de bilirrubina indirecta, elevación de LDH y fragmentación de GR en frotis sanguíneo. Hallazgos semejantes pueden observarse en HTA maligna y esclerodermia.

Otros. Las enfermedades glomerulares pueden cursar con FRA si son agudas o si siendo crónicas sufren una exacerbación, especialmente, si se acompañan de un brote extracapilar. Una forma especial es el FRA que ocurre en enfermedades glomerulares que cursan con hematuria, principalmente, la GNF por IgA, ya que es el efecto tóxico directo de los hematíes sobre el epitelio tubular el que condiciona el mismo. Consideraciones similares pueden hacerse en pacientes con vasculitis y otras formas de enfermedades sistémicas que cursen con FRA. El Dx de estos procesos, excluyendo el de GNF aguda que puede hacerse clínicamente, es biópsico.

Finalmente, los FRA deben diferenciarse, además, de otras situaciones o pseudofracasos renales, donde hay un aumento de la concentración de productos nitrogenados sin que exista deterioro del FG (interferencias bioquímicas en la determinación de Cr, hemorragia GI y fístulas enterourinarias o genitourinarias, fundamentalmente).

Un aspecto que no debe ser olvidado en el estudio del paciente con FRA lo constituye la exploración mucocutánea, que puede orientarnos sobre el origen del FRA.

 EVALUACION del Paciente

Anamnesis y Antecedentes personales:

     - Edad avanzada: FRA obstructivo, Mieloma, Vasculitis, NTA por farmacos si no se ajustan las dosis. 

     - Aterosclerosis: FRA funcional, enfermedad tromboembolica, enfermedad ateroembolica.

     - Diabetes: FRA funcional, sme nefrotico.

     - Consumo de farmacos: FRA funcional (AINEs, IECAs, ARAII), Diureticos (↓vol circulante), NTA por toxicidad (mas frecuente por ATBs)

     - Enfermedades previas: reagudizacion de enfermedades (lupus, vasculitis), infeccion grave, Aneurisma Ao abdominal, Historia de litiasis, obstruccion por neoplasia.

     - Funcion renal previa: valorar si hay datos que permitan difernciar FRA e IRC.

COMPLICACIONES IRA:

  - SOBRECARGA DE VOLUMEN: por excresion reducida de Na, K y H2O --> EAP, Edemas perifericos 

  - HIPONATREMIA DILUCIONAL

  - HIPERPOTASEMIA

  - HIPERFOSFATEMIA-HIPOCALCEMIA

  - ACIDOSIS METABOLICA

  - SINDROME UREMICO (IRC)

TRATAMIENTO de FRA

Piedras angulares del Tto: Reconocimiento rapido, Evitar lesion añadida, correccion de causas reversibles, Mantener el equilibrio de volumen y electrolitico.

1ro TTO ETIOLOGICO

2do TTO PREVENTIVO (evitar complicaciones y favorecer la recuperacion de la funcion renal)

               Hidratacion: SC salina (normalizacion agresiva de volummen efectivo). Inicialmente solo reponer las perdidas...si me paso: EAP→Dialisis.

3ro TTO DE SOSTEN

Via central: PVC

Via periferica: Hidratacion

Sonda vesical: control ritmo diuretico.

Dieta: Baja en Na y K

Diureticos: Furosemida

Dopamina: 1,5 ug/Kg/min (mejorar la perfusion renal)

si hipertrofia prostatica: cateter vesical.

si Neoplasia: Stent ureteral, cateter de derivacion percutaneo.

si Vasculitis-GNF: Tto inmunosupresor.

Hiponatremia (Na < 120="" meq/l="" que="" no="" responde="" a="" restriccion="" hidrica="" o="" hiponatremia="">

         Restriccion hidrica: porque en FRA parenquimatoso es Hiponatremia dilucional.

         NaCL 3%: en FRA pre-renal, ya que el paciente está Deshidratado.

HiperKalemia

            HCO3-Na-Insulina-Glucosa: el HCO3 favorece el ingreso de K ala celula.

            Restriccion K+ en dieta y SC parenterales

            Resinas de intercambio

            Corregir la HipoNa e HipoCa

 Acidosis Metabolica

Hiperfosfatemia-Hipocalcemia

Restriccion P dieta + Quelantes P: Carbonato de Ca, Hidroxido de Al

            La hipocalcemia suele ser leve y responde a la correccion de P. Si hipocalcemia sintomatica...

Gluconato de Calcio 10%   

Soporte Nutricional

Aporte calorico adecuado

            Dieta Normoproteica e Hiposodica (excepto si FRA no oligurico con perdida de Na urinaria excesiva)

HTA

           Vasodilatadores (corregir volemia)

Anemia

           Transfusion GR: si Hto <20% o="" hb="">20%><>

CRITERIOS/INDICACION de DIALISIS--> CASI NAHHH

  1- ACIDOSIS METABOLICA INTRATABLE (que no responde a infusion de HCO3)

  2- HIPERKALEMIA GRAVE (>7 mEq/L que no responde al tratamiento)

  3- HIPERVOLEMIA (Insuficiencia cardiaca, EAP, HTA) que no responde a diureticos.

  4- HIPOCALCEMIA SINTOMATICA con HIPERFOSFATEMIA

  5- COMPROMISO GRAVE del SNC

  6- ANURIA > 48Hs

  7- SME UREMICO

  8- INTOXICACION

  9- NEFROPATIA HIPERURICEMICA

El primer enfoque terapéutico del proceso lo constituyen el reconocimiento de los pacientes y las situaciones de riesgo, la prevención del FRA prerrenal y el tratamiento precoz del FRA, que serán sin duda medidas mucho más eficaces que el tratamiento del FRA establecido.

