Movimiento físico

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EL COMERCIO INTERIOR Y EXTERIOR

El comercio es la actividad que ofrece los excedentes de productos y servicios a los consumidores. Puede realizarse dentro de las fronteras del propio país (comercio interior) o fuera de ellas (comercio exterior).

1.- EL COMERCIO INTERIOR

El comercio interior de España se caracteriza por los siguientes rasgos:

Su localización depende de la existencia de un sistema de transporte entre el productor, el comerciante y el consumidor, y de la existencia de un mercado de consumo amplio y con el poder adquisitivo adecuado. Ambos factores favorecen a los barrios urbanos y comunidades con buena red de transportes, alta densidad de población y mayor renta per cápita (Madrid, Cataluña, Navarra, País Vasco y Cantabria); y perjudican a los barrios y comunidades pequeñas y con menor desarrollo económico (Extremadura, Castilla-La Mancha y Canarias).

Su estructura ha experimentado cambios profundos en los últimos años (“revolución comercial”). Estos cambios han afectado *a los canales de distribución (supresión de intermediarios); *al consumo (mayor capacidad de compra por el incremento de la renta; diversificación de la oferta para llegar a más consumidores; y disminución de la frecuencia de compra por la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral y la existencia de sistemas para conservar los productos perecederos); *a la distribución (venta en autoservicio, que, al eliminar personal y comprar género en grandes cantidades, permite ofrecer precios bajos); *a los equipamientos (datáfono, registradores ópticos de códigos de barras, ordenadores) y *a la forma de pago (tarjetas y monedero electrónico).

Según su tipología, cabe distinguir:
- El comercio al por mayor o mayorista concentra las producciones y las distribuye al comercio minorista. Busca emplazamientos centrales respecto a la producción y al consumo (Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid).                                                                                                         

-El comercio al por menor, minorista o al detall vende directamente al consumidor. En el contrastan el comercio tradicional y el moderno.

      -Comercio tradicional: son establecimientos pequeños, en inmuebles de considerable antigüedad, dirigidos por empresarios individuales, con personal escaso y, habitualmente, familiar. Los equipamientos suelen ser anticuados por la baja inversión, causada por la falta de capital y las dificultades para acceder al crédito. Estas características explican su crisis, a pesar de sus ventajas (trato personal y accesibilidad inmediata).

      -Nuevas formas comerciales: son las grandes superficies. Entre ellas destacan los autoservicios, los grandes almacenes del centro de las ciudades (mínimo 4000 m2 y más de 5000 referencias), que venden toda clase de mercancías, salvo las muy especializadas, distribuidas por secciones; y los centros comerciales regionales integrados, que combinan comercios, establecimientos de ocio (cines), e hipermercados.

Las áreas comerciales están constituidas por el espacio geográfico cuya población se dirige a una localidad importante para la adquisición de bienes que no sean de primera necesidad. En España las capitales de provincia son centros de las áreas comerciales provinciales.

 La política comercial española cuenta con dos instrumentos básicos:

    -El Plan Marco de Modernización del Comercio Interior de 1995 pretende incrementar la competitividad del comercio minorista, mediante la mejora de la cualificación profesional, la difusión de la innovación, la modernización tecnológica y de la gestión; la cooperación empresarial; y la ordenación territorial del comercio, subvencionando hasta 70% de los estudios de viabilidad espacial.

    -La Ley de Comercio Minorista de 1996 implanta la libertad de empresa y de establecimiento comercial; regula diversos aspectos comerciales (garantía post-venta, ventas con pérdidas, rebajas y ventas especiales); y liberaliza los horarios de apertura de los establecimientos comerciales, aunque se tendrán en cuenta las leyes dictadas por las comunidades autónomas en esta materia.

2.- EL COMERCIO EXTERIOR

Es el intercambio de productos y servicios de un país con el resto del mundo. Se llama exportación a la venta de productos nacionales al extranjero, e importación, a la compra de productos extranjeros por un país. En los últimos años ambas se han incrementado como resultado de la incorporación de España a la globalización económica mundial.

En las exportaciones pierden importancia los productos del sector primario a favor de bienes industriales semielaborados (hierro, acero y derivados de la industria química), de equipo (maquinaria), vehículos de carretera, y bienes de consumo (subsector de la moda).

En las importaciones destacan los productos energéticos, los industriales (semielaborados, bienes de equipo y de consumo) y los agrarios.

Las áreas del comercio exterior se modificaron tras la entrada española en la Unión Europea. Esta es la principal receptora de las exportaciones: 74’9% en 2003 y de ella proceden también el grueso de las importaciones españolas (66’2%). La balanza comercial es deficitaria para España, por la menor competitividad de los productos españoles. El comercio con Asia, África y América del Norte es también deficitario; solo el comercio con América Latina arroja un saldo favorable. El comercio con Oceanía es insignificante.

La política comercial está influenciada por el establecimiento del mercado único con la U.E. (libre circulación de personas, mercancías, capitales y servicios) y por los acuerdos suscritos con la Organización Mundial del Comercio (rebaja los aranceles de los productos agrarios y de los industriales para los terceros países).

La política comercial española trata de favorecer las exportaciones mediante diversas medidas: la organización de ferias y exposiciones para dar a conocer a las empresas y productos españoles y los viajes institucionales para contactar con la administración de otros países; la información a las empresas de las oportunidades en el extranjero; la concesión de créditos FAD (Fondos de Ayuda al Desarrollo) con otros países a cambio del suministro de bienes y servicios españoles; planes de formación de los empresarios en el comercio exterior; y la ayuda a la internacionalización de las pequeñas empresas (Programa PIPE).

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