El realismo crítico y la renovación narrativa en la literatura de los años cincuenta

En los años cincuenta se mantuvo la corriente realista pero cambiando a la del tipo crítico, es decir, se aplicó una crítica a la realidad de la época. Esto se combinó con otras corrientes como la novela de fantasía y la novela metafísica. El realismo crítico se caracterizó por diferentes aspectos como: la técnica objetivista que elimina la participación del narrador en la historia, la reducción de la historia narrada en un espacio y tiempo limitado. Vuelve el protagonismo colectivo. La Colmena, de Cela, hace una renovación narrativa en estructura y estilo, se ambienta en el Madrid de la posguerra y relata las privaciones, la miseria material, moral y social, el miedo y la impostura. La obra destaca por la fragmentación de las acciones y el predominio del diálogo, siendo la obra más representativa de los años cincuenta. En general se recurrió a un estilo sencillo, con un registro coloquial. Los temas de esta tendencia narrativa son la injusticia y la emigración. En esta década destacaron dos autores: Rafael Sánchez, con El Jarama como obra cumbre, e Ignacio Aldecoa con obras como Espera de tercera clase o Los pájaros de Baden-Baden.