Prevención general del FRA

Es fundamental conocer los factores de riesgo y las medidas más importantes para su prevención.

El mantenimiento de una volemia adecuada constituye, sin duda, la medida preventiva más eficaz y es común a todas las formas de FRA. Por ello, los pacientes hospitalizados deben ser vigilados atentamente, reponiendo las pérdidas de fluidos. La reposición de fluidos debe hacerse cuidadosamente, en paralelo con las pérdidas, siendo fundamental la exploración física y la medición de las presiones en los territorios auriculares. Es importante que la volemia sea eficaz desde el punto de vista de la perfusión renal, para conseguir un FPR adecuado, una menor exposición a nefrotoxinas y un mayor volumen urinario. Se deben tratar adecuadamente aquellas situaciones que cursan con un gasto cardíaco disminuido y, dado que las toxinas bacterianas pueden ser responsables del FRA, el tratamiento precoz y correcto de las infecciones es muy importante en la prevención del proceso.

 Actitudes terapéuticas para minimizar la incidencia de FRA en el medio hospitalario

  • Identificar a los pacientes y situaciones de riesgo:

    • Edad avanzada

    • Hipovolemia

    • Hipotensión arterial

    • Sepsis

    • Diabetes mellitus

    • Insuficiencia renal previa

    • Insuficiencia hepática

    • Disfunción cardíaca

    • Exposición a nefrotóxicos

  • Mantener un estado de hidratación adecuado

  • Valoración de la función renal y diuresis en situaciones de riesgo

  • Tratamiento precoz de las causas del deterioro de la función renal:

    • Tratamiento eficaz de las infecciones

    • Mantenimiento de un gasto cardíaco eficaz

  • Utilización cuidadosa de fármacos nefrotóxicos

  • Manejo adecuado de radiocontrastes

La utilización correcta, el ajuste de dosis a la fx renal y el conocimiento de fármacos potencialmente nefrotóxicos es fundamental a la hora de reducir la incidencia de FRA.

La utilización de contrastes radiológicos, constituye una causa muy importante de FRA. Se sabe que se va a producir la agresión renal y, por lo tanto, se pueden utilizar de forma precoz medidas de prevención. Especialmente en pacientes de riesgo, en los que se deberá minimizar el número de exploraciones a realizar, utilizando contrastes de baja osmolaridad. La única medida de probada eficacia en la prevención del FRA por contrastes es mantener un buen estado de hidratación. Un estudio publicado recientemente demuestra que la N acetilcisteína a dosis de 600 mg/12 h, administrada por vía oral el día de la exploración radiológica y el día anterior previene la aparición de FRA en pacientes de riesgo.

Tratamiento del FRA prerrenal y prevención de la progresión a NTA

Hay que destacar que, dado que el FRA prerrenal es en la mayoría de los casos 2rio a un problema no renal, el tto debe iniciarse corrigiendo la causa que lo originaron.

Estudios en seres humanos

Existe acuerdo unánime de que en FRA prerrenal, antes de la aparición de daño tisular establecido, es fundamental mantener un estado de hidratación adecuado, reponiendo las pérdidas de volumen. El resto de los procedimientos terapéuticos que pueden ser útiles en la fase de desarrollo de FRA son todavía objeto de debate.

Los fármacos vasoactivos, no han demostrado ser útiles para prevencion de FRA tóxico o isquémico. Existen datos contradictorios acerca del efecto de la dopamina en el tratamiento o prevención del FRA. Algunos estudios muestran que la administración conjunta de dopamina y diuréticos puede mejorar el FG, sobre todo, si se utilizan precozmente. El bloqueo del receptor de adenosina con teofilina o pentoxifilina previene la NTA en ciertas situaciones, principalmente, en la administración de contrastes, si bien los estudios más concluyentes en este sentido han sido realizados con NAC.

Los resultados acerca del papel de los diuréticos en la prevención del FRA son contradictorios. Cuando se utilicen, siempre se debe considerar el riesgo de agravar la hipovolemia. La ventaja de los mismos viene dada por su capacidad de convertir los FRA oligúricos en no oligúricos y, con ello, facilitan el manejo del enfermo, disminuyendo los problemas de sobrecarga de volumen y las alteraciones electrolíticas. No obstante, no hay evidencias de que su utilización disminuya la mortalidad o la necesidad de diálisis. La utilidad del manitol en el FRA también está en entredicho, ya que puede empeorar la hipovolemia.

Diversos tipos de quelantes e inhibidores farmacológicos pueden resultar de utilidad en determinados contextos patológicos, sobre todo, en los FRA tóxicos. Todos ellos, sólo resultan útiles si se administran precozmente.

La alcalinización del plasma, y de forma secundaria la de la orina, puede ejercer un cierto grado de prevención sobre las acciones tóxicas tubulares de ciertos pigmentos, incluyendo la hemoglobina y la mioglobina, por lo que, en aquellas formas de FRA asociadas a la liberación masiva de pigmentos al torrente circulatorio se recomienda el uso precoz de bicarbonato intravenoso.

Aspectos prácticos del tratamiento

Tras analizar exhaustivamente los datos de que se dispone en el momento actual, tanto en animales de experimentación como en el ser humano, para prevenir el desarrollo de un FRA, es obligado hacer unas consideraciones prácticas, a modo de resumen de todo lo anterior, en casos concretos de la clínica humana. En la tabla 4 se recogen, de forma esquemática, estos planteamientos.

