Ludwig Mies van der Rohe: Arquitectura y legado

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Ludwig Mies van der Rohe (1886‐1969)

Mies nació en Aachen, Alemania. Estudió en la escuela de artes y oficios y trabajó con su padre como cantero. En 1905 se marchó a Berlín. Para entonces ya había participado en varios proyectos de construcción. Después, el joven arquitecto comenzó a trabajar con el diseñador de Art Nouveau, Bruno Paul.
La obra de Mies van der Rohe puede resumirse en su famosa frase “menos es más”, aunque dicha frase la tomara prestada de Sullivan y en otra que dice “Dios está en los detalles”

La política del orden

Era muy exigente en cuanto a la calidad de los acabados. Hablar de Mies es hablar de la política del ORDEN, ya que todo en su obra debía estar argumentado y tener una razón de ser. Este aspecto se puede resumir en su frase: “No se puede inventar una nueva arquitectura cada lunes por la mañana”. Él busca un tipo de arquitectura y cuando lo encuentra se dedica a perfeccionarla. Características, pues, de su trabajo son:

Fascinación por los materiales

En un viaje a Holanda conoce a Berlaje, que el primero en hablar de la verdad de la arquitectura de modo que no se adulteren los materiales. De él admirará la simplicidad de sus formas y la corrección en el empleo de los materiales. Este concepto va a ser trabajado mucho por Mies.

Extremado rigor en la arquitectura

Este rigor viene de la influencia que le supone la obra de Schinkel, arquitecto alemán neoclásico, que como tal, se inspira directamente en la Grecia clásica y no en Roma, por lo cual, esta arquitectura, tiene un halo de fragilidad que no tiene la romana. Los neoclásicos son los primeros en recuperar el color que tenía en origen la arquitectura griega. Esto marca la manera de entender la arquitectura de Mies, en la que la propia estructura es la que hace la forma sin haber nada añadido.

Concepción espacial

Mies trabaja de modo cerrado al contexto. No importa donde se ubique la obra. Este punto es tanto una cualidad como una carencia. Mies no tiene ningún problema en sacrificar la función en favor de la belleza. Lo lleva hasta sus últimas consecuencias de modo que el axioma “la forma sigue a la función” en Mies no funciona.

Obsesiones de Mies

En su obra hay cierto trasfondo romántico. Su espacio hay que entenderlo con la luz y como trabaja con la concepción de éste. En cuanto a la luz, históricamente se ha trabajado de forma religiosa pero Mies inaugura una nueva concepción más laica. Nunca trabajará con luz cenital. Ésta será siempre horizontal de modo que acompañe a la perspectiva del ojo, de modo que se crean espacios que fluyen a medida que son recorridos. Esto acentúa el concepto de horizontalidad. Otra obsesión de Mies es que nunca el interior impida ver el exterior de modo que la mirada no se vea interrumpida. Como los buenos diseños sólo salen de los grandes problemas, Mies encuentra la solución en los materiales de modo que con el acero y el vidrio va a solucionar sus dos obsesiones, ya que éstos le permitirán abrir la mirada al exterior.
Mies es autodidacta en su formación. Tras estudiar en la escuela de Artes y Oficios, en 1904 se va a Berlín a trabajar en el estudio de Bruno Paul, donde se dedica a la vivienda neoclásica. En 1906, a la edad de veinte años, recibió su primer encargo: construir la casa de Alois y Sophie Reihl, lo cual le aporta muchos clientes.
Posteriormente, desarrolló su habilidad para el diseño de la mano de uno de los arquitectos más importantes de entonces en Alemania: Peter Behrens, donde coincidió con Gropius y Le Corbusier. Durante la época en la que trabajó para él, Mies investigó los edificios del prusiano Karl Friedrich Schinkel y la arquitectura del estadounidense Frank Lloyd Wright. En 1912 dejó de trabajar con Behrens y abrió su propio estudio. Sus primeras construcciones tenían gran influencia del estilo neoclásico simplificado de Schinkel.
En 1921 se separó de su esposa y de sus hijas y cambió su nombre, como señal de ese cambio de vida y de estatus: a partir de entonces se llamará Ludwig Mies van der Rohe.

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