El Renacimiento: Transformaciones sociales, culturales y científicas en la Europa del siglo XVI

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El auge del capitalismo y sus consecuencias

Durante el siglo XVI, el capitalismo sustituyó al feudalismo en muchos lugares de Europa. El trabajo de los hombres se convirtió en mercancía que se compraba y vendía. El dinero se convirtió en la fuerza que todo lo podía.

Esto produjo grandes cambios en las formas de vida, como el auge de las ciudades y el comercio. La burguesía se enriqueció y se acercó al poder, volviéndose más conservadora e imitando a los grandes señores comprando tierras y viviendo de las rentas. La aristocracia se acomodó a los nuevos tiempos y adoptó las formas de vida de la burguesía.

Políticamente, los reyes incrementaron su poder y crearon los Estados nacionales. En el campo científico, Copérnico demostró que el Sol era el centro del sistema solar y que la Tierra giraba sobre su eje.

Estas transformaciones se produjeron en medio de fuertes conflictos, como revoluciones de campesinos, guerras entre las nuevas naciones y la aparición del protestantismo.

España en el siglo XVI

España fue un país poderoso durante el siglo XVI, dueño de un extenso imperio. La política imperial y las continuas guerras exteriores acarrearon cuantiosos gastos que no se compensaban con riquezas. En consecuencia, la vida en España era difícil y abundaban los vagabundos y mendigos en busca de alimento, como se puede comprobar en el Lazarillo de Tormes.

La nobleza ocupaba el lugar más alto de la escala social, aunque existían muy distintos aristócratas: la alta nobleza (condes y marqueses), los caballeros y, en último lugar, los hidalgos, que gozaban de privilegios. Los impuestos eran pagados mayormente por campesinos y comerciantes, por lo que burgueses y funcionarios hacían lo posible para conseguir al menos la categoría de hidalgo.

Gran problema fue también el de las minorías religiosas de judíos y moriscos. Tras la orden de expulsión de los judíos a finales del siglo XV, una parte abandonó el país y otra se convirtió al cristianismo y permaneció en España. Bastantes de estos conversos continuaron practicando su antigua religión en secreto, algunos no profesaban ninguna religión y otros se convirtieron sinceramente al cristianismo. No obstante, los conversos o cristianos nuevos fueron vistos por los cristianos viejos con suspicacia y en muchos casos fueron perseguidos por la Inquisición.

Los moriscos, descendientes de los musulmanes que habitaban en la península, eran agricultores muy pobres o jornaleros al servicio de los señores. Nunca asimilados por la mayoría cristiana, fueron también víctimas de los recelos y las persecuciones, lo que produjo muchas revueltas y conflictos.

El Renacimiento: una nueva era cultural

El término Renacimiento define el periodo cultural y social posterior a la Edad Media, cuando renace el interés por los autores griegos y latinos. La cultura, las letras y las ciencias son una necesidad de los tiempos: favorecen el desarrollo material y son muy útiles para el gobierno de los Estados. Así, los reyes conceden privilegios a las universidades porque cumplen esa función social imprescindible: en ellas se forman juristas, médicos, etc.

Los rasgos más importantes de la cultura renacentista se relacionan con la mentalidad burguesa:

- El hombre pasa a ser el centro del mundo y de ahí que Humanismo pase a ser sinónimo de Renacimiento. - Hay vitalismo del arte y de la literatura renacentistas y esplendor de cortes y palacios, con fiestas y lujos. Se canta al amor y a los placeres, en una sociedad alejada ya de la medieval. Es una época de optimismo. - La naturaleza parece estar a disposición del hombre, que con la ciencia y la técnica, se cree capaz de dominarla. - El racionalismo será un rasgo nuevo de la época y de ahí el nacimiento de la idea de progreso: el mundo puede avanzar indefinidamente y el ser humano superarse en el terreno moral. Se considera, pues, que el saber hace mejor al hombre. - Este deseo de perfeccionamiento tiene que ver con las ideas del neoplatonismo, concepción filosófica según la cual la realidad material es reflejo de otra espiritual superior que se pretende alcanzar mediante el conocimiento o por otros caminos que conducen a lo espiritual (el amor, la belleza, etc.).

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