La crisis de la monarquía borbónica. La guerra de la independencia

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1. LA CRISIS DE LA MONARQUÍA BORBÓNICA. LA GUERRA DE LA IMDEPENDENCIA.

1.1 La crisis de la monarquía de Carlos IV (1788-1808)

En los primeros años del siglo XIX la monarquía de Carlos IV se encontraba muy desprestigiada. Las razones residían en una crisis del sistema de gobierno, cuyas figuras más destacadas eran entonces el rey, su esposa María Luisa de Parma y, sobre todo, el valido Manuel Godoy.

La desamortización ordenada por Godoy en 1798 para hacer frente a la crisis financiera, generada por las continuas guerras con Francia y el Reino Unido, había enemistado a la Iglesia con el valido. El déficit de la Hacienda real se agravó por las guerras y un sistema fiscal poco eficaz.

Otro motivo de descontento era la subordinación de la política exterior española a las necesidades de la Francia de Napoleón. Una de las consecuencias más graves de la sumisión a los intereses de Francia fue la derrota de Trafalgar en 1805, que supuso la destrucción de gran parte de la armada española. Un acuerdo con Francia, el Tratado de Fontainebleau en 1807 permitió la entrada de tropas francesas para ocupar el reino de Portugal y repartirlo entre las coronas francesa y española.

A principios de 1808, de acuerdo con dicho tratado, las tropas francesas entraron en España. Pero el descontento popular iba en aumento. En este contexto el príncipe Fernando, hijo de Carlos IV, aglutinó la oposición de muchos sectores privilegiados contra Godoy y promovió el motín de Aranjuez (marzo de 1808) que provocó la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando.

Aquel mismo año Napoleón, aprovechando las desavenencias entre Carlos IV y Fernando VII, logró en Bayona que los dos abdicaran en su favor. A continuación nombró a su hermano José, rey de España. (Abdicaciones de Bayona)

1.2 La Guerra de la Independencia

El 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se alzó contra las tropas francesas. El ejército francés, al mando del general Murat, reprimió duramente el levantamiento popular.

En las localidades rebeldes se formaron las Juntas Provinciales, gobiernos de carácter local y popular para la lucha contra el invasor. Pronto se hizo necesaria la unificación de los esfuerzos dispersos, para dar más eficacia a la rebelión antifrancesa. Con tal propósito, los representantes de las Juntas Provinciales se reunieron en Aranjuez constituyendo la Junta Central, presidida por el conde de Floridablanca, que asumió la dirección de la guerra y la gobernación del país.

El gobierno de la Junta Central fue el único reconocido por la mayoría de los españoles. En cambio, nadie vio con buenos ojos a José I Bonaparte, que gobernó el país según la Constitución de Bayona.

El desarrollo de la guerra

En julio de 1808 las tropas españolas derrotaron al ejército francés en la batalla de Bailén que obligó al rey José I a abandonar Madrid y la retirada de las tropas francesas al norte de la península.

No obstante, la victoria francesa en Ocaña en octubre de 1809 y el avance hacia el sur permitieron a Napoleón ocupar casi toda España, quedando libres solo Cádiz y el este peninsular que caería también posteriormente.

La situación cambió a partir de 1812, cuando llegó a España un importante contingente de tropas inglesas al mando del duque de Wellington y el ejército anglo-español inició la ofensiva. Durante los años 1812 y 1813 los franceses fueron derrotados en los Arapiles (Salamanca), Vitoria y San Marcial. Además, la movilización que supuso la campaña de Rusia obligó al emperador a retirar tropas de España y a centrar su atención en otras zonas de Europa.

Finalmente, José I abandonó España. El emperador y Fernando VII firmaron el Tratado de Valencay (diciembre de 1813), por el que Fernando VII fue restablecido en el trono español sin ninguna condición.

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