Ante un paciente con una disminución de la diuresis y/o un aumento progresivo y rápido de las concentraciones séricas de productos nitrogenados, una vez efectuada una evaluación diagnóstica exhaustiva, hay que realizar una serie de actuaciones sucesivas tendentes a evitar el daño tisular. La primera, que debe ser automática, consiste en la supresión inmediata de todos los fármacos potencialmente nefrotóxicos que el paciente estaba recibiendo. En algunos casos, fundamentalmente durante tratamientos antibióticos, hay que evaluar cuidadosamente la posible toxicidad renal con respecto a la especificidad del fármaco en el control de un tipo determinado de infección; no obstante, casi siempre es posible ofrecer una alternativa terapéutica que garantice una cobertura microbiana similar, a la par que minimice la posible toxicidad renal. El control de los niveles circulantes de los fármacos puede limitar su toxicidad renal. Esto tiene especial interés en pacientes en tratamiento con ciclosporina A o aminoglucósidos, aunque, hasta un 33% de los casos de nefrotoxicidad por aminoglucósidos ocurre en pacientes con niveles "terapéuticos". Los aminoglucósidos pueden ser menos nefrotóxicos, sin comprometer su actividad antimicrobiana, si se administran en una sola dosis diaria.

Ya se ha comentado la importancia de la perfusión renal eficaz. El objetivo es mantener un llenado cardíaco adecuado, evitando el acúmulo de líquido en el intersticio pulmonar. La normalización de la volemia debe ir acompañada de un especial cuidado por mantener una composición adecuada del medio interno. Para ello, se deben tener en cuenta algunas consideraciones concretas e importantes. Salvo en casos muy extremos de hipopotasemia, nunca debe reponerse potasio en estas fases de evolución del FRA. La administración de bicarbonato isotónico (1/6 M) siempre debe considerarse cuando el pH sanguíneo sea menor de 7,2, ya que, en estas condiciones, la función miocárdica puede verse comprometida. También puede utilizarse en casos de acidosis no tan marcadas, como sustancia alcalinizante y expansora del plasma. La utilización de soluciones coloidales queda reservada para aquellos casos en los que se considere que la presión oncótica excesivamente baja del plasma puede contribuir de forma relevante al infrallenado vascular.

El segundo factor fundamental a la hora de conseguir una perfusión renal eficaz es el mantenimiento de una función cardíaca adecuada. Para ello, hay que tratar principalmente las arritmias y la hipertensión arterial, utilizando los fármacos más adecuados en cada contexto. Otro objetivo fundamental sería el mantenimiento de una contractilidad cardíaca suficiente, pero la posibilidad de modificar farmacológicamente este parámetro es mucho más restringida, pudiendo utilizarse, en medios seleccionados y bajo un control estricto, análogos de las catecolaminas. Para el mantenimiento de la perfusión renal es fundamental evitar la hipotensión arterial.

Una vez optimizada la perfusión renal, mediante el aumento de la volemia circulante y la mejoría de la función ventricular, el paciente con FRA en evolución debería ser reevaluado. Si la diuresis ha aumentado y la concentración plasmática de urea y creatinina se han estabilizado o disminuido, habrá que insistir en las medidas adoptadas, corrigiendo los posibles factores etiológicos subyacentes, como una posible infección. El problema surge cuando no hay una respuesta clínica favorable. En ese momento, la mayor parte de los autores utiliza diuréticos.

El manitol es útil en la prevención del FRA secundario al síndrome de aplastamiento por mioglobinuria, pero sólo si se administra de forma muy precoz. También ha demostrado su utilidad al añadirse a las soluciones que se utilizan para preservar los órganos de trasplante renal. Salvo en estas dos circunstancias, no se ha demostrado su utilidad en la prevención o tratamiento del FRA, incluso puede empeorar la nefrotoxicidad por contrastes.

La furosemida es el diurético más utilizado en estas fases de desarrollo del FRA. El ajuste de su dosis es totalmente empírico, empezando por dosis intravenosas en torno a 100 mg, pudiendo repetirse 2-4 horas después, llegando hasta dosis de 250 mg. Si se consigue una buena respuesta diurética, independientemente de que se haya obtenido o no una mejoría del filtrado glomerular, habrá que ajustar la dosis de furosemida, administrándola en dosis elevadas divididas en 2-4 veces, con el fin de mantener la diuresis. Se trata, en esencia, de prevenir el desarrollo del proceso, o de convertir un FRA renal agudo oligúrico en poliúrico.

Es importante consultar con el nefrólogo y hacerlo de forma precoz. Estudios recientes han demostrado que la consulta al nefrólogo mejora la evolución del FRA, y que el retraso de la misma conlleva una mayor mortalidad, una estancia más prolongada en UCI, y un mayor número de órganos afectos en el momento de la consulta.

Existen otras alternativas al manitol y a la furosemida en bolos. Algunos autores han propuesto la utilización de furosemida en infusión continua, obteniendo buenos resultados en series aisladas. Igualmente, y en medios donde es posible mantener un control estricto de los pacientes, se ha asociado dopamina al tratamiento diurético. La dopamina, a bajas dosis (0,5-3 µg/kg/min), tiene un efecto predominante sobre los vasos y los túbulos renales, induciendo vasodilatación y natriuresis. No obstante, la eficacia de la dopamina en la prevención del FRA no ha sido confirmada por otros autores.

