La Romanización en Hispania
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La organización político-administrativa
Tras la dominación de todo el territorio, Augusto (27 a.C.)
El desarrollo de las formas de vida urbanas. Las ciudades eran (ciudades indigenas(inmunes,feudales y ciudades estipendarias)/colonias).
Socialmente: la incorporación a una sociedad esclavista muy jerarquizada como la del Imperio. Entre la población libre encontramos: el orden senatorial (ciudadanos romanos dueños de grandes latifundios) el orden ecuestre (por lo general la aristocracia de los pueblos sometidos que controlaba los cargos políticos locales y provinciales) y la plebe (pequeños propietarios agrícolas, artesanos y trabajadores libres. No obstante, no todos poseían los mismos derechos, que se distinguían entre ciudadanos romanos, latinos y súbditos. Eso fue así hasta que en el 212 d.C, Caracalla concedió la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio. Por debajo encontramos a los esclavos, que no tenían derechos ni eran libres.
Todo lo dicho culmina con la asimilación de la cultura, las leyes, costumbres y religión romana. El latín y su uso se extendió. Incluso algunos relevantes autores latinos fueron de origen hispano: Mela (geógrafo), Séneca (filósofo) o Lucano (historiador). El derecho romano se impuso y regulaba las relaciones privadas, las instituciones políticas y su funcionamiento. Sirvió para cohesionar la sociedad y difundir los principios de justicia y convivencia. Las creencias religiosas romanas se fueron imponiendo, aunque se respetaron las creencias locales se impuso el culto al emperador y a los tres dioses de Roma: Júpiter, Juno y Minerva. Más tarde, a partir del siglo III d.C., se difundió también el cristianismo en Hispania. En un principio los cultos cristianos fueron perseguidos porque sus fieles se negaban a adorar a los dioses romanos y, sobre todo, a dar culto al emperador. Pero el Edicto de Milán(313d.C.)decretó la libertad religiosa y reconoció legalmente el cristianismo, que pasó a convertirse en la iglesia oficial del Estado con el emperador Teodosio I en el año 380.
Muestras visibles del proceso de romanización sobre el territorio son la infinidad de obras públicas como los acueductos (Segovia), los puentes (Alcántara), los teatros (Mérida, Sagunto, Cartagena)…