Prosa didáctica y personal en la literatura española del siglo XVIII

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Benito Jerónimo Feijoo: monje benedictino que buscaba la renovación de la teología combinada con el método científico. Pretendía integrar el espíritu científico con el pensamiento de la Iglesia. Entre sus obras destacan el “Teatro Crítico Universal”, que supuso una contribución a la divulgación de ideas como la dignificación del trabajo, el utilitarismo o el pacifismo favorable a la economía; y las “Cartas eruditas y curiosas” en las que combate la superstición y el fanatismo a favor del pensamiento racional.

José Cadalso: uno de los talentos críticos del siglo. Comenzó en la prosa con su obra “Los eruditos a la violeta”, en la que critica a aquellos que pretenden saber mucho con escaso estudio. Su obra maestra es “Cartas marruecas”, que tiene como tema principal el análisis del carácter español y del atraso social, político y económico de España con respecto a Europa. Es una obra epistolar que recoge la correspondencia entre un joven marroquí, Gazel, su protector, Ben Beley, y el español Nuño.

Melchor Gaspar de Jovellanos: destacan sus condiciones de intelectual, polifacético y culto, siempre interesado en actividades de tipo social y político. Caben destacar sus obras “El informe sobre la ley agraria” y “Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España”.

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