 Manejo del FRA en evolución. Aspectos prácticos

  1. Evaluación diagnóstica exhaustiva

  2. Suspensión de todos los fármacos potencialmente nefrotóxicos

  3. Control frecuente de:

    • Diuresis: sondaje vesical si es preciso

    • Función renal: Cr y urea

    • Equilibrio hidroelectrolítico: Na, K, pH, HCO3

    • Presión de llenado auricular: PVC o PCP

    • Ventilación pulmonar: clínica, RX de tórax

  4. Mantenimiento de perfusión pulmonar adecuada

    • Evitar la hipotensión

    • Expansión del volumen circulante:

      • Soluciones de NaCl isotónico

      • Eventualmente, bicarbonato.

      • Rara vez se precisan soluciones coloidales.

      • Salvo raras excepciones no administrar KCl

    • Normalización de la función ventricular

      • Tratamiento de las arritmias

      • Tratamiento de la HTA

      • Análogos de las catecolaminas (unidades especiales)

  5. Consultar con el nefrólogo

  6. Tratamiento farmacológico: Intentar tratamiento diurético

  7. Tratamientos específicos basados en la etiología (Tabla 17.5.3)

  8. Iniciar diálisis cuando esté indicado. Elegir modalidad de tratamiento en función de la comorbilidad

De nuevo, en este momento, hay que proceder a la reevaluación de los pacientes. Si la función renal mejora con las medidas aplicadas, habrá que proseguir con las mismas hasta controlar el proceso. Si la función renal y la diuresis no se modifican en absoluto con el tratamiento, habrá que considerar la situación como un FRA establecido, cuyo tratamiento se comentará a continuación.

Tratamiento médico del FRA establecido

Los objetivos del tratamiento médico en el FRA establecido son, fundamentalmente, dos. En primer lugar, mantener en lo posible la normalidad de las funciones biológicas, esperando que el parénquima renal se recupere estructural y funcionalmente. En segundo lugar, acelerar en lo posible esa recuperación. El primero de estos aspectos ha sido estudiado desde hace ya muchos años, por lo que se dispone de amplia información sobre el mismo. El segundo, en fase de evaluación activa en la actualidad, es uno de los aspectos más atractivos en el campo de la investigación sobre el FRA, pero no se está cerca, por el momento, de una aplicación clínica inmediata.

Mantenimiento de las funciones normales del organismo

Los objetivos del tratamiento médico clásico en el FRA establecido, así como las medidas terapéuticas más apropiadas en cada caso, se recogen en la tabla 5 (Tabla 17.5.5).

Dieta

La dieta es un elemento fundamental en el tratamiento conservador del FRA. La elección de una dieta adecuada tiene innegables ventajas, entre las que se incluyen una inhibición del catabolismo de las proteínas endógenas, una adecuación del aporte de nitrógeno exógeno a los requerimientos del organismo en ese momento y una optimización de la administración de agua, electrólitos, hidrogeniones, calcio, fósforo, vitaminas y oligoelementos. A pesar de que los suplementos nutricionales aumentan la urea, la mayoría de los nefrólogos consideran que el tratamiento nutricional no debe retrasarse para minimizar los síntomas urémicos. Salvo excepciones, siempre es mejor nutrir bien y dializar más.

Dejando aparte el componente hidroelectrolítico, la dieta del FRA establecido debe aportar un número suficiente de calorías, ajustando al mínimo necesario el aporte proteico, que debe ser rico en proteínas de alto valor biológico. En casos de FRA moderado, las calorías de la dieta deben ser superiores a los requerimientos mínimos basales en un 25%, debiendo situarse, aproximadamente, en torno a 25 Kcal/kg de peso. Estos aportes calóricos deben aumentar en situaciones de requerimientos metabólicos elevados, de forma proporcional a los problemas del paciente, hasta un máximo de 50 Kcal/kg.

Objetivos del tratamiento médico clásico en el FRA establecido y medidas terapéuticas útiles para la consecución de los mismos

  • Mantenimiento de unas condiciones hemodinámicas, sistémicas y locales adecuadas

    • Equilibrio estricto entre el aporte y las pérdidas de fluidos y electrólitos

    • Control de la función cardíaca

    • Mantenimiento de una presión arterial normal

  • Mantenimiento de los diferentes compartimentos líquidos del organismo:

    • Evitar sobrecarga de volumen:

      • Restricción de sal (2-4 g/día)

      • Utilización correcta de diuréticos

    • Mantenimiento de la natremia:

      • Restricción hídrica (< 1="">

      • Restricción soluciones hipotónicas

    • Mantenimiento de la potasemia

      • Suspender suplementos de K y diuréticos ahorradores de K

      • Restricción potasio dieta (< 40="">

      • Tratamiento farmacológico de la hiperpotasemia

    • Mantenimiento del equilibrio ácido-base:

      • Restricción proteínas (0,6-0,8 g/kg/día)

      • Bicarbonato sódico para mantener pH > 7,2 o HCO3 > 15 mmol/l

  • Minimizar el catabolismo de las proteínas endógenas:

    • Dieta adecuada

  • Mantenimiento del metabolismo calcio-fósforo

    • Aportes adecuados de calcio y fósforo

    • Disminución farmacológica de la absorción intestinal del fósforo de la dieta (carbonato cálcico e hidróxido de aluminio)

  • Evitar disfunciones secundarias de otros órganos

    • Anemia: transfusiones, eritropoyetina

    • Disfunción plaquetaria: análogos de arginina-vasopresina, estrógenos, crioprecipitado y/o diálisis intensiva

