La práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III

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Carlos III aplica en España el Despotismo Ilustrado, mezcla de Ilustración y absolutismo. Se pretende enriquecer el país y realizar cambios económicos, pero sin contar con el pueblo. Su lema fue “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”. El monarca se rodea de políticos reformistas, destacan Campomanes y Floridablanca.

La política reformista de Carlos III:

  • Reformas sociales: Se mantienen los privilegios de la nobleza y los derechos señoriales, pero se limita el número de hidalgos y se declaran honestas todas las profesiones manuales y el comercio.
  • Reformas agrarias: Buscan aumentar la producción agraria y crear un mercado interior libre de trabas institucionales; fomentar la estabilidad social; y elevar los ingresos agrícolas del Estado. Para mejorar el medio rural se liberaliza el comercio de cereales, se reduce los intereses ganaderos de la Mesta y se lleva a cabo la repoblación de comarcas deshabitadas (La Carolina, La Carlota, Santa Elena).
  • La creación del Banco Nacional de San Carlos como medio de financiación de la deuda del Estado.
  • Las reformas educativas: Se reforman las universidades y se da importancia a las ciencias y la medicina.
  • Los límites del reformismo: El Motín de Esquilache (1766). Sus causas están en el hambre, las subidas del precio del pan y la oposición a las reformas. La chispa es la prohibición del uso de la capa larga y el sombrero de ala ancha. El pueblo madrileño asalta las casas de Esquilache y Grimaldi y se enfrentó a la Guardia Real. Carlos III apacigua la revuelta cesando a Esquilache, prometiendo la anulación de las medidas y garantizando la rebaja de los precios y la supresión de la Guardia Real. Consecuencias: Supone un golpe en la política reformista de Carlos III (anula las promesas hechas), aunque se mantiene con más prudencia.

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