La Monarquía Débil en la Hispania Visigoda
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Monarquía débil en la Hispania Visigoda
La monarquía era electiva y supeditada a nobles y clero, árbitros de la situación política desde los Concilios de Toledo.
Esta situación surge debido al comitatus, ancestral costumbre germánica, y a las relaciones de dependencia hispanorromanas que reforzaron el prefeudalismo. El monarca recompensaba la fidelidad con tierras, pero la nobleza se fortalecía a expensas de la Corona.
Aunque el rey poseía grandes atribuciones, dependía económicamente de sus tierras y las de sus fieles, insuficientes para la defensa del territorio. La nobleza ejercía control a través del Aula Regia y del officium paulatinum.
Por su parte, la iglesia apoyó a Recaredo en la unificación religiosa a cambio de influencia política, ejerciendo como garante del poder real.
La debilidad de la corona se manifestó en la falta de imposición de la sucesión hereditaria y en la inestabilidad política que llevó a destronamientos, traiciones y rebeliones. Esto perjudicó la economía en declive desde la crisis imperial y alejó a la mayoría hispana de la élite, lo que se evidenció con la invasión musulmana.