    • Disfunción inmunológica. Control de infecciones

    • Alteraciones en la mucosa gástrica: anti-H2, antiácidos

  • Utilización correcta de fármacos. Evitar si es posible AINE, IECA, contrastes radiológicos y antibióticos nefrotóxicos

Es importante destacar que los requerimientos proteicos dependen más de la enfermedad de base que originó el FRA, el grado de catabolismo del paciente, o el tipo y frecuencia de diálisis utilizada, que de la insuficiencia renal per se. Durante el período inicial del FRA debemos evitar el aporte exagerado de nutrientes, ya que se incrementan los requerimientos de oxígeno, pudiendo agravar el daño tisular y la pérdida de función. No obstante, a los aminoácidos se les ha conferido un papel protector de la función renal. La glicina y, en menor grado, la alanina han disminuido el daño tisular en modelos experimentales de FRA isquémico y nefrotóxico. Por esta razón, estos aminoácidos forman parte de las soluciones de conservación de los riñones que van a ser utilizados para trasplante.

En la actualidad se recomienda un mínimo de proteínas de 0,6 g/kg/día, generalmente, 0,8 g/kg/día si el nitrógeno ureico (NUS) se mantiene inferior a 100 mg/dl. Los pacientes tratados con hemodiálisis (HD) deben recibir 1-1,2 g/kg/día, y los tratados con diálisis peritoneal (DP), 1,4 g/kg/día para contrarrestar las proteínas perdidas por el peritoneo. En los pacientes hipercatabólicos, la ingesta o administración de proteínas debe ser limitada a 1,5 g/kg/día, ya que, niveles superiores aumentan significativamente la urea y pueden desencadenar complicaciones urémicas.

A pesar de que en un paciente con FRA establecido es deseable la utilización de la vía oral, hay casos en que esto es imposible. Debemos recurrir entonces a las llamadas alimentaciones artificiales, que incluyen la nutrición enteral y parenteral. Cada una de ellas tiene sus técnicas específicas de aplicación, así como sus controles, pero conviene decir que la administración de nutrientes debe hacerse por las vías más fisiológicas posibles: siempre que sea posible, la vía enteral es más adecuada que la parenteral. Ambas comparten una limitación crucial: los nutrientes deben ir vehiculizados en agua, y el aporte de fluidos puede resultar un problema, sobre todo, en pacientes oligoanúricos. En todas las nutriciones artificiales es preciso suplementar a los pacientes con unos requerimientos estándar de vitaminas y oligoelementos.

Para finalizar el apartado de las dietas, conviene realizar algunas consideraciones con respecto al control de las mismas. Evaluando distintos parámetros antropométricos y analíticos se puede determinar el estado de nutrición de los pacientes con FRA. No obstante, hay un aspecto que puede orientar de forma razonable a la hora de controlar la eficacia de las dietas proporcionadas a estos pacientes: se trata del cálculo del balance nitrogenado. Este cálculo se basa en el conocimiento del nitrógeno suministrado con la dieta, así como del acumulado en el organismo (función básicamente de las concentraciones plasmáticas de urea y de su volumen de distribución) y el eliminado por la orina. Si el nitrógeno acumulado más el eliminado supera al aportado, se habla de un balance nitrogenado negativo, que no es, ni con mucho, la situación ideal en estos pacientes. El objetivo de la dieta sería mantener un balance nitrogenado equilibrado o discretamente positivo.

Mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico, ácido-base y calcio-fósforo

En los pacientes con FRA, e independientemente de la vía de nutrición empleada, el aporte de fluidos no debe superar en más de 500 ml las pérdidas totales del organismo. Ello exige una evaluación cuidadosa diaria de estas pérdidas, que deben cuantificarse con la mayor precisión posible, pudiendo resultar útil, si la situación del paciente lo permite, controlar el peso, buen reflejo de los cambios día a día en el balance de líquidos. En segundo lugar, las dietas que se administren deben constar del menor componente electrolítico posible, de forma que se puedan hacer los ajustes necesarios en todo momento. Así, las dietas orales tienen que ser sin sal y pobres en potasio, y las artificiales deben contener una baja cantidad de estos cationes. En tercer lugar, es muy importante recordar que, salvo en raras excepciones, los pacientes con FRA no deben recibir suplementos de potasio. Lo más probable es que muestren una tendencia excesiva a la hiperpotasemia, por lo que suele ser frecuente la utilización en estos pacientes de resinas de intercambio iónico, básicamente resín-calcio, bien por vía oral, bien en enemas. En cuarto lugar, siempre hay que tener en cuenta que en todas las situaciones fisiológicas y patológicas se libera a la circulación una carga variable de hidrogeniones, que en condiciones basales supone aproximadamente 1 mmol/kg de peso. Aunque el organismo dispone de sistemas tampón adecuados para neutralizar esa carga, en algunos momentos puede ser excesiva y, en todos, va a suponer una agresión para las estructuras óseas del organismo. Así pues, es conveniente administrar de forma programada a los pacientes con FRA unas ciertas cantidades de bicarbonato, por vía oral o vía intravenosa. Finalmente, existe el problema del mantenimiento de un equilibrio calcio-fósforo adecuado. Con las dietas orales esto es complejo, dado que, a pesar de la reducción de proteínas, cualquier dieta contiene fácilmente un exceso de fósforo, sobre todo, en situaciones en las que el filtrado glomerular está disminuido. Además, los intentos de reducción del fosfato conllevan habitualmente una reducción en el aporte de calcio. Por estos motivos, con frecuencia debemos recurrir a los quelantes del fósforo (hidróxido de aluminio y/o carbonato cálcico) en pacientes con FRA establecido.

