La Revelación de Dios en la Historia

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Dios se ha hecho presente en la vida de los seres humanos. Él ha tomado la iniciativa de comunicarse y manifestarse como es. Ha sido un acto totalmente libre, que ha hecho posible que se le conozca y que se pueda mantener una relación personal con él. La Biblia transmite cómo Dios ha querido ofrecer su salvación y su proyecto de amor para toda la humanidad. Lo ha hecho de forma progresiva y de un modo que pueda ser entendido por todos. Se revela primeramente en la historia del pueblo de Israel.

La Alianza de Dios con Abrahán. Un pueblo y una tierra

El primer encuentro personal de Dios en la historia de la humanidad, y que dará comienzo a la configuración de un gran pueblo, se realiza con Abrahán, un nómada que se dedicaba al pastoreo. Dios llama a Abrahán para que salga de su tierra con el fin de convertirle a él y sus descendientes en un gran pueblo. A cambio de la promesa de una gran descendencia, Abrahán y sus descendientes deben reconocerle como un Dios único, abandonando la costumbre de los pueblos nómadas de adorar a múltiples dioses. Dios se manifiesta a Abrahán en el encinar de Mambré, y allí construirá un altar al Dios único, Yahvé, como recuerdo de la promesa. Esta alianza implica, además, romper con los vínculos apoyándose solamente en la palabra de Yahvé: una tierra desconocida, una descendencia y la protección constante de Dios. El signo externo de la alianza entre Dios y Abrahán será la circuncisión. Es la condición que Abrahán y sus descendientes deberán cumplir.

Moisés. El Dios liberador.

Moisés vivía en Madián junto a su familia. Allí, Dios le revela que ha escuchado los gritos de dolor de su pueblo y le comunica su voluntad de liberario de la esclavitud.
Después de huir de Egipto, mientras caminaban por el desierto, Dios renueva la alianza en el monte Sinaí. La Ley será el signo de este nuevo pacto. Los diez mandamientos y la experiencia de la liberación, Pesaj, se convertirán desde este momento en el fundamento de la vida del pueblo hebreo. Josué, sucesor de Moisés, guía al pueblo de Israel a Canaán, la Tierra Prometida. Allí se establecen, cumpliéndose la promesa que Dios había hecho a Abrahán de que Israel tendría una tierra en propiedad.

El pueblo de Israel se olvida de la alianza con Dios

El deseo de Dios es revelar su plan de salvación para toda la humanidad. Por ello, escoge a un pueblo concreto, el pueblo de Israel, para que sea testigo de la intervención de Dios en favor de los seres humanos. Realiza con ellos una alianza que implica vivir en fidelidad. La Biblia nos cuenta cómo el pueblo de Israel olvidó reiteradamente este compromiso. En muchas ocasiones desprecian la palabra dada por Dios. En esos momentos, Dios se mantiene fiel a su promesa y renueva la alianza con su pueblo.
Ante la infidelidad, Dios permanece fiel. Él nunca se olvida de la palabra dada a su pueblo. Su amor es mucho más fuerte que los actos de rebeldía y abandono.

El desierto. La prueba de la confianza en Dios

Después de la experiencia de liberación de la opresión de Egipto, el pueblo judio vuelve a reconocer a Yahvé como su único Dios y Señor. Los israelitas sienten su presencia cercana y experimentan su fidelidad permanente. Quedan impactados por su extraordinaria actuación ante el faraón. Han visto su poder y su fuerza. Descubren que es fiel a su palabra y a su compromiso de salvación. A pesar de ello, cuando comienzan su peregrinación por el desierto y se presentan las primeras dificultades, el pueblo vuelve a dudar de Dios y comienza a quejarse y protestar. El pueblo vuelve a la idolatría, apartándose del plan salvífico que Dios tiene proyectado.
Yahvé, que siempre es fiel, renueva la alianza con Israel. Les entrega su Ley, les da su protección y los guía hasta la Tierra Prometida. Este acontecimiento refuerza la fe de Israel, que reconoce a un Dios vivo que acompaña a su pueblo en todo tiempo y lugar y que se manifiesta siempre como el señor de su historia.

