El Trienio Liberal y la Restauración Absolutista en España

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Los conflictos y tensiones durante el Trienio

Las reformas suscitaron rápidamente la oposición de la monarquía de los absolutistas. Fernando VII había aceptado el nuevo régimen forzado por las circunstancias. Paralizó las leyes que pudo, frenó la abolición de los señoríos. Conspiró contra el gobierno buscando el poder absoluto. El descontento de los campesinos se tradujo en protestas y levantamientos, las reformas del trienio, aboliendo señoríos jurisdiccionales, no incorporado en aspiraciones básicas como el acceso a la propiedad de la tierra y en afectivas rebaja de los impuestos. Los antiguos señores eran los nuevos propietarios y los campesinos se convertían en arrendatarios que podían ser expulsados de la tierras si no pagaban, con lo que querían los derechos tradicionales. La nueva realidad del pago obligaba a los campesinos a vender los productos para conseguir dinero en condiciones desfavorables. La nobleza tradicional y la Iglesia perjudicadas por la supresión del diezmo y los privilegios, y por la venta de bienes monacales, estimularon la revuelta contra los gobernantes del Trienio. Las tensiones se produjeron también entre los liberales que se dividieron en dos tendencias: los moderados gobernaron hasta 1822 partidarios de reformas más favorables de las élites sociales, que no provocasen conflictos con el rey y estaban a favor de la negociación política con los realistas. Y los exaltados, organizados en sociedades patrióticas, planteaban la defensa inapelable de las libertades, el plena desarrollo de la Constitución y la necesidad de reformas radicales más próximas a las clases medias y populares.

La liquidación del Trienio

El triunfo del liberalismo se contagia a otros territorios y alarma a las potencias que habían formado la Santa Alianza con el objetivo de intervenir militarmente ante cualquier amenaza liberal. Las demandas de ayuda de Fernando VII como 'rey secuestrado por los liberales' dieron lugar a la formación de un ejército francés, los Cien Mil Hijos de San Luis, que bajo el mando del duque de Angulema atravesó los Pirineos en 1823 con el fin de restablecer el orden tradicional. La resistencia del ejército liberal fue escasa. En Cataluña las tropas se enfrentaron a los invasores. Tampoco se consiguió la intervención ciudadana ni la ayuda británica. Pero tras la ocupación de Madrid se nombró un Consejo de Regencia y un gobierno absolutista que derogó las normas y decretos promulgados durante el Trienio. Fernando VII recuperó su condición de monarca absoluto e inició inmediatamente la persecución de los liberales e implantó un régimen de terror.

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