Moral sana Nietzsche

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La moral tradicional, ejemplo de moral contranatural, ha caído en los siguientes errores:
•El dogmatismo moral, al considerar los valores morales como objetivos y universales, olvidando que somos nosotros quienes los creamos.
•El antivitalismo, puesto que representa leyes que van en contra de de las tendencias primordiales de la vida; Nietzsche nos dice que esta es la moral del resentimiento contra los instintos y contra el mundo biológico y natural.
•El intelectualismo, que consiste esencialmente en la afirmación de que el conocimiento lleva a la virtud (verdad = bien = virtud), convirtiendo al sabio, al que da primacía a su parte racional y domina y sofoca su parte pasional e instintiva, en el modelo ideal de hombre. Nietzsche censura duramente este ideal y defiende el desarrollo de la parte vital e instintiva del ser humano en detrimento de su parte racional, que dictatorialmente ha imperado en la cultura europea desde los tiempos de Sócrates.
Esta moral contranatural se gestó en la filosofía de Sócrates, y el cristianismo siguió ese modelo. Antes de Sócrates los griegos identificaban la virtud con la alegría de vivir y con la afirmación trágica de la vida; una persona se consideraba virtuosa porque tenía alegría de vivir. Esta mentalidad cambia con Sócrates, que no identifica virtud y alegría de vivir. Para él la virtud procede del saber, de la razón; somos buenos porque sabemos lo que es el bien. Vivir bien ya no es estar contento de la vida sino cultivar la parte racional y sofocar nuestra parte pasional e instintiva.
Este modelo perduró en el cristianismo, que sigue la lógica instaurada por Sócrates de que la virtud no es la alegría de vivir, y además, a diferencia de él, no identifica la virtud con la razón y el saber sino con la renuncia al cuerpo y a los placeres: somos virtuosos si somos castos; la abstinencia del cuerpo y de los placeres es la fuente de la virtud. El cristianismo justifica el sexo solo con vistas a la reproducción y proclama que la castidad es buena y que son buenos aquellos que no gozan de su cuerpo. Por ello dice Nietzsche que la moral cristiana es una moral antinatural, contranatural, una moral que enferma al ser humano, va contra sus instintos, le hace sentir que su instinto sexual es malo, le desvitaliza, lo pone en contra de sí mismo y lo priva de una alegría elemental que está al alcance de cualquiera, o mezcla esa alegría con la culpa. 
Esta moral contranatural inaugura en Occidente un mecanismo psicológico que Nietzsche llama resentimiento. Este mecanismo consiste en privarse de algo que se desea exigiendo que todos los demás se priven también de ello, en prohibir a todos lo que uno se prohíbe a sí mismo. El resentimiento consiste en afirmarse a uno mismo eliminando lo diferente, exigiendo que todos se comporten igual que uno, uniformizando las conductas. El sacerdote judío renuncia al cuerpo no porque quiere sino porque debe, envidia a quienes no renuncian al cuerpo, y por envidia y para soportar su deber exige que nadie disfrute del cuerpo, por lo que declara que el cuerpo es malo y pecaminoso y convierte su renuncia personal en norma universal.
En resumen, Nietzsche llama moral sana a aquella que está regida por el instinto de vida y nos aleja de una forma de vida descendente. La moral sana es la moral natural, la que afirma la sola existencia de esta vida y conduce a vivirla de forma plena e intensa, sin trabas que la asfixien ni la encadenen a un falso mundo celestial por cuya consecución se sacrifique esta vida. La moral sana es la moral del hombre superior

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