Teatro del Siglo de Oro en España

Lope de Vega

Lope de Vega escribió comedias basadas en la historia y las leyendas españolas, destacando Fuente Ovejuna, Peribañez y el comendador de Ocaña o el caballero de Olmedo, ambientadas en la Edad Media. También escribió comedias de asunto inventario, se incluyen aquí comedias de enredo, de capa y espada, costumbristas, de asunto rural o urbano. Destacan el villano en su rincón, el castigo sin venganza, los Melindres de Belisa... Escribió teatro religioso con distinta inspiración, hay autos de Navidad, los autos sacramentales, las comedias de tema bíblico y las comedias hagiobiográficas.

Fuente Ovejuna (Lope de Vega)

En primer lugar destaca la presencia del personaje colectivo, que cobra fuerza ante las injusticias y actúa como una sola persona contra el opresor. Esto da a la obra un toque de revolución popular quien, contra lo que suele ser habitual, pone al público por encima del tirano. Fuenteovejuna es un drama de honor, en este caso el honor que se ha mancillado es el de todo el pueblo.

Calderón de la Barca

Hay dos épocas que marcan su evolución. En la primera mitad sigue la comedia lopesca, y en la segunda añade aportaciones personales al modelo y lo transforma a su manera. Destaca la presencia de lo ideológico y lo filosófico, la creación de personajes concebidos a veces como símbolos y el gusto por la escenografía y la tramoya. Calderón siente una mayor preocupación por la forma y es importante la presencia del monólogo y el tono reflexivo. Escribió dramas de honor, se observa toda la crudeza del código del honor, que aporta posibilidades dramáticas a causa de sus leyes rigurosas. En el alcalde de Zalamea, el protagonista que es un rico labrador Pedro Crespo, condena a morir a un capitán del ejército que había mancillado la honra de su hija. Escribió comedias de enredo, hay presencia de situaciones de capa y espada, con enredos y ambiente urbano. Teatro para la diversión en el que es importante el protagonismo femenino. Obras de tema religioso tratan asuntos teológicos, bíblicos y de reflexión sobre los dogmas y la fe. Autos sacramentales: Calderón fue el mayor cultivador de este género, en el que se mostró muy prolífico y al que dio un gran rigor teológico. El mismo los definió como sermones puestos en verso.