Descartes: vida, método e filosofía

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Descartes: (1596 y 1650). Nació en Francia en el seno de una familia noble. Su madre murió al año de nacer y, con apenas ocho años, su padre lo mandó a estudiar al colegio dirigido por los jesuitas. Después estudió Derecho en la Universidad de Poitiers. Terminados sus estudios se dedicó a viajar. Más tarde se instaló en Holanda, en donde vivió durante 20 años. Holanda era entonces el paraíso del pensamiento libre. Y en 1649, se trasladó a Estocolmo para dar clases a la reina, pero la dureza del clima agravó sus problemas respiratorios y murió al año siguiente.

Dio una nueva orientación a la filosofía situando el énfasis en la validez del conocimiento humano. Estudió con los Jesuitas y aunque también critica las enseñanzas recibidas en Filosofía, la influencia de la escolástica queda marcada en su obra, sobre todo a nivel de vocabulario. Esto le lleva a escribir tres obras El discurso del método, Las reglas para la dirección del espíritu y Las meditaciones metafísicas.

Teoría del conocimiento

En torno a la última obra, se articula su pensamiento. Descartes dice que tenemos que alejarnos del saber tradicional y por ello elabora un método racional guiado por 4 reglas que debemos aplicar de forma activa en la investigación hacia el conocimiento. Busca la certeza y quiere para la filosofía un método tan exacto y riguroso como el de las matemáticas.

  • Regla de la evidencia: nos dice que solo aceptaremos como verdadero lo evidente (lo claro y distinto) - Es importante la duda - La duda sirve para llegar a la certeza.
  • Regla del análisis: nos dice que debemos dividir los problemas complejos en tantas partes como sea posible para poder solucionarlos.
  • Regla de la síntesis: implica ordenar el pensamiento pasando de las cuestiones más simples y fáciles de conocer a las más complejas.
  • Regla de la enumeración: debemos revisar los pasos para comprobar que no nos hemos saltado ninguno para evitar el error.

Partiendo de esta base veremos en qué consiste el método Cartesiano.

La duda metódica

A través de la duda se descarta todo aquel conocimiento falso, por lo que el resultado de la duda es el de rechazar los falsos conocimientos, abriéndonos camino a la verdad universal. Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable. La duda cartesiana es universal (afecta a todas las ideas).

Metódica es un método para llegar a la verdad. Y teorética (es teórica no práctica). Es una duda que se plantea por 4 motivos:

  1. Porque no podemos fiarnos de los sentidos, pues pueden engañarnos.
  2. Duda del razonamiento, porque hay hombres que se equivocan al razonar.
  3. También podemos dudar de la existencia del mundo exterior a nosotros muchas veces cuando dormimos.
  4. Porque hasta puede que un genio maligno haya puesto su empeño en que me equivoque siempre al razonar, con los cual ni las matemáticas serían ciertas.

El primer principio del saber. El alma (sustancia pensante)

Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que dudamos, mientras pensamos no podemos dudar que estamos pensando y por lo tanto que existimos. Descartes descubrió una verdad libre de toda duda. La primera intuición de una verdad indudable es pienso, luego existo. Y si existo lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, pues, la existencia de la sustancia pensante como primera verdad indudable.

Descartes está diferenciando dos planos en el pensamiento: el plano del contenido (lo que pienso) y el plano formal que se refiere a la actividad de pensar (que pienso).

Así, aunque todo el contenido de mi pensamiento fuera falso por los tres motivos de duda apuntados antes, sigue siendo verdad que pienso, que estoy pensando, que soy algo (“una cosa”, dice Descartes) que piensa. Aunque todos mis pensamientos fueran falsos, ensoñaciones o productos de mi razón manipulada por un genio maligno, aún queda algo verdadero, absolutamente verdadero: que yo los estoy pensando. Por eso Descartes denomina a esta verdad “el primer principio de la filosofía.

Ya sé con certeza que soy, pero aún no sé con claridad qué soy. Por eso empieza a examinar lo que él creía ser, un ser compuesto de cuerpo y alma. Lo que puedo saber con certeza es que soy una cosa que piensa, identificando rápidamente el pensamiento o el yo con el alma.

Investiga los contenidos de nuestra mente las ideas y nos dice que se pueden dividir en tres tipos.

  • Las adventicias son las que tenemos sobre el mundo, las que provienen de nuestra experiencia externa, por ejemplo la idea de caballo.
  • Las facticias son las que construimos combinando ideas distintas, como por ejemplo la idea de unicornio.
  • Las innatas son las que la mente trae en sí misma. Entre éstas, Descartes cita la idea de infinito, o la de perfección.

Existencia de Dios. Dios (sustancia infinita)

Dice que la idea de Dios es equivalente a la idea de infinito y se encuentra dentro de nuestra mente de forma innata. La cuestión es cómo pasamos de la idea a demostrar su existencia real.

A partir de la idea de infinito, Descartes demuestra la existencia de Dios. Y lo hace mediante tres argumentos:

  • Puesto que dudo, no soy perfecto, me reconozco como un ser imperfecto. Pero encuentro en mi pensamiento la idea de un ser perfecto.
  • Yo, que soy imperfecto, no puedo ser la causa de la idea de un ser perfecto, ni tampoco puede provenir de la nada, sino que tiene que estar en un Ser Perfecto.
  • Sólo un ser perfecto puede ser la causa de la idea de Dios que encuentro en mi pensamiento. Luego, tiene que existir Dios para poder explicar cómo ha llegado su idea a mi pensamiento.

El mundo (sustancia extensa)

A partir de la existencia de Dios, demuestra la existencia de la realidad exterior.

Si Dios es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que nos engañemos cuando pensamos que el mundo existe, luego el mundo tiene que existir.

Descartes no había podido demostrar a partir del cogito que a mi pensamiento corresponde una realidad, pero sí lo consigue a partir de Dios.

Descartes sostiene que sólo podemos conocer con certeza aquellas cualidades de las cosas que se presenten al pensamiento con claridad y distinción. Esas cualidades son longitud, anchura, profundidad, movimiento, que son objetivas y se pueden expresar numéricamente. Sin embargo, las cualidades secundarias como el color, el sabor, etc… son subjetivas y por eso las elimina de la física. En el universo cartesiano todo se reduce a materia y movimiento. Concibe el universo como una máquina, en el que todo funciona según leyes. El problema se le vuelve a plantear cuando se refiere al ser humano, porque si el ser humano es una máquina. Para resolver esta cuestión, Descartes adopta el modelo platónico según el cual el alma es independiente del cuerpo. El alma es pensamiento, mientras que el cuerpo es extensión. Pero ambas se comunican a través de la glándula pineal.

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