El efecto de inmersión y la escenografía en el teatro de A. Buero Vallejo

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El efecto de inmersión y la escenografía

El espectador ve lo que ve Tomás e interpreta a su manera la realidad; cree en la Fundación hasta que Tomás se hace consciente de que se halla en una cárcel que él ha enmascarado. Hay una perfecta adecuación entre la forma y el contenido del drama, porque la actitud enajenada de este personaje es también usual en el espectador con relación a otras Fundaciones. Al mencionar esta identificación extrema conseguida por Buero, es evidente que no nos referimos a aquella que Brecht criticaba escribiendo que, «cuando la corriente entre escenario y público se producía sobre la base de la identificación, el espectador sólo podía ver lo que veía el héroe con el cual se identificaba». Esto ocurre en un primer momento. Pero la identificación con Tomás y su locura es tan sólo un paso previo hacia la reflexión crítica que se impone objetivamente al espectador al propio tiempo que al personaje. Así, el ensueño, la imaginación o, como dice el autor con una palabra muy de la época en que se estrenó, los hologramas, se van destruyendo poco a poco hasta que queda la verdad desnuda, el mundo gris y asfixiante, la muerte.

Queremos, por otra parte, destacar algo de interés al respecto. Tomás traicionó a sus compañeros tras ser torturado, y todos son por ello encarcelados y condenados a muerte. Ya en la cárcel forja el mundo de la Fundación, en la que se encontrarían para perfeccionar diferentes investigaciones. Cree también que su novia, Berta, está en otros pabellones de la misma Fundación y que a veces viene a verlo. En un diálogo que ambos sostienen al comenzar la representación, ella, que es solamente un desdoblamiento de la personalidad de Tomás, le dice por dos veces: «Aborrezco a la Fundación». En la objetivación de su pensamiento hay, pues, incluso inicialmente, una oposición o tensión dialéctica entre el haz y el envés de la Fundación y, en definitiva, de nuestro mundo, por ella simbolizado. Y si su posición no es unívoca, no puede ser tampoco total la adhesión del espectador.

Así, los “efectos de inmersión”, utilizados por Artaud2 se contraponen a los ya experimentados “efectos de distanciamiento” de Bertolt Bretch3. Con esto Buero Vallejo nos hace identificarnos con el personaje y una vez que ocurre esto nos aleja y distancia.

El teatro de A. Buero Vallejo es teatro de la palabra, es decir, es teatro en el que el contenido, el mensaje, es protagonista. No por eso la puesta en escena va a ser sencilla; al contrario, la escenografía es compleja y está al servicio del mensaje.

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