Relación entre Iglesia y poder en los siglos XIX y XX

I.EINTRO

Durante los reinados absolutistas, las relaciones entre iglesia y poder eran muy estrechas, había una justificación divina del poder absoluto de los monarcas, constituían un estamento privilegiado, con instituciones jurídicas propias como la Inquisición medieval, eran manos muertas, por estas cobraban rentas y servicios a los campesinos y no pagaban impuestos. La sociedad era profundamente religiosa. La doctrina católica y sus ceremonias eran aceptadas y practicadas con fervor. Los monarcas españoles y sus gobiernos defendían el dogma católico frente a la herejía y a las desviaciones, llevando a situaciones de intransigencia e intolerancia religiosa.

NÚCLEO 1 (s.XIX)

Los liberales intentaron limitar el poder eclesiástico de diversas maneras; si dominaban los progresistas, éstos ponían en marcha las desamortizaciones, si dominaban los moderados, intentaban de nuevo las buenas relaciones con la Iglesia. Desaparición de los derechos jurisdiccionales, de las cargas campesinas, dictadas por el liberalismo y la economía liberal acabará debilitando el poder económico del que gozaba la Iglesia en el Antiguo Régimen, pérdida de privilegios que afectará también a su influencia en la moral social. Las primeras medidas reformistas aparecerán en 1810/12, en Cádiz: supresión de la Inquisición, eliminación de los privilegios de origen feudal, de los señoríos jurisdiccionales, una desamortización. La Constitución de 1812 declara la religión católica como oficial. De escasa vigencia por la restauración del absolutismo por parte de Fernando VII (1814-1820), estas primeras medidas volvieron a ponerse en práctica durante el Trienio Liberal (1820-23), para volver a ser paralizadas por posteriores gobiernos absolutistas. Fue en el reinado de Isabel II, cuando se realizó la transformación del régimen de propiedad (1835-1855). El progresista Mendizábal acometió la desamortización eclesiástica a la que hace referencia el Doc.1. Hubo dos decretos que afectaron, básicamente, al clero regular. Por el decreto de 1835 quedaban suprimidos los monasterios de las órdenes monacales, con excepción de aquellos que prestasen servicios de auxilio social. El decreto de 1836, declaraba en venta todos los bienes raíces de las instituciones suprimidas. La finalidad era solucionar los problemas hacendísticos, ampliar los apoyos al régimen liberal frente al carlismo y desmantelar el poder económico de la Iglesia. Durante la regencia de Espartero (1841) se completó esta desamortización. A partir de 1844 los gobiernos moderados paralizaron el proceso y alcanzaron un acuerdo con el Vaticano: Concordato de 1851, Doc.2., la Iglesia aceptaba las ventas, a cambio de que el gobierno español sostuviese económicamente al clero, se considerase al catolicismo como la religión del Estado, se prohibiese la práctica de cualquier otro culto, del predominio religioso en materia educativa... Las clases acomodadas que veían en la Iglesia una aliada para el control de la sociedad y garantizaban las posesiones adquiridas en el proceso desamortizador. Este terminará en 1855 con Madoz. El balance desamortizador será negativo para el poder económico y político de la Iglesia al decrecer sus posesiones y quedar reducidos los efectivos del clero a la tercera parte debido al abandono de conventos. La mayoría de la sociedad española del XIX conserva una profunda religiosidad. El liberalismo democrático continuará el empeño de restar influencia al sector eclesiástico y la Constitución democrática de 1869 hablará de libertad de cultos, eliminando la confesionalidad del Estado, se va manteniendo el culto y a los ministros de la religión católica.