Oposiciones de Wölfflin para definir el Barroco

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PUNTO 2 ESTÉTICA BARROCA: OPOSICIONES DE WÖLFFLIN

Wölfflin fue un crítico barroco muy moderno, que defiende que el Barroco ya empieza en pleno corazón del Renacimiento. Las manifestaciones artísticas van por delante de las literarias, y estas por delante de las musicales. El barroco no tiene teoría, no tiene autores contemporáneos que hablen de ello, porque no tienen conciencia de estar haciendo algo original, solo modificar el Renacimiento, aunque el Barroco no tiene conciencia de estar rompiendo con nada y por ello, la mayor parte del tema barroco va a ser el mismo renacentista, pero con distinto tratamiento.

Las siguientes oposiciones binarias que establece Wölfflin servirán para definir al Barroco en su contraste con el Renacimiento:

-Línea/masa: En el renacimiento, la belleza era el resultado de una armonía de líneas, mientras que ahora la belleza radica en la valoración de la masa y el volumen. Se pierde el contorno y la masa se difumina con las sombras. En el barroco se acentúa el gusto por el claroscuro, por ello pintores como Caravaggio juegan con luces y sombras.

-Plano/ espacio: Frente al gusto por lo plano renacentista, el barroco apuesta por la visión en superficie, el espacio que es visión en profundidad. Lo que pretende el barroco es meternos dentro de la obra. Cuando vemos un cuadro renacentista tenemos la sensación de estar fuera, mientras que el barroco quiere meternos dentro de la obra; por ello hay muchas ocasiones en que el cuadro se monta en diagonales, técnica que invita al espectador a formar parte de él. El cuadro de Rubens de Jesucristo en la cruz es uno de los múltiples ejemplos frente al Nacimiento de Venus, obra plana renacentista.

En literatura esto se consigue mediante estructuras que consiguen una sensación de profundidad. El género de la novela cortesana es un ejemplo donde, dentro de la historia marco, se introducen otras historias (La fierecilla domada de Shakespeare)

Asimismo, destaca en la época barroca el gusto por las ruinas, la arquitectura y las cosas rotas. Esto tiene una función específica, que es la destrucción del tiempo: si el paso del tiempo destruye esto, cómo no va a destruir seres humanos y la belleza femenina. Las ruinas asimismo se plasman en la literatura de la época como teatro en el que se presenta la fábula del tiempo.

Otra oposición es la de frente a lo limitado (cerrado) renacentista, lo inaprensible o lo ilimitado (abierto) del Barroco. Cerrado implica en el renacimiento que no se necesita más, por lo tanto, la actitud del lector o espectador es pasiva. Abierto, por el contrario, requiere la participación activa del lector o espectador, que aportan elementos sugeridos en el texto no expresados. En literatura se percibe en los finales abiertos.

En el Renacimiento todo está ordenado, en fila. En el Barroco, hay ocasiones en que el marco se considera una ventana que fragmenta la realidad, por tanto, hay cosas que se quedan a medio fuera, animales o personas a medio pintar porque el marco las corta.

Algo que se repite mucho en el arte y en literatura es el mecanismo de la cortina y velo. Los cortinajes que tapan una parte del cuadro cierran el espacio creando una sensación de intriga hacia qué habrá detrás. Por ejemplo: la puerta hacia el infierno de Las meninas de Velázquez. En teatro, así como en el arte, es esencial para desarrollar la intriga la creación de un personaje oculto, semi presente que escucha algo y que desarrolla la intriga: el personaje al paño, por ejemplo, en El mágico prodigioso es una obra de Calderón muy barroca.

Otras oposiciones promovidas por los discípulos de Wölfflin son: reposo/movimiento, análisis/síntesis, claridad/ oscuridad, visión óptica/ visión táctil o apolíneo/ dionisíaco.

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