Al lado de estas normas generales, existe un aspecto más concreto, en el que hay que individualizar sistemáticamente los tratamientos. Se trata del mantenimiento de la volemia circulante, junto con el control riguroso de las concentraciones plasmáticas de sodio. Del primero de estos aspectos ya se ha hablado ampliamente dentro de las medidas de prevención del fracaso renal agudo en evolución. Tras finalizar esta fase del tratamiento, tan recortada en el tiempo, pero tan importante, los enfermos con FRA establecido bien tratados suelen tener un grado adecuado de repleción de su espacio extracelular y mantienen una diuresis variable, en algunos casos, dependiente de diuréticos. No obstante, cuando se considera que el FRA ya se ha establecido definitivamente, se debe interrumpir la administración intensiva de sodio y de agua por vía intravenosa, adecuando la misma a las pérdidas diarias del organismo. En el caso del agua, ya se han hecho algunas referencias a este respecto en el apartado de la dieta. El sodio que los pacientes deben recibir es, básicamente, la suma de las pérdidas en la orina, en el sudor y en las distintas secreciones orgánicas (sondas nasogástricas, drenajes, etcétera).

En ocasiones, esta reposición de pérdidas de sodio y de agua no puede realizarse de una manera precisa, al existir múltiples variables difíciles de controlar, por lo que hay que mantener una vigilancia estricta del proceso. Esto se logra realizando controles a varios niveles. En primer lugar, controlando el peso, así como la presión venosa central o la presión en el capilar pulmonar. Un aporte de sodio insuficiente, menor que las pérdidas diarias, se caracteriza por una pérdida progresiva de peso, disminución de la presión venosa central y, eventualmente, hipotensión. La presión arterial, si bien debe ser un parámetro a controlar en todo momento, está sometida a una regulación neurohumoral compleja, por lo que no es un buen marcador de depleción o repleción del espacio intravascular. En segundo lugar, hay que controlar frecuentemente la concentración plasmática de sodio. Si el aporte de agua al organismo es elevado con respecto al del sodio, se irá desarrollando una hiponatremia. Al contrario, cuando la administración de agua es insuficiente, lo que aparecerá será una hipernatremia. En ambos casos habrá que optimizar el aporte de agua, de forma que se corrija la alteración detectada.

Control de las disfunciones secundarias de otros órganos y sistemas

El acúmulo rápido de sustancias tóxicas, como consecuencia de la disfunción renal, produce alteraciones funcionales generalizadas en todo el organismo. Las más importantes se recogen en la tabla 5 (Tabla 17.5.5), y su tratamiento va a ser comentado en estos párrafos. En líneas generales se puede afirmar que cualquier medida encaminada a minimizar el acúmulo de metabolitos tóxicos será eficaz para prevenir las complicaciones orgánicas que pueden asociarse al FRA. Así pues, hay que insistir de nuevo en que un tratamiento nutricional adecuado constituye uno de los fundamentos del manejo del FRA establecido.

La anemia es una de las complicaciones que caracterizan el curso de la insuficiencia renal aguda, aunque, salvo en aquellas situaciones en las que la vida media del hematíe esté muy acortada, no suele ser una complicación muy importante. Ello depende fundamentalmente de la duración del FRA, ya que, aunque la formación de glóbulos rojos puede estar muy disminuida, su vida media es relativamente larga. No obstante, los parámetros referentes a la serie roja sanguínea deben ser controlados frecuentemente, tratando la anemia cuando la sintomatología o los posibles riesgos lo indiquen. Como tratamiento pueden utilizarse suspensiones de hematíes concentrados y/o eritropoyetina. El tratamiento más habitual son las suspensiones de hematíes, dado que su efecto es, prácticamente, inmediato. La eritropoyetina humana recombinante debe ser utilizada en aquellos FRA prolongados en el tiempo.

Un segundo problema en los pacientes con FRA es la disfunción plaquetaria. Aunque silente desde un punto de vista clínico en la mayor parte de los casos, en algunas circunstancias puede agravar la tendencia a la hemorragia. En estos casos está indicado el tratamiento de la disfunción plaquetaria, que se realiza con análogos de la arginina-vasopresina y estrógenos. Teniendo en cuenta que una de las principales causas de mortalidad en los pacientes con FRA son las infecciones, un control riguroso de las mismas, un diagnóstico apropiado y precoz, así como un tratamiento eficaz son fundamentales en estos pacientes.

Por último, nos resta comentar el tratamiento de las complicaciones gastrointestinales. Los pacientes con FRA muestran una mayor tendencia a la aparición de procesos ulcerativos gástricos, que suelen complicar su curso clínico. Por este motivo, es práctica habitual la utilización de tratamientos tendentes a disminuir la secreción de ácido por las células de la pared gástrica, fundamentalmente, antagonistas de los receptores H2 de la histamina u omeprazol. Algunos autores han recomendado también el tratamiento con sucralfato, un derivado alumínico, dado que, además de poder actuar como antiácido local, es capaz de estimular la secreción de prostaglandinas por la mucosa gástrica, lo que puede favorecer la integridad de la mucosa a este nivel.