David.El rey que siente el amor auténtico de Dios

El rey David también habia experimentado el poder y la protección de Dios. Desde su infancia es elegido por Dios para manifestar ante el pueblo de Israel que Dios sigue actuendo en su favor. David confia plenamente en la palabra de Dios. Se enfrenta al gigante Goliat, un guemero filisteo, porque tiene una fe profunda en que tendrá el auxito de Dios. La victoria es la garantía de que Yahvé no abandona a su pueblo.
Alligual que había acumido en el desierto con el pueblo de Israel, David se olvida de Yahwvé y de su plan de salvación. Se siente poderoso en su trono y no cumple la ley de Dios. El reino está en guerra y todos los hombres están en la batalla. David se queda en su palacio, incumpliendo su deber de dirigir a los soldados. Comienza a descuidar la misión que Dios le había encomendado. Se enamora de Betsabé, esposa de Urías, yesta queda embarazada del rey David. Para ocultar su pecado ante el pueblo, abusa del poder que Dios le había concedido. Manda a Urías a una misión en el campo de batalla de la que no volverá con vida. Dios reprende a David por sus actuaciones. Son contrarias al deseo y al proyecto que Dios ha trazado para su pueblo. Envia al profeta Natán para que denuncie su pecado.

La antigua alianza.

Preparación para el encuentro definitivo con Dios

Durante el reinado del rey David Israel vivió en paz, unidad y prosperidad. Su sucesor, el rey Salomón, comenzó también a adorar a otros dioses, olvidándose del Dios único de Israel. Yahvé anuncia a Salomón que, por no haber sido fiel a la allanza, dividita el reino. Al morir Salomón, una guerra civil separa el reino del norte, Israel, y el reino del sur, Juda. Con el tiempo, el reino de Israel sería conquistado por Astria y el reino de luca por Babilonia. El pueblo de Israel comienza a vivir una etapa difícil de su historia. Es exiliado de la tierra que Yahvé había prometido a sus padres. El reino del sur volvería del exilio, pero permanecería bajo la autoridad de los babilonios en un principio, seguidos de los persas, los griegos y, finalmente, los romanos. A lo largo de todo este tiempo, los profetas continúan recordando al pueblo de Israel que Dios no lo ha abandonado. Les anuncian a los hebreos la llegada de un Mesías, del Ungido de Dios, que vendría a liberarlos y a restaurar la alianza de Yahvé con su pueblo

La nueva y definitiva alianza. Jesús de Nazaret

La vida, muerte y resurrección de Jesús sellan esta nueva alianza. La nueva allanza no se va a fundamentar en el miedo o en el temor, sino en el amor sincero y misericordloso que siente Dios por el ser humano. Es el nuevo rostro de Dios revelado por Jesús. Un Dios Padre que invita a todas las personas a vivir unidas a el, formando el nuevo pueblo de Dios. Jesús anuncia y hace presente el reino de Dios, entendido como una vida
plena para todos, que se va construyendo cuando hay un compromiso sincero en la edificación de un mundo más justo y solidario.
Jesús no es simplemente el mediador de esta nueva alianza, sino el cumplimiento definitivo de la promesa salvadora de Dios. Los pobres, los que sufren, los excluidos, aquellos que no encuentran sentido a lo que les ocurre, son los que experimentan hoy en sus vidas la fidelidad de Dios, que se ha hecho hombre para darles esperanza y una razón para seguir viviendo.

La eucaristía. La alianza del amor

El pueblo de Israel sellaba las alianzas con Dios por medio de un sacrificio de animales.
Este rito tenía un significado muy profundo. Los judíos consideraban que en la sangre estaba la vida. Dar la sangre era dar la vida. Cuando la víctima era sacrificada, se dividía en dos. Una parte se ofrecía a Yahvé y la otra la consumía la persona que estuviese realizando el rito. Este gesto daba lugar a un banquete ritual, que simbolizaba la unión del pueblo de Israel con Dios.
La noche en la que los hebreos iban a ser liberados de la esclavitud. de Egipto, celebraron una cena ritual. La cena de la Pascua. En ella tenían que sacrificar un cordero y comerlo en familia. Los judíos repetían todos los años esta cena en recuerdo de la acción salvadora de Dios. Jesús también celebró esta cena con sus discípulos, pero actualizando su significado y convirtiéndola en el signo de la nueva alianza.

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