La lírica en la antigua Grecia

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La lírica presentaba formas muy diversas: el himno religioso, el epinicio (canto que celebraba una victoria), la canción crótica, la canción de consuelo, etc. Poco a poco, el poeta empezó a ser identificado con un sabio. Ya no era simplemente el cantor ambulante que entretenía con sus recitales, sino que se convirtió en guía de la comunidad, previsor de los peligros futuros e intérprete de los errores pasados, que se apoya en una tradición religiosa y la aplica a la vida diaria del ciudadano y de la ciudad. El poeta es, en suma, un ser que no actúa por inspiración, sino guiado por su sabiduría. Son numerosos los autores de los que conservamos testimonios escritos. Entre los principales podemos destacar a Arquiloco, Safo y Anacreonte, en la lírica monódica (cantada por un solista, el propio poeta), y a Alcmán y Píndaro, en la lírica coral (cantada por un coro).

Arquiloco

Vivió a mediados del siglo VII a. C. Es el primer poeta lírico del que se conservan escritos sobre sus propias emociones, tomando su experiencia como punto de partida para su poesía. No obstante, tampoco se ha de interpretar todo poema lírico como autobiográfico. De marcada personalidad, agresivo y rebelde en una sociedad aristocrática (lo que le valió no pocas enemistades), plasmó en sus obras los pesares y los empeños de su vivir esforzado como hijo de un noble y una esclava, desdichado en amores y aventurero. Arquíloco es el maestro de la elegía que, sin perder la retórica de la épica homérica, introduce un lenguaje innovador, cercano a lo espontáneo.

Safo de Lesbos

No se conocen datos precisos de la poetisa de Lesbos, salvo algunos detalles de su vida familiar que aparecen en sus poemas (tenía una hija) y, a juzgar por su exilio en Sicilia, la implicación política de su familia o su marido. Safo de Lesbos (siglo VI a. C.) nos ha dejado una obra prácticamente dedicada a la lírica amorosa, con la particularidad de ser la única voz femenina conocida que celebró los dones de Afrodita, a quien dedicó un extenso poema. Describió con intensidad y mediante el empleo de un lenguaje sencillo y directo, el sentimiento amoroso y todas las emociones que embargan al alma enamorada: súplica, celos, reconciliación, miedo.

Anacreonte

Vivió en el siglo VI a. C. Aunque escribió también poesía coral, de la que no se conservan testimonios, su fama se debe al ingenio con que cantó el gozo de los placeres cotidianos. El tono vital de su poesía fue muy apreciado en el Renacimiento, hasta el punto de denominarse anacreóntica cualquier composición que celebrara los placeres efímeros y el amor del modo en que compuso sus Odas.

Alcmán

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