Promoción de la recuperación de las estructuras renales dañadas

Como se ha comentado anteriormente, éste es un campo conceptualmente muy importante, ya que se trata de acortar el período durante el cual el organismo permanece privado de las funciones de uno de sus órganos clave, el riñón. La minimización de este período es un factor pronóstico clave, ya que el número de complicaciones aumenta con la duración del FRA, independientemente de que las actuaciones terapéuticas sean las correctas. Aunque no se puede afirmar estrictamente que se trate de un campo novedoso de trabajo, ya que existen líneas experimentales trabajando en este sentido desde hace muchos años, ha sido revitalizado recientemente por la descripción precisa de ciertas proteínas con capacidad de inducir el crecimiento celular, los llamados factores de crecimiento.

Las estrategias más importantes empleadas se recogen en la tabla 6 (Tabla 17.5.6). Todos los datos han sido obtenidos en animales de experimentación, y no existen estudios en seres humanos que avalen la utilización de los mismos en la clínica habitual. Como puede observarse en la tabla, los sistemas experimentales han sido diversos, utilizando hormonas clásicas, como la tiroxina, complejos de ATP-MgCl, factores de crecimiento e incluso la alcalinización. Con la tiroxina y los factores de crecimiento se trata de promover la regeneración celular de forma más o menos específica, mientras que con la alcalinización se intenta inducir un aumento del pH intracelular, conocido mecanismo inespecífico de regulación de la proliferación celular. La utilización de complejos ATP-MgCl tiene un fundamento diferente, ya que se trata de suministrar a las células una suficiente dotación energética, de forma que, en el contexto de la hipoxia local, puedan mantener sus funciones vitales normales.

De mayor interés son los estudios realizados sobre los factores de crecimiento, fundamentalmente, los enumerados en la tabla 6 (Tabla 17.5.6), el EGF (factor de crecimiento epidérmico), el IGF-I (factor de crecimiento similar a la insulina tipo I) y el HGF (factor de crecimiento de los hepatocitos). Todos ellos son proteínas de acción local, que actúan sobre receptores de membrana. Tras la interacción factor de crecimiento-receptor se desencadena una reacción citoplasmática en cadena, basada en la fosforilación progresiva de proteínas, que acaba condicionando la activación de los promotores nucleares capaces de iniciar los procesos de replicación celular. De todos los factores empleados, el que ha aportado resultados experimentales más espectaculares ha sido el IGF-I. No obstante, todavía se está lejos de que estos efectos se trasladen a los seres humanos.

Métodos de depuración extracorpórea empleados en la actualidad para el tratamiento del FRA establecido

  • Técnicas basadas fundamentalmente en el transporte difusivo, con un componente variable del transporte convectivo (utilización de dializadores)

    • Hemodiálisis intermitente

    • Hemodiálisis continua

    • Diálisis peritoneal intermitente

    • Diálisis peritoneal continua

  • Técnicas basadas fundamentalmente en el transporte convectivo, con un componente variable del transporte difusivo (utilización de hemofiltros, excepto en la ultrafiltración aislada en que se pueden utilizar dializadores)

    • Ultrafiltración aislada

    • Hemofiltración continua

    • Hemodiafiltración continua

Transporte difusivo: Transporte basado en el movimiento de solutos por un gradiente de concentración. Transporte convectivo: Transporte basado en el movimiento de solutos o de solventes por un gradiente de presión hidrostática u osmótica.

Tratamiento del FRA establecido mediante técnicas especiales

Antes del desarrollo de las técnicas de diálisis y ultrafiltración, la mayoría de los pacientes con FRA morían de uremia, hipercaliemia, sobrecarga de volumen o diátesis hemorrágica. En la actualidad, se dispone de tres grupos de técnicas de depuración extrarrenal (TDE) para el tratamiento del FRA: la diálisis peritoneal (DP), la hemodiálisis intermitente (HDI) y la hemofiltración (HF) o hemodiafiltración (HDF) continuas. En la tabla 7 (Tabla 17.5.7) se recogen las diferentes técnicas, haciendo referencia al mecanismo de transporte utilizado.

La DP es la diálisis más biocompatible que existe, ya que utiliza como dializador un órgano propio, el peritoneo. Sin embargo, en el tratamiento de FRA no es el tratamiento de elección, debido a que no permite grandes balances negativos de fluidos, y el aclaramiento de sustancias es menor y más lento que con la hemodiálisis. No obstante, como se verá a continuación, tiene algunas ventajas, entre las que figuran la estabilidad hemodinámica de la técnica y que no precisa la administración de anticoagulación ni la realización de una cateterización vascular.

La HDI permite una rápida y elevada depuración de toxinas, pero de forma discontinua. Por ello, puede ser insuficiente en pacientes hipercatabólicos. Además, los cambios relativamente bruscos del volumen circulante producen, con frecuencia, hipotensión y alteraciones del ritmo cardíaco, que pueden empeorar la hemodinámica en pacientes críticos. La HF o HDF son las técnicas de elección en estos pacientes críticos con FRA que están hemodinámicamente inestables. Su principal complicación son los problemas hemorrágicos derivados de la anticoagulación y de las frecuentes alteraciones hemostáticas de los pacientes tratados.

Indicaciones de diálisis en el FRA

La utilización de la diálisis en el FRA es un procedimiento ampliamente extendido, pero sus indicaciones no son totalmente homogéneas entre los distintos grupos. Como indicaciones absolutas de la misma se incluyen la sobrecarga ventricular izquierda con edema agudo de pulmón, la hipercaliemia, la acidosis y la hiponatremia graves, siempre que no respondan a los tratamientos médicos habituales. Igualmente, se considera una indicación absoluta de diálisis la aparición de síntomas o signos de uremia grave con vómitos, alteraciones neurológicas, diátesis hemorrágica o pericarditis.

