Paisajes humanizados

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Pirineos.
La historia de la geología de los Pirineos, como macizo montañoso, tiene dos claros momentos, en las orogenias herciniana y alpina. Ha habido por tanto dos acontecimientos generalizados de formación montañosa, separados por episodios de erosión e incluso sedimentación marina.
Se trata de una cadena de clara orientación este-oeste, que presenta cierta asimetría con respecto a este eje. A partir de la línea de cumbres más elevadas puede verse como la vertiente española, hacia las llanuras del Ebro, presenta un mayor desarrollo y abarca una mayor extensión que la francesa.
En el lado surpirenaico, existe una segunda serie de sierras conocidas como el Prepirineo. Transversalmente se distinguen una serie de unidades. La zona más agreste y elevada es conocida como los Pirineos Centrales, separada de los Occidentales y Orientales, de menor altura. Los primeros se extiendes por Hueca, Lleida, Hautes-Pyrènèes, Ariège y Andorra. Los Orientales se reparten entre Cataluña y el Rosellón, mientras que los Occidentales lo hacen entre Navarra y País Vasco.
A nivel geológico se distingue una zonación transversal carácterística. El núcleo de la cordillera es la denominada zona axial, configurada por materiales paleozoicos. A ambos lados se extienden dos zonas integradas por materiales mesozoicos y del terciario inferior. Compuestas por calizas principalmente, han participado en grandes desplazamientos durante la orogenia alpina.
En la vertiente francesa, en el contacto entre la zona axial y la zona norpirenaica se presenta una gran falla de dirección este-oeste, conocida como falla norpirenaica.
Por el sur, la zona surpirenaica se prolonga hasta el frente de cabalgamiento que constituye el prepirineo. Se establece una subdivisión en dos unidades, denominando sierras interiores a las que se encuentran en contacto con los materiales paleozoicos y sierras exteriores a las que se despliegan entre las depresiones prepirenaicas y la del Ebro.
La morfología pirenaica está sometida, por una parte, al modelado estructural asociado a la tectónica de los mantos de corrimiento, y a los pliegues asociados. Los escarpes derivados de los cabalgamientos producen espectaculares paisajes. Los cabalgamientos intrapirenaicos desde Pedraforca hasta Lakora, pasando por Cotiella o Monte Perdido, producen relieves espectaculares. De origen asimismo tectónico son los klippes de Peña Montañesa o Castillo Mayor, donde inmensas masas de calizas han sido arrastradas sobre margas más recientes y más erosionables.

El agua y la temperatura han modelado el paisaje. El sector oriental, más lluvioso, ofrece paisajes suaves, con vertientes recubiertas de vegetación sobre profundos suelos. Los paisajes se presentan muy humanizados y las zonas de roquedo quedan reducidas a las gargantas de los ríos. En la zona central la pluviometría es menor, y la altitud condiciona que, en invierno, domine la precipitación en forma de nieve. En alturas próximas a 3000m, la acumulación de nieve da origen a la presencia de glaciares. Hacia el este y con cotas menores, la influencia Mediterránea se deja sentir, tanto en una mayor pluviometría como en una temperatura menos extrema. La vegetación cubre las laderas.
Glaciares
El glaciarismo actual es sólo una sombra del Cuaternario, cuando importantes lenguas de hielo, con espesores de hasta 600m, se desplazaban decenas de Km. A lo largo de los principales ríos. Desde Orhy hasta el Canigó se encuentran evidentes muestras de un glaciarismo Cuaternario, que tuvo un menor desarrollo que en Francia, en la vertiente sur.
En la actualidad los glaciares van disminuyendo. Han experimentado un intenso retroceso desde el siglo pasado, con un incremento de la fusión en las décadas de 1980 y 1990, que ha llegado a extinguir algunas masas de hielo. La mayor parte son de tipo normal, aunque existe alguno, en Argualas, de tipo rocoso.
Los glaciares nos han legado un típico modelado de valles en forma de U, cuyos mejores ejemplos se encuentran en los valles de Ordesa y Aran. La impronta glaciar se deja ver en algunas montañas como el Canigó, o en amplios circos como los de Panticosa y Colomers, sembrados de decenas de lagos de aguas frías y limpias.
Ríos

La erosión fluvial ha actuado de forma diferente según la resistencia de los materiales. La dirección generalizada de la mayoría de los ríos pirenaicos ha cortado la cordillera y sus materiales de forma transversal.
La Cordillera es la cuna de importantes ríos: Adur, Garona, Nivelle, Tec, Têt, Aglí y Ande en la vertiente francesa; Bidasoa, Aragón, Gállego, Cinca, Ésera, Segre, Ter, Llobregat, Muga y Fluvia en la vertiente española.

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