Psicomotricidad: Fundamentos, Objetivos y Ámbitos de Intervención
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Fundamentos y Aplicaciones de la Psicomotricidad
La psicomotricidad parte de la premisa de que la experiencia corporal es la base fundamental para el desarrollo de la identidad, la expresión de las emociones, el cimiento de la inteligencia y su manifestación, el organizador de la motricidad funcional, expresiva y relacional, y el regulador del comportamiento.
Esta disciplina considera al niño en su globalidad estructural y funcional. El niño organiza progresivamente el mundo a partir de su propio cuerpo y de la relación que establece con las personas y objetos que le rodean. Por consiguiente, el trabajo psicomotriz pretende que la persona viva y sienta su cuerpo en toda su globalidad y en interacción con el medio.
Objetivos Específicos de la Psicomotricidad
La principal finalidad de la psicomotricidad es el desarrollo de las competencias motrices, cognitivas y socioafectivas, promoviendo así el desarrollo global de la persona.
Los objetivos específicos de la psicomotricidad incluyen:
- Estimular la capacidad sensitiva, centrada en las sensaciones relativas al propio cuerpo y al mundo exterior (los otros y los objetos).
- Educar la capacidad perceptiva mediante la toma de conciencia de los componentes y la organización de nuestro cuerpo.
- Estimular la capacidad representativa o simbólica.
- Desarrollar la comunicación corporal como consecuencia de las adquisiciones motrices.
Ámbitos de Intervención de la Psicomotricidad
La psicomotricidad tiene un amplio campo de intervención, en el que se distinguen tres niveles: educación, reeducación y terapia. La intervención puede llevarse a cabo a lo largo de todas las etapas del desarrollo humano: niños, adolescentes, adultos y personas mayores. Los colectivos a quienes se dirige pueden ser personas sin ningún problema o personas con alguna dificultad, ya sea física, psíquica o social.
La reeducación psicomotriz se dirige a personas con alguna dificultad y suele realizarse en grupo (se intenta dar respuesta a trastornos psicomotrices), mientras que la terapia psicomotriz se dirige a personas con mayores dificultades (deficiencias físicas, psíquicas o sensoriales) y, normalmente, el tratamiento es individual.