La Oralidad y la Escritura: Dos Formas de Comunicación

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La Oralidad

La oralidad es la expresión de la palabra hablada. La palabra oral permite que nuestras ideas, pensamientos o imágenes se difundan y se transmitan a otras personas a través del sonido de la voz, en forma de conversación, diálogo, debate, etc. Mediante la expresión oral se produce un intercambio de vivencias, historias y relatos entre diferentes personas. Por eso la oralidad juega un papel fundamental en el proceso social. Lo oral sirve como punto de encuentro desde donde contar e intercambiar las historias y donde las personas sienten que pertenecen a un lugar y a una cultura determinada. Es así, que la oralidad posibilita el intercambio cultural, gracias a diferentes formas (o géneros) de expresión oral, como por ejemplo las leyendas, ritos, historias reales, cuentos, canciones, proverbios, refranes populares y anécdotas. Todas ellas constituyen la tradición cultural de un grupo, son parte de su memoria colectiva. La expresión oral puede ir acompañada de varios aspectos que la complementan y la facilitan, como por ejemplo los gestos, la postura, la expresión de cuerpo, el tono de la voz, etc. Estos aspectos también nos dicen mucho sobre la tradición cultural del grupo de hablantes, sus costumbres, sus maneras de actuar en sociedad y de relacionarse con las demás personas, sus formas de expresarse, sus códigos gestuales, etc.

La Oralidad y la Escritura

La oralidad y la escritura son códigos lingüísticos distintos, que están interrelacionados entre sí, se complementan, se apoyan mutuamente y le sirven al ser humano para realizar sus actividades diarias, comunicar, aprender y construir pensamiento, entre otras cosas. La escritura se desarrolla a partir de la oralidad y es relativamente reciente en nuestra historia (el homo sapiens tiene una existencia de alrededor de 50 000 años, sin embargo los primeros registros de escritura datan de hace solo 6 000 años), mientras que la oralidad ha acompañado a los seres humanos en su evolución durante milenios como principal forma de comunicación. Actualmente existen sistemas de escritura solo para 3 748 de las 7 097 lenguas que existen en el mundo, mientras que las otras 3 349 no tienen escritura. Sin embargo, a excepción de las lenguas de signos, todas las lenguas utilizan la expresión oral.

La función comunicativa y la interpretación del mensaje

Ambas formas o códigos de expresión lingüística, tanto la oral como la escrita, se complementan y se apoyan para facilitarnos el proceso comunicativo y social. La escritura nos permite reflexionar más detenidamente sobre los mensajes y contenidos que leemos o que transmitimos y además analizarlos de manera crítica y poder rebatirlos o argumentarlos. También nos da la posibilidad de volver a recurrir a ellos más adelante, corregirlos y modificarlos. Pero al no haber una presencia directa del escritor, no hay referentes directos del contexto en el que se produce el texto y el lector puede interpretar el texto de diferentes formas, según su conocimiento previo sobre el tema. Por otra parte, la oralidad no nos permite borrar las palabras dichas, pero nos permite una interacción presencial entre los interlocutores. De esta forma tenemos más referencias contextuales para comprender el mensaje y además podemos volver a explicar y a reinterpretar las palabras, respondiendo a las necesidades, dudas y expectativas de los interlocutores.

La escritura en Mesoamérica

Los pueblos indígenas mesoamericanos, antes de la conquista española, desarrollaron diferentes tipos de escritura como la mixteca, la zapoteca y la olmeca, entre otras. Estos documentos son conocidos como códices prehispánicos o precolombinos. Los primeros códices precolombinos, que existieron antes de la llegada de Hernán Cortés (pre-cortesianos), estaban hechos en piedra, piel, papel amate y agave, y escritos con pincel. Más tarde, los códices post-cortesianos, se empezaron a confeccionar bajo la forma del códice europeo: eran de papel europeo importado, cosido en cuadernos plegados, y fueron copiados por indígenas en lenguas y escrituras castellana e indígenas. El sistema de escritura maya es el más conocido y es considerado uno de los más complejos de esta región. Los descubrimientos arqueológicos más recientes sitúan su aparición en el siglo III a. C.

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