El impacto que han tenido las TDE sobre la evolución de la función renal y morbimortalidad de los pacientes con FRA han sido objeto de numerosas investigaciones. A pesar de los avances registrados en los métodos diagnósticos y en las técnicas dialíticas, como ya se ha comentado, el FRA se asocia con una elevada mortalidad, que supera el 50% si se precisan TDE. Aunque la sepsis y el fallo multiorgánico son los principales responsables de esta mortalidad tan elevada, algunos trabajos han intentado relacionarla con las técnicas. Entre los factores de las TDE que pudieran tener un papel en la evolución clínica figuran: la modalidad de la diálisis, la biocompatibilidad del dializador, el tiempo de inicio del tratamiento y la intensidad o adecuación de la diálisis.

La biocompatibilidad de los dializadores ha sido el factor más estudiado. Algunos estudios sugirieron que las membranas menos compatibles, en concreto las de cuprophan (que producen mayor activación del complemento y de los neutrófilos), se asociaban con una mayor morbimortalidad. Sin embargo, estos resultados no han sido confirmados en estudios posteriores. En el momento actual no existe consenso acerca de este tema, como tampoco lo existe en relación a la intensidad de diálisis. No obstante, es necesario mencionar que algunos estudios han mostrado una relación directa entre dosis de diálisis y supervivencia, e inversa entre este mismo parámetro y la aparición de complicaciones hemorrágicas y sepsis. Este aspecto está claramente establecido en los pacientes con IR crónica, en los que la mortalidad se relaciona de forma inversa con la dosis de diálisis recibida. Por extrapolación a lo encontrado en los pacientes crónicos, empíricamente, deberíamos incrementar el tiempo y la intensidad de la diálisis. Un beneficio indudable de la misma es una mayor liberalización de la dieta y del aporte de líquidos, con los beneficios que, como se ha comentado, ello conlleva.

Selección de técnicas dialíticas

Ya se han comentado las TDE (Tabla 17.5.7) y algunas de sus ventajas e inconvenientes. La técnica a utilizar depende, fundamentalmente, de las características del paciente, así como de los medios del centro y de la experiencia del personal sanitario. La HDI es la modalidad de tratamiento más utilizada, en general. Las técnicas conocidas genéricamente como hemofiltración son más empleadas en unidades de cuidados intensivos. La DP se utiliza sólo en ciertas situaciones, generalmente, en niños pequeños o ancianos, y en pacientes con alteraciones graves de la coagulación y sangrado activo. La hemodiafiltración continua se reserva, generalmente, para los pacientes en los que las técnicas intermitentes no pueden controlar la hipervolemia o uremia y para aquellos que no toleran la HDI, generalmente, por inestabilidad hemodinámica.

Tratamiento del FRA obstructivo

Ante un paciente en el que se haya diagnosticado este tipo de FRA, el tratamiento de elección es la desobstrucción. El manejo de estos pacientes requiere con frecuencia la colaboración de nefrólogos, urólogos y radiólogos. En el momento actual, diferentes procedimientos intervencionistas, respaldados por técnicas radiológicas y endoscópicas potentes, permiten lograr la resolución de la obstrucción en casi todos los pacientes. La obstrucción uretral o del cuello de la vejiga se resuelve temporalmente con la colocación de una sonda vesical transuretral o suprapúbica. La obstrucción ureteral se trata inicialmente con la cateterización de la pelvis renal o uréteres. Sólo en aquellos casos en los que la desobstrucción sea imposible, o las alteraciones clínicas del paciente fueran una amenaza para su vida (ver las indicaciones absolutas de la diálisis), estaría indicada la utilización de medidas de apoyo temporales, básicamente la diálisis, mientras se da una solución definitiva a la obstrucción del paciente.

Tratamiento del FRA en su fase de recuperación

Para finalizar, hay que hacer ciertas consideraciones con respecto al tratamiento del FRA en sus fases de recuperación. Cuando las estructuras renales vuelven progresivamente a la normalidad, el organismo va a desembarazarse de una gran sobrecarga de metabolitos tóxicos a través de los riñones. Se produce una poliuria osmótica, especialmente relevante en el caso de los FRA obstructivos, ya que, en ellos, la integridad estructural del parénquima renal es elevada. En estas fases de poliuria osmótica tiene lugar una pérdida importante de agua y electrólitos, ya que el riñón enfermo es incapaz de regular correctamente el manejo de agua, sodio y potasio, en parte por el defecto funcional remanente y, en parte, por el efecto osmótico tubular de los metabolitos eliminados. Las consecuencias clínicas fundamentales de este proceso son dos, una tendencia a la reducción de volumen circulante, con la subsiguiente hipotensión e hipoperfusión renal, y alteraciones importantes de los niveles plasmáticos de potasio, pudiendo aparecer hipopotasemias graves.

En estas fases del proceso, el objetivo de los tratamientos debe ser mantener, como en las fases previas, la normalidad del volumen circulante y del medio interno. Esto se logra con un estrecho control de las pérdidas, fundamentalmente urinarias, de fluidos y electrólitos, reponiéndolas regularmente, y manteniendo un control riguroso de los parámetros hemodinámicos y analíticos. Dado que los pacientes en estas fases se encuentran bien en líneas generales, la vía oral es la preferida para reponer las pérdidas que han tenido lugar, pero frecuentemente habrá que recurrir a la administración intravenosa de líquidos y electrólitos para poder realizar esta reposición de forma cuantitativamente correcta

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