Ciclo de la violencia de género y factores de riesgo

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Ciclo de la violencia de género

- Fase de acumulación de la tensión, donde se producen incidentes "menores" de maltrato como reproches, gritos, gestos amenazantes, actitud hostil.


- Fase de explosión de la violencia, donde se producen conductas de violencia física, psicológica y/o sexual de manera más intensa y grave.


- Fase de amabilidad y afecto, donde tras el cese de la violencia, el agresor suele disculparse o justificar la violencia en un intento de minimizar la repercusión de su conducta, siendo usual que el maltratador realice una serie de promesas sobre la no ocurrencia en el futuro de estos episodios de violencia. Con los años y con la repetición de la violencia, esta fase tiende a desaparecer y también la de la acumulación de la tensión, llegando a ser el uso de la violencia de carácter continuo y habitual, siendo este momento en el que con más frecuencia la mujer decide pedir ayuda y abandonar la relación.


Factores de riesgo y factores que dificultan a la víctima la ruptura con el maltratador

La manifestación de maltrato de género se da en mujeres de todas las edades, clase social, situación laboral, tamaño del municipio en que residen, nivel educativo, posicionamiento ideológico u opciones religiosas, por lo que no existe un patrón que permita afirmar que existen características específicas de las mujeres que guardan una relación con la mayor o menor incidencia del maltrato.


La Comisión contra la Violencia de Género del Sistema Nacional de Salud (2006, 2012) ha establecido algunos factores que pueden asociarse con situaciones de maltrato como situaciones de cambio vital (embarazo y puerperio, separación, jubilación propia o de la pareja, etc.), situaciones que aumentan la dependencia (migración, enfermedad, dificultades laborales o desempleo, etc.) y situaciones de exclusión social (prostitución, drogodependencia, indigencia, etc.).


Existen colectivos que son especialmente vulnerables. Las mujeres con discapacidad y las mujeres migrantes. Las primeras, además de las barreras propias de las mujeres víctimas de violencia de género, tienen que enfrentarse a otras barreras como la dependencia del agresor, dificultad para contactar con servicios de intervención, miedo a la institucionalización y temor a no ser creída debido a ciertos prejuicios sobre la discapacidad.


Con respecto a las mujeres migrantes, algunos factores influyen también en una mayor predisposición victimológica como el duelo migratorio, el choque cultural, la carencia de redes sociales naturales en las que apoyarse, la posible percepción de las instituciones públicas más como una amenaza que como fuente de protección (temor a ser expulsadas o a que sus hijos les sean arrebatados) y miedo a no ser creída o a que la denuncia pueda afectar a su proceso de regularización.

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