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Dentro de la música brasileña, reconocida como una de las mejores del planeta, no hay dos nombres si se trata de elegir a una nueva figura surgida en lo que va avanzado de esta década. Ese nombre es el de Maria Rita, la cantante que con tres discos grabados en los últimos cinco años se ha transformado en el último gran descubrimiento de la música popular de su país
nCon la enorme sombra de Elis Regina (su madre) sobre su cabeza, orgullosa de ella, ha conseguido un espacio por sí misma en el competitivo y complejo panorama de la actual canción de su país y del mundo.
n María Rita Mariano (1977) es hija del pianista Cesar Mariano Camargo y la gran cantante brasileña. Nació en Sao Paulo pero a los 16 años se fue a New York y solo volvió el 2002.
nCuando se decidió a hacer carrera con su voz, sabía a lo que se enfrentaba. Era difícil —lo es hoy todavía— que la gente no escuchara en ella a su madre, máxime cuando son perceptibles ciertas confluencias tímbricas.
n Tras ciertos cuestionamientos personales sobre ser cantante (“Necesitaba entender realmente por qué quería cantar”, ha dicho), recién a los 24 años empezó su carrera profesional, después de haber trabajado como periodista.
nUn paso clave en su carrera es el que dio Milton Nascimento al apadrinarla cuando ni siquiera había grabado su primer disco. Un año antes él la invitó a participar en su álbum Pietá (2003), y fue un gran espaldarazo, igual al que le dieron Rita Lee y Caetano Veloso, entre otros.
nSu primer disco “María Rita” (2003) fue un suceso. Como una bocanada de aire fresco llegaron a los oyentes “Cara Valente” (sambiña), “A festa” o el bolero “Dos gardenias”, como la avanzada de un disco que al año siguiente conquistó tres Grammy Latinos, después de haber hecho época en Brasil.
nDos años después vino “Segundo”, álbum donde profundiza el formato de trío de piano, bajo y batería de ascendencia jazzística, en el que grabó canciones de autores clásicos (Chico Buarque y Edu Lobo) y de nuevos autores donde la voz destaca por su fuerza expresiva en medio de armonías inquietantes.
nEl año pasado lanzó “Samba Meu”, que refleja su participación activa en los carnavales, es parte de la comunidad del samba y no es una advenediza.
nPropone una nueva lectura de la tradición, no repite, busca nuevos caminos expresivos, vocales e instrumentales, así como nuevos autores.
n Maria Rita interpreta de manera personal las raíces del samba pero cercándose al latin jazz, a veces al pop, ampliando el trío de piano, contrabajo y batería con guitarras, percusiones brasileñas y con letras de autores jóvenes salvo el célebre Gonzaguinha. Veamos una de sus canciones más populares hasta el momento: “Samba meu”
nDonde sobresale:
n1.- Un registro vocal (mezzo) que le permite interpretar diversos tipos de canciones, algo parecido a lo que hacía su madre pero diferente.
n2.- Un fraseo influido por voces como la de María Bethania y grandes del jazz como Ella Fitzgerald, Sara Vaughan y Billie Holliday.
n3.-Una conexión con la tradición de la música popular de su país, más abierta a otras músicas, menos encasillada.
n4.- Dos caras de la canción popular brasileña, es decir puede ser alegre y festiva como un samba e íntima, callada, retraida y melancólica como un bossa nova.
n5.- Innovación en el formato instrumental: batería, bajo acústico y piano acústico que no se usa actualmente para el samba en Brasil. Igual que la utilización moderada y equilibrada de instrumentos de percusión brasileños (como la cuica) o el característico cavaquiño.
n6.- Propone matices, colores, atmósferas, aires. Lo suyo es tenue, suave, melódico, como una acuarela. Decir mucho con poco.